Diez

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No puedo detener el movimiento ansioso de mis pies, aun así me siento anclado al asiento. 

Todos se encontraban en el backstage, el telón bordó del auditorio se encontraba cerrado, se escuchaba el ruido de personas entrando, hablando, un murmullo usual. Ya había terminado la breve prueba de sonido, luego de unos ajustes de volumen y afinación de algunos instrumentos, ejecución corta de la música a presentar, todo el grupo se encontraba conforme con el sonido. 

Gracias al cielo que su voz se encontraba en perfectas condiciones, lo cierto es que intentó no usarla demasiado y reposar lo más que pueda, incluso intentando hablar menos. 

Una presencia tomó asiento a su lado y él lo supo, pero no volteó, estaba ensimismado, vagando en algún rincón de su mente. Entonces la otra persona a su izquierda envuelve la mano que reposaba en el asiento y es entonces cuando el otro tiene su atención. 

Yoongi le sonreía levemente, alentando en silencio. Que irónico porque de hecho el concierto era suyo y el que debería ser apoyado era él. Hoy apostaba a una beca que no se presenta demasiadas veces en la vida. 

–Saldrá perfectamente–arrulló con voz baja y bastante cerca de él por el barullo de fondo. 

–Yo debería decir eso–sonreí en un pobre intento, quizás parezca más una mueca por los nervios. 

Mint calló y sólo se dedico a jugar con mis dedos, mover mis manos, también parecía nervioso aunque lo quiera disimular con todas sus ganas. Aunque sus manos no temblaban, su pulso no le fallaría ahora, ellas estaban más que entrenadas para danzar con maestría por aquellas frías piezas de marfil blanco y negro. Recordó lo mucho que le gustaban sus manos. 

–Alistense por favor, empezamos en un minuto–avisó el staff encargado del sonido. 

Todos se ubicaron en sus respectivos instrumentos, yo frente al micrófono. A mi derecha y al frente junto a mí también estaba Yoongi, mirándome desde el enorme y reluciente piano de cola. El telón se abrió y las fuertes luces que llegaron a mis ojos me hicieron entrecerrarlos ligeramente pero no los aparte de él, ni siquiera cuando el otro bajó la mirada al piano. 

Desperté como de un sueño estando despierto cuando lo escucho tocar, miré al público y noté al resto de nuestros amigos sentados al frente. Comienzo a cantar lo que estuvimos ensayando todo este tiempo, sin dudas y sin errores, incluso me permito disfrutarlo. 

El Taehyung arriba del escenario era un personaje perfecto, un alter ego creado y moldeado dentro de si mismo. Era un artista nato, encantador y atrapante, se creía un poco superior aunque no lo dijera y esto hipnotizaba al público. Su voz fluía natural, como un manantial brotando de su ser, entendía perfectamente el manejo de esta, sabía perfectamente lo que hacía. 

Su mirada se regodeaba en la suma atención de los oyentes, brillaba por ser el centro de atención en esos minutos donde los reflectores apuntaban directamente en él. No le generó miedo mirar directamente a los ojos de los directores japoneses. Sabía que podía convencerles de que lo que escuchaban les encantaba. Él lo estaba disfrutando por completo y aquello se transmitiría al público. 

La presentación terminó más pronto de lo que esperaba, todos los músicos pasaron al frente y se inclinaron, sonriendo por los fuertes aplausos y vítores. 

–Mierda eso fue fantástico–Mint sostuvo su cabeza con ambas manos y sonriendo de dientes completos. 

Todos se felicitaban unos a otros luego de que el telón se volviera a cerrar y abandonaron el escenario para dejar espacio a los siguientes. 

Llegó junto al pianista y se lanzó a un gran abrazo, escucho su risa contenta y se sintió envuelto con fuerza en sus brazos. 

–Ya está, oficialmente becado–digo con felicidad cerca de su oído derecho y sin apartarme. 

Si algún día [TaeGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora