5. ¿Es normal que un extraño sepa tus medidas?

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Los ojos de Kaoru se abrieron 30 minutos antes de su alarma. Estaba más nervioso de lo que esperaba. Sabía que era inútil pues simplemente iniciaría un trabajo nuevo, pero el nudo en el estómago se apretaba cada vez que recordaba quién sería su nuevo jefe: Adam.

Las sábanas de la cama casi no se habían movido, como si un cuerpo muerto hubiera estado ahí. Débilmente usó su brazo para apartar estas, y desde su cama tomó su laptop y la prendió, aprovechando que se había despertado antes de lo planeado y tenía un poco de tiempo libre para flojear.

Ojos entrecerrados se deslizaban sobre palabras de múltiples redes sociales, Kaoru encontrando interés en cualquier drama tonto del momento. Leyendo opiniones, polémicas, adolescentes ofendidos por un chiste de humor cuestionable. Se sintió viejo, pues realmente ya no tenía la energía para participar de eso.

Pensándolo mejor, sí que tenía energía, lo que no tenía era tiempo. Hablando de tiempo, ya se le había pasado el tiempo libre, y sin mucho ánimo se paró para meterse a la ducha. Sus piernas obedecían sin fuerza, casi que arrastrándose. Había estado un tiempo despierto, sí, pero no se había parado de la cama.Se aseó rápidamente y se cambió. No estaba apurado, pero aún así Kaoru no perdió tiempo e hizo todo ágilmente. Después de todo era parte de su naturaleza ser rápido y no desperdiciar tiempo, así que eso.

Desayunó una ensalada de frutas, rápido y fácil de comer, mientras revisaba su Instagram. Lo usual, un pedido por sus pinturas ya listas, comentarios y likes a cientos. No esperaba tanto, a decir verdad. Kaoru recordaba cuando juraba que su cuenta sería un fracaso, y ahora, 3 mil seguidores. Habían sido un par de meses llenos de sorpresas.

Después de unos momentos ya estaba listo y a punto de salir.


El viento chocaba ligeramente contra su cara, la única parte de su cuerpo expuesta al momento. Vanamente intentaba detener esta corriente cambiando a donde miraba al caminar, pero seguía sucediendo. Decidió ignorarlo, igual estaba muy pronto a llegar.

Las puertas dobles del local se encontraban frente a él, cerradas, llamando a que Kaoru las abriera. Las luces de dentro se veían a través de las ventanas, necesarias gracias a la parcial oscuridad matutina. Kaoru tomó un respiro hondo, y con un paso determinante abrió ambas puertas.

-Ehem, buenos días a todos...

Las palabras fueron dichas antes de siquiera ver quién estaba dentro, y para la sorpresa de algunos, solo se encontraba Adam, o sea Ainosuke. No se acostumbraría a no llamarlo Adam, por lo menos por un buen tiempo.

-Buenos días Kaoru, ¡por favor pasa!

-Con permiso...

Kaoru zigzagueó entre los estantes del establecimiento, algunos llenos de lienzos, otros de cajas de variedades de lápices y lapiceros, algunos con plumones, acuarelas, acrílicos, todos los medios que podía imaginar. Todos menos pinceles.

Estos estaban en la mesa circular del centro de la tienda, y Adam justamente estaba parado ahí. Toda la circunferencia de la mesa estaba ocupada por repisas llenas de pinceles exclusivos, ordenados por tamaño y grosor. Era realmente muy atractivo visualmente, y tenía que darle crédito a Adam por eso.

-Todo está muy ordenado aquí.

-Claro, obvio, si no ¿cómo se supone que sea? Me subestimas.

-Erm, ¿perdón..?

-Si, si, no hay problema. Claro que no podrías entender esto. Pero no te preocupes- Adam se acercó a la oreja de Kaoru apoyándose en la mesa del costado -pronto lo harás.

A Través de Pinceladas | MatchablossomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora