Issha no Marco (Marco el fénix y tú) One Piece.

3: ¿Qué hice mal?

Narra ________:

Con el paso de los días y el trabajo, yo seguía mejorando como enfermera, sentía que cada vez hacía las cosas sin tanto nerviosismo y según las propias palabras de Marco-sensei "Sigue esforzándote tal y como lo haces a diario, vas bien encaminada."

Y hablando de Marco... Empezaba a sentir que algo no estaba marchando bien ¿Haz tenido esa sensación cuando crees que no le agradas a alguien?

Bueno, así me sentía últimamente con él.

Siento que por alguna razón Marco empezó a evitarme. A pesar de que teníamos que trabajar como pareja él prefería pedirle ayuda a las otras enfermeras y pasaba de mí si no estaba la Dra. Kureha cerca.

Dos meses después de ese trato ya estaba realmente fuera de mi misma, ¿Y como no hacerlo? Llegado este punto no se lo que hice para que mi querido y admirado sensei haya dejado de confiar en mis capacidades.

¿Que hice mal?

— ¡Muchacha, eso duele demasiado! —Por estar desconcentrada está era la tercera vez que intentaba encontrar, sin éxito, la vena a la señora Khan— ¡Si no puedes hacer bien tu trabajo, pídele el favor a alguien más que lo haga por tí! —

— ¿Cuántas veces llevas haciéndolo mal, _________? Lo lamento señora Khan, esto no volverá a pasar.— Marco me dió una mirada cortante, para luego suspirar fuertemente y continuar hablando— Es mejor que vayas a la sala de descanso por un tiempo, yo extraeré la muestra de sangre. —

Antes de salir de la habitación pedí disculpas y di una reverencia, tanto para la señora Khan a quien hice sufrir con mi ineptitud, como para Marco a quien decepcioné.

Si bien por encima de cualquier cosa mi objetivo principal ha sido siempre ayudar a las personas, en el camino encontré otra meta.

Estar al lado de Marco.

Con el silencio y ya en el ascensor, mis pensamientos estaban en que no soy lo suficientemente buena para estar a su lado.

Estaba desilusionada de mi misma y de él.

Al llegar a la sala de descanso tenía mis ojos enlagunados, pero no me permitiría llorar.

No iba a llorar.

Me senté en uno de los pequeños sofá y mirando hacia abajo, exactamente contemplando mis zapatillas blancas, no pude evitar cubrir mi rostro con las dos manos... Las silenciosas lágrimas ya habían iniciado a bajar.

Para mí desgracia alguien había abierto la puerta y se había parado justo enfrente mío.

— ¿Oi... qué te pasa? ¿Te duele algo? —Esa voz ¿Que hacía el aquí? —Espera... ¿Estás llorando, enfermera-ya? —

Quien se encontraba enfrente mío no era otro más que Trafalgar Law, el cardiólogo reconocido por sus malos modales, pero también reconocido por su excelente trabajo en el quirófano.

— Te hice una pregunta simple ¿Te duele algo o no, enfermera-ya? —

Había cruzado pocas veces palabra con él en algún que otro turno, pero jamás de esta manera.

— Me duele un poco, mm... ¡La cabeza! Si, pero Trafalgar-sensei siga en lo suyo, no se debe preocupar por mí — Como pude limpié mis lágrimas.

— De todas maneras no lo hacía, no me interesas... —El dejó de observarme y llevó su desinteresada mirada a una carpeta que traía consigo— Pero, si vas a llorar deberías ir a la azotea, allí no hay gente que te vea teniendo un mal rato. 

Preferí no responder a eso y volví a mirar al suelo.

Al transcurrir unos minutos sentí a Trafalgar moverse por la sala, escuché el sonido de un vaso seguido por el sonido de la cafetera siendo encendida.

"Entonces Trafalgar-sensei venía por un café."

Y con la mala suerte que me encontró llorando como si fuera una niña pequeña.

—Oi piña-ya, debes ser más consciente de tu enfermera. Si vez que no está en óptimas condiciones para trabajar, no la debes forzar a hacerlo.

¿Piña-ya? 

Levanté mi rostro y cerca a la puerta estaba Marco-sensei.