Colita.

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Eiji se encuentra concentrada como nunca antes, casi golpeando las teclas de su Notebook en un ataque de creatividad

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Eiji se encuentra concentrada como nunca antes, casi golpeando las teclas de su Notebook en un ataque de creatividad. Debía de ser audaz en esto, volcar todo su conocimiento lo mejor posible.

Teclea, para y repasa. Está escribiendo un importante informe para sus estudios universitarios y necesita de todas sus neuronas para sacar una nota decente al menos.

En sus años más mozos, Katsuki le ayudaba a estudiar de manera eficaz (y algo agresiva, tal vez) o no conseguía pescar una. Al final, se había graduado siendo la doceava en su generación y está orgullosa de eso, pero fue todo gracias a su genial y 'femenina' novia y a sus mordaces enseñanzas.

Ahora que su pareja se dedica a algo completamente diferente y no puede ayudarle ni a repasar, es ella quien debía mantener a riendas su carrera y llevar los pantalones en su relación odio odio con el estudio.

Algún día lograría su meta. Bakugō se empeña en animarla cuando siente que no da más y ella se encarga de enorgullecerla y de tener autosuficiencia.

Está tan sumergida en su actividad, que no nota cuando un tierno animalito se cuela en su habitación sigiloso. Shirō caminaba con tranquilidad, meneando su colita en alto. Es en el momento donde se sube a la cama que Kirishima pega un sobresalto del susto, notándola.

—¡Uh, Cati! Me asustaste —le habla, pretendiendo que ella entiende—. ¿Pasó algo, bebé?

La animal se aproxima a ella y empieza a refregarse en busca de mimos y atención. Contempla la pantalla de la laptop y después a la pelirroja.

—Oh, ¿eso? Estoy escribiendo algo importante. Debo enviarlo en unos días como parte de mi trabajo, y bueno, quiero hacerlo bien para tener un buen futuro con Suki y darle una buena vida —acaricia el pelaje de "su bebé"—. Me duele un poco la cabeza, también.

La felino la observa hasta que se estira en respuesta y se encamina hacia el abultado pecho de la mujer, donde se queda parada mirando en dirección a la Notebook.

—¿Podrías refregarme el ano en otro momento? Es que-...

La gata empieza a presionar algunas teclas con sus patas y a mover el mouse sin cuidado.

—¡No, no! ¡Catsuki, aaah, deja eso!

Eiji intenta sacarla de encima suyo, pero Shirō cambió de página y ahora el cursor está sobre el ícono de Netflix y la gata se empeña en volver a sus boobs.

—Uh… tal vez tienes razón… una pausita para mirar una película y relajar la mente me vendría bien.

Y la supuesta "pausita" duró hasta que Bakugō volvió en eso de las ocho de la noche, siendo recibida por una procrastinadora arrepentida y una gata mañosa.

Y la supuesta "pausita" duró hasta que Bakugō volvió en eso de las ocho de la noche, siendo recibida por una procrastinadora arrepentida y una gata mañosa

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- escribí esto mientras mi gata me hacía lo mismo...
esta historia está dedicada a ella y a su malandrina forma de ser ò.ó

Peleas felinas | kiribakushima fem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora