Domingo, 10 de mayo.

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Querido amigo, sí ya sé que te abandoné por una semana, una semana en la que han pasado pilas de cosas nuevas, pero no te preocupes porque ya te las contaré

Entregué dos trabajos prácticos, uno de biología sobre genética. Por suerte era de mi tema favorito. El otro de física, sobre la Teoría de la relatividad, de Einstein. Juro que veo fórmulas por todos lados E= mc al cuadrado.
Obtuve un diez, con Margaret, por supuesto. Y con Roland un nueve punto cinco. Me esforcé bastante, cada taza de café y las noches enteras que pasé sin dormir valieron la pena.

—   Hija, creo que es hora de que vayas a dormir. Mañana continúas con tu trabajo. Sí?

—   No mamá, no tendré tiempo. Hazme un café.

—   Otro más? Tanta cafeína va a afectar tu sistema nervioso, gatito.

—   Por favor, ya no me llames así—levanté la vista de mi grueso libro.

—   Lo siento, pero es que… tu padre y yo te hemos llamado así de que eras un bebé y…no puedo evitarlo—se le escapó una lágrima escurridiza.

—   No hay problema, mami. No llores—fui hacia ella y la abracé.

—   Es que todo esto pasó tan rápido que no tuve tiempo para plantearme a mí misma qué quiero.

—   Me pasa lo mismo, la vida me está sorprendiendo mucho últimamente. Como si jugara una carrera conmigo y me pasara rápido y llegara a la meta antes que yo misma.

—   Yo quedé destrozada con la noticia de tu padre y no me siento la misma mujer, creo que todo es mi culpa por no prestarle atención, por no preocuparme por él.

—   No mamá, esto no es culpa de nadie. Sólo pasó y ya sanará, como toda herida.

—   Pero quedará la cicatriz.

—   Para algo están las cremas—la hice reír.

—   Cappuccino o lágrima?—se secó una lágrima y carraspeó la nariz.

—   Café, sólo café.

—   Ya voy a prepararlo.

No podía concentrarme más, mi trabajo ya tenía veinticinco páginas y aún le faltaba información. Estaba bastante bueno, enganché imágenes didácticas y una buena introducción escrita por mí misma. Esto de escribir se ha aferrado con todo a mi persona, se ha vuelto una especie de Hobby.

Creo que si cerraba mis ojos una vez más me dormiría y babearía todos mis libros.

—   Mamá, entretenme con algo mientras se hace el café. Voy a caer rendida muy pronto—exclamé con la voz apagada, bostezando.

—   De qué quieres hablar?

—   Siempre tuve una duda.

—   Qué, Lea?

—   Por qué nunca quisieron tener otro bebé?

—   Oh, cielo. Estamos bien así, tu papá decía que no íbamos a tener tiempo para otro hijo, y por eso cerramos la fábrica.

—   Estas segura de que es por eso? Ambos están bien de salud? Estaban capacitados fisiológicamente para tener otro hijo?

—   Lea, ya está el café—dijo algo nerviosa—ya te lo alcanzo.

—   Mamá, responde a mi pregunta.

Tomó la cafetera y buscó una gran taza, lo fue sirviendo de a poco y me lo alcanzó. Yo la miré asombrada, y captó de inmediato mi preocupación. Intentaba escabullirse de mis penetrantes ojos, pensaría, quizá que ellos ya sabrían algo de todo esto.

DescubriéndomeWhere stories live. Discover now