No me ames III

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Ya llevaban unos cuantos días en el castillo del Oeste, la pequeña corría y saltaba por los grandes jardines, y la mayor solo la observaba  riendo y algunas veces corría detrás de ella para atraparla y hacerle cosquillas; ambas se sentían bien estando ahí.

Pero el Lord de esas tierras no podía decir lo mismo, el olor tan dulce que despedía la azabache y sus largos cabellos negros siempre le atraían, por las noches tenía que hacer acopio de todo su autocontrol para no ir a su cuarto y velar de serca y velar  sus sueño, como lo hacía en la aldea de Kaede. Así que para evitar problemas el platinado salía de su palacio a vigilar los alrededores y distraerse acabando con unos cuantos demonios que se atreviese a retarlo, para después regresar y enserrarse en su despacho arreglando los problemas diplomáticos de su territorio. Pero no sé imaginaba que ese día la chicha se colaría en su despacho para poder estar un poco más cerca de él.

— ¿Que quieres mujer?
— Pasar tiempo contigo, estar un rato juntos como antes.
— ¿Cuántas veces tengo que repetir que no eres nada para mí? No me interesa forma un lazo con...

No termino de hablar ya que ella se había lanzado a sus brazos y comenzó a besarlo, en ese momento él fue débil y correspondió de forma intensa el beso que le daba su pequeña azabache.

Al separarse el demonio se dió cuenta que los lindos ojos de la chica estaban derramando lágrimas y eso no le gustó.

— ¿Por qué lloras?
— Por la soledad... Porque me duele que estando tan serca de ti pretendas alejrame cuando sabes que no es lo correcto.
— ¿Por que te aferras a esto? ¿Porque piensas que podemos estar juntos?
— Yo te quiero tanto.

Seshomaru se alejó dándole la espalda.

— Eso no puede ser.
— Testarudo...ya no lo dudes más... Sabes que sientes lo mismo por mi...dime después de todo lo que pasamos ¿no piensas que lo justo es que estemos juntos?
— Comprendo la gran mentira que sería... El amor entre un Demonio y una sacerdotisa no puede ser.
— Está bien... Si tú amor no merezco, no me ames...pero quédate un poco más conmigo — dijo abrazándose al platinado enfrente suyo.

El voltee y la tomo fuerte de sus muñecas
— No me ames porque pienses que pareco diferente, porque no lo soy, sigo siendo el mismo que desprecia a los de tu especie, que no soporta tenerte a su lado, que te odia por lo débil que eres...

— !Ya basta! ¡Eso no es cierto!— lloró intensamente
Él suavizó su mirada, llevo sus manos al rostro mojado de la chicha, trato de secarlo y continúo
— No me ames, ¿que no ves que te haré sufrir? — tomo su manon y la puso en su pecho — este corazón está llenó de mil inviernos, no me ames, déjame con mi amargura... Lo único que puedo ofrecerte es compañía, para que mis días dejen de ser tan fríos y haya calides en ellos.

Al escuchar esas propuesta tan egoísta la chica se separó de él, lo miro entre triste y enojada.

— Entonces no... No quiero tu amor solo para que te olvides de tus días grises...quiero que me ames solo por amarme, por ser quien soy, por ser quien ha robado tu corazón, y que me trates como antes lo hacías — sus ojos azules ahora parecían un río desbordado y agitado por las emociones y gruesas lágrimas que salían de ellos.

Tras dedicarle una última mirada llena de tristeza se fue dejándolo solo en su despacho, y él...no sabía porque se sentía tan mal de verla así.

Aome fue a su abitacion primero, no quería que Lin la viera de esa forma, no era bueno que la pequeña comenzará a ver cosas extrañas entre su señor y ella, era mejor mantenerla lo más alejada de esos asustado. Al terminar de llorar su dolor y de limpiarse la cara para no levantar sospechas, se fue al encuentro de la pequeña.

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