Introducción

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Creo que es más difícil descubrirse a uno mismo que a los demás. Déjenme mostrarles:
Nos cuesta reconocer nuestro talento y aceptarlo, por más innegable que sea.
Nos cuesta tomar decisiones cuando la respuesta viaja del corazón a la mente o viceversa.
Nos cuesta saber cuál es nuestra vocación, aquello a lo que estamos destinados a ser.
Nos cuesta saber qué es lo que verdaderamente queremos a diferencia de lo que elegimos sólo para complacer al resto del mundo. Es irónico que a la hora de tomar nuestras decisiones pensemos en cómo estas actúan sobre las mentes de los demás. ¡Sólo importa lo que nos gusta, lo que queremos, lo que elegimos, lo que sabemos hacer! Las demás personas sólo son espectadores de una muestra en la que no existe un jurado.
Pero lo que más nos cuesta es saber de nosotros mismos porque siempre estamos pendientes del otro. Nunca nos detenemos un momento a observarnos y cuando lo hacemos quizás ya es demasiado tarde.

Por supuesto que puede haber excepciones, mucha gente desde pequeña sabe qué es lo que quiere hacer con su vida, ese no es mi caso.

Bueno, tal vez no confían en lo que una simple adolescente de quince años les dice, pero para mí la vida es así. Y si quieren saber por qué pienso así, esta es mi historia.

"Querido amigo, hoy te convertirás en mi confidente"

DescubriéndomeWhere stories live. Discover now