Ocean Eyes

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Hoy, como todos los días, me he levantado tarde. Mientras desayuno, reviso cada una de mis redes sociales en el orden de siempre: Facebook, Twitter, LINE e Instagram. Al ingresar a Instagram, fotos de Gojo Satoru me aparecen el 99% de las veces y la nostalgia me invade.

Gojo Satoru es el modelo más popular actualmente y yo trabajaba con él, como un fotógrafo de miles que lo apoyaban durante sus sesiones. Mientras sigo deslizando el dedo en la pantalla, noto cómo gradualmente sus ojos oceánicos pasan de ser brillantes a desolados; está claro que ha posteado fotografías viejas y no cualquiera se percataría de eso, a menos que se fije cuidadosamente en cada detalle.

Me detengo a observar la última fotografía que posteó y cuando algo en uno de sus dedos llama mi atención, el pitido de mi celular me sobresalta. Al mirar la pantalla sé que debo prepararme mentalmente unos segundos y luego contesto.

—¿Sí? —Digo inseguro.

—Yuuji-san. —La voz de Satoru endulza mi oído—. Perdona que te llame, espero no interrumpirte.

—Para nada. —Le contesto más rápido de lo que debería—. ¿Está todo bien? ¿Necesitas algo?

Escucho su respiración, lenta y frágil, hasta que por fin decide hablar.

—Ryomen me pidió que te llamara.

El nombre de mi hermano mayor resuena en mi cabeza hasta hacerla doler. Sabía que Satoru no me llamó por voluntad propia, pero que mi hermano se lo haya pedido lo hace mucho peor.

—Yo... —Corta sus palabras de golpe—. Es decir, él quería que...

Durante varios minutos lo escucho enredarse con sus palabras y sé que se arrepintió de llamarme. Cuando conocí a Gojo Satoru, yo era un estudiante haciendo prácticas en la empresa de mi familia. Recuerdo que al dejar la oficina de Ryomen, él me llamó para hablar sobre Satoru.

—¿Qué opinas de él, Yuuji? —Me preguntó mientras me pasaba fotografías.

—Creo que es atractivo. —Respondí—. Es alto, cada parte de su cuerpo tiene proporciones perfectas y, ¿notaste el color de sus ojos? Seguro haría que este lugar ganara más fama.

—¿Insinúas que la empresa familiar no es popular, pequeño? —Dijo en tono burlón.

—¡No dije eso! Pero sería aún más popular.

—Bueno... —Se reclinó en su silla—. Concuerdo en todo lo que dijiste, el problema está en que tiene 28 años. Tú mejor que nadie, Yuuji, sabes cuán exigentes son con modelos que casi llegan a los 30.

—Tiene tu edad, eh. Luce más joven. —Dije con intención de burlarme de Ryomen, pero me ignoró—. Contrátalo, estoy seguro de que será todo un éxito.

Y vaya que lo fue.

—Yuuji-san. —La voz de Satoru por fin suena firme—. Ryomen quiere que me case con él.

—¿Y tú no quieres? —Interrogo.

—¿Tú quieres que me case con él, Yuuji-san? —Me pregunta y pierdo el control de todo—. Haré lo que tú me digas, de verdad.

—Satoru, esto no... No podemos volver a lo que teníamos. —Murmuro—. Si te quedas con Ryomen sabes que tu futuro como modelo seguiría asegurado durante un par de años.

—¿Y luego qué, Yuuji-san? ¡Cuando llegue a la edad en que las arrugas sean más notorias, dejaré de modelar! —Exclama furioso—. Estoy con Ryomen porque tú me lo pediste. ¡No querías que tu pobre hermano mayor sufriera un rechazo! Cuando me lo dijiste, estaba incrédulo de escuchar todo lo que salía de tu boca. ¿Sabes qué fue lo peor? ¡Que acepté estar con él!

—Satoru, no llores. —Digo en cuanto lo escucho sollozar—. No llores. Sabes que te amo, nunca dejé de hacerlo.

—Entonces abre la puerta y dímelo de frente. —Susurró—. Quiero escuchar en persona tus sentimientos sobre mí.

El celular se escapa de mi mano al escuchar los aporreos de Satoru en la puerta. Siento que el corazón se va a salir en cualquier momento de mi pecho, no puedo creer que esté aquí. Al observarlo por la mirilla, me topo con sus ojos, está intentando estúpidamente ver el interior de la casa.

—Satoru. —Susurro al abrir la puerta—. De verdad estás aquí.

Me observa desde 20 centímetros más arriba, con la espalda ligeramente arqueada y comienza a llorar. Esos ojos color cielo que tanto amo han vuelto a brillar, haciéndome suspirar como antaño por la tranquilidad que me transmiten.

—Tus ojos oceánicos. —Digo mi pensamiento en voz alta—. Tan calmados, pero profundos y poderosos. Cada día desde que te dejé estar con Ryomen, veo tus fotos y pienso en lo mucho que me encantan; provocas en mí una sensación de paz increíble, pero cuando te perdí... Supe que me quedé naufragando en ese bello color azul.

—¿Y no tenías miedo de ahogarte? —Me pregunta entre sollozos.

—Por un momento, cuando escuché a tu voz mencionar los planes de boda, sentí que me moría. —Confieso—. Y ahora, contigo aquí, sé que el riesgo valió la pena. Porque ahora nos veo juntos, navegando para ir a un lugar lejos de aquí.

Salto hacia el cuello de Satoru y él sostiene mi cintura con fuerza. Me disculpo mentalmente con mi hermano por escaparme con el hombre que ama, pero sé que él tampoco dudaría en hacerlo al ver esos ojos tan sublimes como el mar. 

Antología GoYuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora