Capítulo cinco: La verdad comienza a salir.

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        Esa noche, Scott no durmió en ningún momento, cuando lograba dormirse algo lo hacía despertar, a veces tenía pesadillas como las de aquella vez en donde alguien lo chocaba, otras veces soñaba con Isaac y otras tan sólo no podía cerrar los ojos por aquel mensaje de "te quiero" que le había mandado éste.

        Luego de dar algunas vueltas en la cama decidió bajar hasta la cocina, estaba en pijama, con un short y una camiseta sin mangas, caminó descalzo por las frías escaleras y cuando llegó a donde él quería se preparó una taza de café, puso a calentar el agua y preparó todo lo que era necesario para ello.

—¿Quién anda ahí?— La voz femenina de su madre se escuchaba desde del living.

—Soy yo, mamá...

—¡Oh! Me has asustado, ni te escuché bajar.

—¿Qué haces despierta a estas horas?

—No he podido dormir ¿Tú tampoco?

—Nop.— Contestó de mala gana. —Ni siquiera tengo sueño.

—Menos mal, en un rato tienes turno con Robert.— Sintió que debía decirlo y no encontró momento adecuado.

—Te escuché hablando por teléfono. ¿A qué hora?— Volvería a ir al psicólogo que había dejado hace un tiempo, creyó que lo necesitaría así que no se quejó.

—Pasadas las siete y media.

        Scott miró el reloj, eran las seis de la mañana. Para pasar el rato ellos dos se quedaron hablando, rieron despacio para no despertar a los demás, él le contó algunas cosas de su vida, le preguntó sobre Stephanie y ella se quedó callada, nuevamente estaba esa maldita sensación de que algo le estaban ocultando pero no dijo nada, prefirió dejar el interrogatorio para cuando llegara el momento de la sesión.

        La hora y media pasó rápido, era una mañana fría y lluviosa, ambos subieron a sus respectivos cuartos a cambiarse, Scott se había puesto unos jeans, unas zapatillas de un color blanco ya gastado, y una chaqueta para la lluvia sobre su sweater.  Tomó el viejo móvil que había dejado en la noche cargando y bajó donde su madre ya lo estaba esperando.

        Corrieron de la puerta hasta el auto tratando de mojarse lo menos posible, arrancaron el carro y salieron en dirección al consultorio donde tantas veces habían concurrido. Scott observó el celular entre sus manos, vio la lista de contactos y el de Isaac era el único que estaba allí. ¿Mandarle o no mandarle un mensaje? Era muy temprano pero creyó que sería buena idea el desearle un buen día.

"—¡Que tenga un buen día mi pelirrojo favorito!—" Escribió mientras sentía que las gotas que habían caído sobre su cabello rozaban su mejilla. 

        Isaac estaba durmiendo, pero despertó cuando escuchó el sonido de su móvil en el momento que llegó un mensaje. Sonrió al ver quien era el que lo mandaba. Al final respondió luego de unos quince minutos.

"—Que sorpresa tan hermosa el despertar con algo así. ¡Buenos días, compañerito!"

"—Lo siento ¿Te he despertado?"

"—No, ya estaba despierto. ¿Qué haces levantado tan temprano?—" Mintió, si estaba durmiendo pero no quiso hacerle sentir mal, a demás no se había molestado por ello.

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