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Pov JiMin:

Aun después de haberle dicho que se marchará, él no lo hizo, lo cual por supuesto me sorprendió, aunque tampoco era como si estuviera ayudando, él sólo se quedó de pie observándome persistentemente, tanto que me encontraba demasiado incómodo, que un chico me mirara así se sentía extraño como a la vez errado.

— Deja de mirarme —dije en voz alta, él estaba a unos metros de mi, sabia que me había oído— he dicho que podías irte

— No quiero irme —dijo, su voz sonando peligrosamente cerca, cuando dirigí mi mirada a él, ya no estaba a unos metros, él literalmente estaba justo a mi lado, mis piernas temblaron por lo fuerte de su presencia y me vi obligado a retroceder unos pasos, él sólo sonrió con autosuficiencia— quiero quedarme con mi ángel un poco más ¿Tú no quieres eso? porque puedo ver en tus ojos que eso es precisamente lo que deseas, ¿Tengo razón?

Yo me quede en silencio, más que nada preocupado por su proximidad y por la seguridad con la que hablaba, su mirada me tenía inmóvil aún cuando con todas mis fuerzas intente retroceder, pero no podía, mis piernas no me respondían y él estaba tan cerca...

— ¡Jimin! —oí una voz conocida que me ayudo a reaccionar, JungKook se distrajo mirando hacia la dirección de aquella voz, lo cual aproveche para retroceder y dirigir mi atención a la joven que venía corriendo hacia mi— ¡Te extrañé!

Exclamó la chica cuando ya estuvo conmigo, prácticamente se lanzó a mis brazos, Haneul era una chica de 16 años que vivía en este lugar junto a su familia, ella siempre se ponía feliz cuando yo venía y por supuesto era una fiel seguidora de Dios. Sonreí correspondiendo a su abrazo, después de un momento nos separamos, ella llevó su mirada tras de mi, cierto, JungKook, él la estaba mirando fijamente, de una manera tan profunda que pareciera estar viendo a través de ella, lo cual era ridículo de pensar.

— Me alegra que estés aquí —dijo ella ignorando a JungKook— realmente extrañaba verte

— Haneul... honoríficos —le recordé, si bien ella era una buena chica, a veces me hablaba como si fuéramos amigos cercanos, cuando no era así, además yo era un sacerdote, con mayor razón debía hablarme con respeto— no lo olvides, ahora hazme el favor de ir a ayudar a Jin ¿Si? Yo iré enseguida

Ella asintió y pronto la vi marcharse otra vez, recién cuando ya no estuvo a la vista volteé a ver a JungKook, las palabras una vez más quedaron atoradas en mi garganta.

— Es una flor bonita, pero con raíces podridas —dijo él, yo lo miré confundido, él pareció notarlo— esa chica, parece tan inocente, pero para nada lo es, no dejes que vuelva a tocarte, si alguien va a corromperte, ese seré yo

¿Qué? ¿Acaso oí mal?

— Mejor vamos a ver a los niños —dije en busca de cambiar de tema— ya que no quieres irte, entonces quédate donde pueda verte, no confío en dejarte solo

— Ángel, yo encantado te sigo a todos lados —dijo él— desde atrás mejor, cuando caminas se te ve el culo de puta madre, seré tu satélite personal con tal de seguir viendo esta imagen

Él se coloco tras de mi y sentí su mirada precisamente en ese lugar, por lo que intenté cubrirme con mis manos, a lo que solo recibí carcajadas de su parte.

— Ángel, tus adorables manos no cubren ni la mitad de ese hermoso culo que te cargas —comento entre carcajadas—

Yo preferí alejarme antes de hacer algo de lo que me arrepentiría, como golpearlo o insultarlo, no podía hacer tal cosa, así que solo me alejé a paso rápido tratando de ignorar sus silbidos y sus "halagos" a mi parte trasera.

LIBIDO《KOOKMIN》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora