Kiss and Make Up

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Itadori tomó un sorbo del vaso que tenía en su mano derecha y frunció el ceño, aquello que le habían dado era alcohol. Caminó discretamente hacia la ventana que tenía a su izquierda y tiró el líquido, no tenía humor para emborracharse.

Escuchó a Satoru reír y volteó a verlo. Satoru estaba empapado de sudor riendo sin parar mientras abrazaba a Nanami, quien le decía que lo soltara si quería vivir al día siguiente. Por un momento, cruzó miradas con el peliblanco y sintió una fuerte presión en su pecho.

¿Qué estoy haciendo aquí? —Se preguntó.

—¡Hermanooooo! —Escuchó a Toudou exclamar—. ¡Creí que no vendrías!

El pelirosado soltó un largo suspiro y sonrió lo más natural posible, esperando que Toudou no notara sus verdaderos sentimientos.

—No iba a hacerlo. —Dijo—. Estaba muy ocupado con mi tesis, pero creí que sería bueno desestresarme.

—¡Cierto, cierto! —Volvió a exclamar el pelinegro, destacando cuán ebrio estaba—. ¿Por qué Satoru no está contigo?

Itadori sintió que el alma se le caía hasta los pies. Deseó desesperadamente que Toudou no preguntara aquello y aún así sucedió.

—¿Hermano?

—Escucha, Toudou. No quiero que te alteres por lo que voy a decirte, ¿de acuerdo? —Habló lo más calmado posible—. Satoru y yo hemos terminado.

—¡¿Qué?! —Gritó Toudou—. ¡¿Terminaron?! Te engañó, ¿verdad? ¡Sabía que no podía confiar en él! ¡Iré ahora mismo a matarlo! —Toudou rompió la camiseta violeta que llevaba puesta—. ¡GOJO SATORU!

El peliblanco, que acababa de ser golpeado por Nanami, observó confundido a Toudou.

—¡Voy a matarte, Gojo Satoru!

—Detente, Toudou. —Susurró Yuuji—. Estás malinterpretando todo, deja que te explique.

—¡No hay nada que explicar, hermano! ¡Está claro que él es culpable!

La multitud guardó silencio para prestar atención a los gritos del pelinegro y Yuuji no pudo sentirse más avergonzado. Tomó el brazo de Toudou y gritó con todas sus fuerzas:

—¡¿Puedes siquiera escucharme antes de armar un escándalo?!

Toudou se detuvo en seco al escuchar la voz molesta de Yuuji y se disculpó. El pelirosado le pidió que lo siguiera, mientras todos los presentes susurraban sobre lo que acababan de ver.

—Le terminé yo, esta misma mañana. —Dijo finalmente.

—Pero hermano, tú lo amas. ¿Por qué razón habrías querido terminar esa relación?

Los ojos de Yuuji se cristalizaron al escuchar eso y rompió en llanto.

—Precisamente porque lo amo, Toudou. —Respondió con la voz rota—. Tras tanto tiempo estando juntos, comenzábamos a comportarnos diferente. El sexo dolía, los besos ya no eran mágicos y el silencio se tornó incómodo. ¿Tienes idea de lo horrible que es despertar y ver que tu pareja te da la espalda siempre? Si intentaba abrazarlo me decía "no estoy de humor, Itadori". ¡Me llamaba "Itadori", como si fuéramos extraños!

El pelirosado lloró más fuerte hasta sentir su garganta arder y dejó que Toudou palmeara su espalda. Estando allí, con los sentimientos a flor de piel, rememoró los sucesos de la mañana.

Despertó, como todas las mañanas, tocando el colchón hasta dar con la espalda de Satoru y sintió cómo lo rechazaba. Yuuji inhaló y exhaló repetidas veces para no llorar, pensando en todas las palabras que llevaba planeando meses atrás.
Cuando finalmente se calmó, fue hacia al baño para asearse y escuchó a Satoru suspirar con alivio.

Antología GoYuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora