1. En inglés siempre suena mejor

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Y otra vez tenía que pedirle ayuda a sus padres. Kaoru ya estaba harto de tener que pedir ayuda para poder pagar la renta. Hace ya más de un año que se había mudado fuera de la casa de sus padres para intentar demostrar que podía vivir de su arte.

Lamentablemente no estaba yendo tan bien, y esta ya era el tercer mes seguido que tenía que acudir a unos cientos extra de sus padres por su pequeño apartamento en la ciudad.

Kaoru iba a ferias, a exposiciones, a eventos, y a todo tipo de lugares y pocas veces lograba vender más de 3 cuadros por día. Era estresante. Él ponía tantas y tantas horas de esfuerzo por crear imágenes vivas sobre lienzo.

Bueno, debía mandar el mensaje pidiendo plata ya. Así que dejó la vergüenza a un lado y lo mandó.

Se volteó hacia su estudio, bah, qué estudio, hacia el rincón de su habitación. Allí se encontraban todas las cosas que necesitaba para su arte. Libros y libros de teoría artística, apilados en una torre que con las justas se mantenía estable.

Sobre eso se encontraba una cajita de madera negra sostenedora de pinceles. Por el piso había una docena de revistas referenciales todas destrozadas, y en el centro de todo, su caballete.

Era casi igual de alto que Kaoru, y había costado una fortuna. Era ajustable para cualquier tipo de lienzo y plegable para llevar. Pero había valido la pena.

El pelirosa se quedó unos momentos observando el linezo que estaba ocupando el lugar al momento. Recién lo había iniciado, entonces solo habían unas pinceladas marcando donde irían los colores.

Luego de una espera que pareció nula, su madre había respondió. Esto lo quitó de su pensamiento, y se volteó a tomar su teléfono. 'A ver que va a decir...' Pensó.

Mamá: Hola cariño, veo que haz vuelto a pedir. No hay problema, no vamos a dejarte en la calle ni nada, lo sabes. Pero ya tienes 26!
Por favor intenta buscar algún trabajo estable, es por tu propio bien. Aunque no quieras, el dinero es necesario.
Te voy a transferir así que estate atento! Y no olvides darme like en instagram como siempre. Jejeje bueno. Suerte.

Bueno, eso fue bastante mejor de lo que esperaba. Y como siempre, su mamá presionándolo para ir a ver su página de instagram.

Así era la madre de Kaoru, desde que descubrió instagram hace un par de meses se volvió algo adicta y parecía que volverse viral. Claramente no lo lograba pues no sabía como quitar la opción de cuenta privada, aunque si la tuviera pública no sería famosa pues solo publicaba fotos de plantas, cielos y sus tazas de café.

Con un salto, Kaoru se subió a su cama. A ver... instagram. No solía frecuentar mucho la aplicación, sólo cuando su mamá se lo pedía.

Una vez hecho lo que tenía que hacer- es decir, un par de likes y comentar emojis de corazón rojo, se dispuso a ver un par de historias antes de volver a dejar el teléfono.

Luego de pasar unas cuantas veces le apareció una propaganda pagada. Era de un artista... ¿acaso instagram lo espiaba? Bueno, le pareció interesante. Kaoru decidió gastar algunos más de sus preciados minutos revisando la cuenta. Esperaba encontrar algo de calidad.

Al entrar, Kaoru quedó sorprendido. Tenía unos sesenta y algo mil seguidores, y al parecer tomaba comisiones en tradicional y digital. Por un momento, el pelirosa se sintió celoso.

Así que claro, tomó la decisión más inteligente, crearse una nueva cuenta de arte. Si llegaba a ser así de grande quizás podría vivir de su arte. Soñar era gratis.

Así que tomó su laptop, se echó boca abajo en su cama y la abrió con un toque de impaciencia. Decidió descargar la aplicación de Instagram laptop (ya que en web corría muy lento a su parecer).

A Través de Pinceladas | MatchablossomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora