A lo mejor el mundo no estaba preparado para mi muerte, o yo no estaba preparada para este mundo y morirme no era una opción en ese momento. Creí que podría librarme con tan solo dejarme ir, con morir y ya no ver, pensar o saber qué hacer ante todo. Era el perfecto roedor atrapado en todo esto y aunque buscara salidas o nuevas maneras de librarme de todo, no encontraba. Me dejé ir, y aunque ya estaba todo listo para hacerlo él me sostuvo, aquello de lo que huía hoy me salvaba.
Crecí acostumbrada al hecho de que los combatientes no son personas y con que no eran de fiar. Aquel día me sostuvo uno de ellos y no cualquiera, fue uno que impidió que esas cosas me mataran, uno que haría que mi pensar hacia ellos cambiara y no solo eso, aquel era uno de los cinco que nadie podía mencionar.
Esa tarde no morí gracias a él, Agnes era un combatiente que desde años atrás buscaba salvarme. Estaba frente a mí mientras que el resto de esas cosas seguían matando a otros, me salvó porque sabía quién era, conocía mi pasado y según él, todos los no humanos lo conocían también. Yo estaba confundida pero algo sabía, no estaba muerta pero pronto lo iba a estar a manos de éste. Al recobrar mi postura lo miré fijamente y me alejé un poco; aunque no podía creerlo sabía que no era igual a los otros. Tenía la misma forma física y la apariencia con la que hemos visto a los combatientes pero éste poseía cualidades que otros no, como la de ayudar; pero antes que eso, la de elegir.
No tenía ni idea de por qué a mí, si la mayoría corría peligro. Qué era lo que necesitaba de mí para llegar a ayudarme. Existía algo en él que me atraía, era una forma inexplicable de sentirme protegida, escuchaba voces de personas que no tenía a mi alrededor, algo me empujaba a sus brazos como lo hago cuando veo a mi madre o cuando alguien me pide un abrazo. Quién era éste que aunque no lo conocía del todo, sabía que tenía una clase de poder sobre mí y no podía resistirme. Mi cuerpo cedió a todo lo que era él y aunque quería correr, era muy tarde. No sentía peligro pero sentía miedo de tanta tranquilidad.
Al estar frente a él podía notar cómo los conejos dejaban de pasearse debajo de mí y comenzaban a sentarse como si quisieran escuchar lo que Agnes estaba por decirme. Era tan extraño que llegué a pensar que él había hecho todo esto pero lo que me dijo me dejó aun más preocupada.
—Mi nombre es Agnes, soy un combatiente creado por Monar con la única intención de dar pie a lo que junto a mis hermanos haremos con este mundo. Unos me llaman reclutador, hay mundos donde estoy señalado como el que colecta, pero simplemente soy ese que crea la unión. Cada mundo se ciega del poder que posee, de las cualidades que están al alcance de su mano, pero son sencillos y prefieren llevar una vida común, una aburrida y práctica vida donde el dinero, reproducirse o tener poder es suficiente. No conocen el poder, no han llegado ni cerca lo que significa esa palabra y es por eso que yo he vuelto. No vine ayudarte, viene a que te ayudes ti misma. El mundo pronto se extinguirá y cuando eso pase ya no tendrás opción.
Efectivamente, algo no estaba bien, el mundo sí estaba colapsando o al menos era el inicio, las personas estaban muriéndose a mi alrededor y mi familia seguía encerrada. No solo estaba impresionada por el poder que este combatiente había mostrado ante mí sino que desconocía todo lo que me decía. Necesitaba algo más que pudiera no solo explicarme lo que estaba pasando sino que me permitiera llevarme a mi familia lejos de todo esto. Comprendía que mi destino está vinculado con todo lo que había pasado anteriormente pero no sabía lo pronto que vendría a cobrarse. Me mantuve callada a la espera de algo más y fue cuando me dijo que cerrara los ojos, como no lo hice, él me los cerró.
—El mundo al igual que tú deben comprender que no siempre alguien quiere poseerlo. No es el único planeta allá arriba, existen otros mejores que éste pero no con ustedes. Te voy a mostrar lo que pasará más adelante cuando yo me haya ido y Taeros desborde su ira, Óflicis les de fuerza y llegue Gerio. No quiero que sufras lo que he visto en otros planetas, quiero darte la oportunidad de elegir vivir, está en ti ser espectadora o protagonista en esta historia, tu tiempo se acaba y yo estoy por irme.

ESTÁS LEYENDO
Yacer
Bilim KurguNo todos los sueños dicen cosas, algunos incluso solo son pedazos de unos pocos reflejos de algo que pasó y que no debió convertirse en sueño. Otros, por su parte, llegan a nosotros por muchas razones, tantas que no entenderíamos nunca el funcionami...