Púdrete, idiota. Te amo.

644 113 19
                                    

Katsuki se siente algo más que angustiada, a pesar de poder tener un respiro al fin

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Katsuki se siente algo más que angustiada, a pesar de poder tener un respiro al fin.

Mas tiene sentimientos encontrados. Apenas acabó su trabajo, atinó a tomar su celular para revisarlo, llevándose la para nada grata sorpresa de encontrarse con cero mensajes de su novia, lo que la enervó peor.

Quiero decir, sabe que no es su culpa lo que sea que Eiji sintió en ese momento de riña, y que su mujer es muy tonta y despistada a veces, ¡pero la idea de que a Kirishima podría pasarle algo allá afuera estuvo más tiempo del que le gustaría en su cabeza!

Está preocupada, muchísimo. Aún sabiendo que Eiji tomó clases de defensa personal hace algunos años, no logra despejarse.

Baraja la posibilidad de salir a buscarle si la ingrata no osa volver pronto. Le da igual si, al final del día, ella no hizo nada malo. Solo necesita saber que Eiji está bien para poder relajarse y darle un golpecito en la cabeza, solo uno, con un martillo.

Suelta un suspiro en agradecimiento cuando oye el chasqueo de la cerradura y los murmullos de la pelirroja del otro lado. Es un alivio, aunque no pasa mucho para vuelva a cruzarse de brazos y fruncir su ceño.

En tanto, Eiji abría la puerta con sumo cuidado, temiendo molestar peor a su novia por el escándalo que suele hacer al llegar. Se dispone a cerrarla de igual forma mientras Catsuki baja y se pierde en algún lado de la casa cuando...

—Pero miren quién se dignó a volver.

La áspera voz de su novia a sus espaldas le genera un escalofrío y un notorio sobresalto. Percibe que tiene los ojos clavados en ella también, y agradece que no fueran metralletas o estaría a dos metros enterrada bajo tierra.

Kirishima voltea lentamente con una sonrisa boba en su rostro. Katsuki está allí parada y su lenguaje corporal le indica que no está de buenas. O sea, Katsuki nunca está de buenas buenas, pero ahora mucho menos que de costumbre.

—Hey, Bakugō...—saluda, acercándose a ella.

—¿Hey, Bakugō? —replica con sorna—. ¿Solo vas a decirme "Hey Bakugō"? —escupe, sin recibir respuesta aparte de una expresión tonta—. ¿Se puede saber DÓNDE demonios te fuiste y por qué mierdas tardaste tanto en volver?

—Solo salí a caminar, no me fui muy lejos, pero ¡es que- olvidé mi celu y no pude avisarte! Juro que intenté contactarte —habla apenada, bajando su mirada.

—Ah, bien. Y mientras tanto yo me quedé acá como boba mientras la señorita salía, que lindo.

—Baku, yo...

—¿Sí?

—Yo... tengo algo de sed, heh. Permiso.

Kirishima se redirige a la cocina en busca de una botella de agua fresca. El viaje que se mandó hoy la mantiene algo cansada y necesita de hidratarse un poco.

Peleas felinas | kiribakushima fem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora