Dos

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Es una mañana como todas, en mi banco favorito. 

Estoy con mis auriculares escuchando mis repertorios semanales y tambien el tema de blues, los temas suenan una y otra vez. 

Siempre hago esto, esperando que mi cerebro en algún punto grabe como un casette las canciones. Cierro los ojos cuando se vuelve a reproducir el blues, haciendo memoria de la imagen de Yoongi sentado en el piano. 

Siento unos cuantos toquecitos en mi hombro. Creo saber quién es. 

–Jimin–me quejo. No quiero salir de mi ensoñación. 

Pero siguen las palmaditas insistentes. Abro los ojos ya fastidiado y volteo la cabeza a mi derecha. 

No puedo evitar que los ojos se me abran por completo y sentarme erguido. 

–¿Yoongi?–me retiro los auriculares bruscamente. 

–¡Ding ding ding! Has acertado a la segunda–ríe divertidisimo por mi reacción. 

–H-hola–intento sonreír pero seguro se ve más como una mueca. 

No quería que pensara que tengo mal genio a tan tempranas horas de la mañana, bueno quizás sí es así, pero no quería abrir los ojos por estar soñando despierto justamente con quien ahora está frente a mis narices. 

Es irreal, que esté en mi banca, radiante a primera hora de la mañana, con una expresión serena e incluso con las comisuras de los labios hacia arriba como una sonrisa permanente. Y por supuesto, sentado a mi lado y también hablándome. 

–¿Que tal? Mañana difícil ¿eh?–coloca la carpeta que trae sobre sus piernas y comienza a hojear–Esta mañana me he puesto a imprimir esto. Siento no mandarte el archivo como dije pero lo cierto es que me quede dormido sobre el escritorio. 

–Estoy bien–sacudo levemente la cabeza intentando poner en orden mis palabras–Y no te preocupes, yo también me desmayé en cuanto toqué la cama, no es como si me hubiera quedado despierto esperando. 

Verdades a medias. Lo cierto es que sí me quedé esperando su mensaje, tonto tan tonto, pero en algún punto me quedé profundamente dormido. 

–Aquí está–observo como sus manos toman delicadamente las hojas de partituras para sacarlas del folio. 

Pulcro y ordenado. Tiene todas sus partituras en folio y sin perforar. No hay muchos que hagan ese tipo de cosas, por lo general lo máximo que haces es perforar medianamente bien y ponerlas en carpeta. 

¿Será este mi ser amado?

Somos iguales en esto al menos. Yo también cuido mis partituras de la misma manera.

Tomo las hojas que me extiende y apenas lo tengo enfrente me pongo a analizarlo. Es básicamente la partitura que ya había visto pero añadiendo la melodía que canté. Y queriendo sacar a relucir mi pulcritud por igual, tomo mi propia carpeta y saco un folio para guardarlas. Las dejaré encima de todas las anteriores, porque si, prioridades.

–Así que también usas folios–señala mi carpeta–Es más ordenado ¿No?

–En mi opinión personal, me parece una falta de respeto perforar las partituras–expreso con falsa indignación–¿Cómo es que pueden hacerle un agujero en el lugar donde debería estar la clave. 

–No podría estar más de acuerdo–aparta la carpeta y no puedo evitar fijarme en sus manos, son muy lindas de hecho, no sé qué tienen–Bien, en la partitura está lo que habías cantado, exactamente eso, pero está sujeto a cambios así que de igual forma te mandaré el archivo. 

Si algún día [TaeGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora