Prólogo

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No todos los sueños dicen cosas, algunos incluso solo son pedazos de unos pocos reflejos de algo que pasó y que no debió convertirse en sueño. Otros, por su parte, llegan a nosotros por muchas razones, tantas que no entenderíamos nunca el funcionamiento de nuestra conciencia y la ciencia sabe muy bien a lo que me refiero. Cada noche en mis sueños, no soy yo, soy muchos otros buscando hablar y ya no me puedo controlar. Mis sueños no son como los de otros, casi nunca puedo soñar cosas buenas, románticas o sencillamente tranquilas. Mis sueños siempre hablan, dicen cosas que nunca entiendo y que estoy convencida que nunca podrían ocurrir pero, qué tan segura estoy ahora de que eso sea cierto.

Comencé soñando simples fracciones de espacios donde personas que no conocía aún, se desplazaban sin sentido como si estuvieran perdidas, como si buscaran algo o peor aun, como si se escondieran de alguien. Pasé el tiempo de todas mis noches averiguando en mi mente qué querían que yo viera, qué era eso que necesitaban que supiera, pero no encontré nada. Fueron muchas sueños perdidos, obligados o fuera de la normalidad de mis noches que poco a poco me obligué a viajar al mismo sueño cada noche sin percatarme que ayudaría a eso a salir de mi mente.

Nunca pensé que pudiera hacer venir cosas de un lugar a otro, y ahora entiendo qué era eso que esas personas buscaban y que nunca vi, hasta ahora. No entendía qué estaba pasando cuando aquella noche intenté dormir pero no pude hacerlo y hoy, se cumple una semana y media desde que mi insomnio me susurró al oído para que deje de luchar. Yo no quise dejar de dormir ni mucho menos dejarlos salir, pero ahora, yo soy ellos y ellos, cada día de todos mis días. No creo que exista algo o alguien que pueda ayudarme pero, de equivocarme, espero que me pueda hacer dormir.

Las personas no me creen, pero necesito ayuda.

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