CAPÍTULO 1

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El de cabellos ahora albinos remojó su galleta en la leche tibia frente a él, llevó el extremo mojado a su boca y lo mordió con suavidad, degustando lo dulce de su desayuno.

Seung era todo un hombre a sus 24 años. Iba a la universidad, cursando desde no hace mucho su segundo año, estudiaba para ser veterinario, pero aún así algo que le encantaba era cantar, por lo que se unió al club de canto de su institución, siendo mayormente elegido por sus compañeros y profesores para representar al colegio en eventos de canto, volviendo al tema, ¿que si había tenido relaciones?, uf, muchas; pero ninguna duradera.

¿No era obvio? Trataba de olvidar a su primer amor, fallando completamente al hacerlo y en cada intento que hacía. En una de sus tantas relaciones fue que conoció a Minho, Lee Minho. Ciertamente fue un poco divertida la relación de ambos, los coqueteos empezaron por parte del mayor, siendo Seung quien poco después le seguiría la corriente. Las pequeñas citas no se hicieron esperar y no fue sorpresa para los amigos de Minho o Seung que éstos les dijeran que se habían besado en la primera cita.

Muchos pensaron que aquella relación permanecería por bastante tiempo; pero la realidad golpeó a Seung como en todas las veces anteriores. Y fue entonces, que luego de tener sexo con Minho en su casa, le confesó y explicó que ya no podían seguir siendo novios.

Agradecía que Minho no fuera como los imbéciles de sus ex novios, ya que el mayor fue comprensivo y aceptó desde un principio sus pensamientos y sentimientos. Supo que no volvería a encontrar una persona como Minho en ningún lugar del mundo, por lo que le pidió ser amigos.

Sin duda alguna le alegró que el azabache aceptara casi de inmediato, con la excusa de que no sólo serían amigos, también serían amigos con derechos. Aceptó, y le especificó que cuando tuviera pareja no harían nada, pero aún así Minho se volvía muchas veces su amante y realmente no le importaba acostarse con Minho mientras que estaba con alguien.

No, no piensen que es malvado. ¿Razones? Las veces que tenía parejas siempre descubría con facilidad que era engañado, la verdad era que sus ex eran muy idiotas y no se molestaban en borrar sus mensajes, o a veces sus amigos simplemente llegaban a él para decirle lo que habían visto. Es por eso que recurría a su frase, ¿Por qué desperdiciar su tiempo en algo que no tenía futuro? no, claro que no, el no haría eso.

La puerta de la cafetería en la que estaba se abrió, haciendo sonar la campanilla y sacándolo de sus pensamientos. Alzó su vista de la superficie de la mesa para ver la espalda de los que habían llegado, eran tres chicos. Los tres se dirigieron a una mesa del fondo y fueron atendidos enseguida por una mesera interesada, y no fue hasta que la idiota hormonal se retiró que pudo ver a uno de los chicos.

Reconocería esos pequeños y hermosos ojos menguantes en donde sea, ese pequeño brillo que le caracteriza estaba ahí, sólo que ya no era dirigido a él. Su linda sonrisa que con sólo verla ya le hacía suspirar. Su cabello suave y sedoso que ahora más que nunca deseaba tocar...

Él reconocería en donde sea a Seo Changbin.

Desvió su vista antes de que el mayor notara la presión de ser visto sobre él, sacó su teléfono y enseguida entró a contactos, marcando el número que se sabía de memoria pero prefiriendo buscarlo por su nombre en la lista.

- Hey, ¿tan emocionado estás de verme que me llamas a las... siete de la mañana?

- Minho... necesito que te pases por la cafetería cerca de la universidad.

- Voy enseguida bebé.

Cortó la llamada, dejó su teléfono sobre la mesa y llevó sus manos a su rostro. Gracias a Dios que su mayor había notado su voz un poco rota, no sabría cómo explicarle por teléfono lo que le pasaba ahora mismo.

Ver a tu primer amor después de diez años era algo que le había dejado en shock, por eso necesitaba a su mejor amigo a su lado para poder desahogarse, aunque sea en silencio.

La puerta del local fue abierta con brusquedad y la mayoría de personas que estaban en el lugar buscaron al responsable del escándalo, él fue uno de tantos. Sonrió al ver a su amigo con cara de malote, levantó su mano y la sacudió para que le viera, no pasó mucho tiempo para que ya el mayor estuviera sentado frente a él con una expresión seria.

- ¿A quién debo matar y por qué? -preguntó en un tono tan serio que hizo al menor soltar una pequeña risa.

- No puedo dejarte matar a la persona que amo, hyung.

La boca del azabache se abrió en una perfecta "O", haciéndole reír de nuevo pero esta vez con más ganas. Eso era lo que necesitaba, a su amigo, a Minho, éste sin hacer nada ya podía animarlo con simplemente ser el.

- ¿Necesitas algo o...?

- Sólo quería verte, sabía que ibas a animarme y así fue hyung, gracias. -sonrió, levantándose con cuidado y sentándose a un lado del azabache, sintiendo como le abrazaba por los hombros.

- No es nada bebé, aquí estoy yo para todo lo que necesites y quieras. -dejó un pequeño beso en la mandíbula del menor, sonriendo al verle animado.

- ¿Hasta para un buen revolcón? -preguntó divertido, volteando su rostro para así conectar miradas.

- ¿Acaso lo dudas?

El de hebras blancas dejó salir una pequeña risa, que fue interrumpida cuando el mayor juntó sus labios en un pequeño beso que rápidamente correspondió. Sintió la mano libre del mayor posarse en su muslo y apretar con suavidad, sacándole un jadeo que hizo que abriera su boca, dándole paso a la lengua del azabache.

Entre pequeños besos, mordidas y lamidas ambos olvidaron dónde estaban y quiénes estaban.

- Oigan, ustedes dos, mis amigos y yo nos sentimos incómodos con sus... muestras de afecto, ¿podrían ser más discretos?

Porque Seung reconocería la voz de Seo Changbin donde fuera.

El menor se separó casi de inmediato, dejando a la vista su rostro sonrojado y sus labios hinchados y rojizos. Al levantar su vista se topó con esos ojitos negros que le miraban con incredulidad y asco.

- ¿Tú? Maldita sea, ¿cómo no lo pensé? -antes de si quiera poder decir algo Changbin ya estaba hablando, haciéndole menos con la mirada-. ¿Cómo pueden hacer algo así en público? Por el amor a Dios, hagan sus mierdas en un hotel o en sus casas, éste no es ningún burdel.

Ambos amigos intercambiaron miradas, para luego dejar salir risas escandalosas que hicieron a más de uno voltear y al amante de lo negro encogerse en su sitio.

- A ver, ¿quién te crees que eres para acercarte y decirnos qué hacer? Podemos hacer lo que nos dé la gana maldito emo, asi que deja de joder. -Minho fue el primero en hablar, no dándole muchas vueltas a sus palabras y siendo directo al mandarlo a la mierda.

- Oh Binnie, ¿aún te acuerdas de mí? pensé que ya no existía para tí; veo que has estado pensando en mí todo éste tiempo~ -trató de jugar con la paciencia del Seo, quién apretó sus manos en puños y dejó salir un pequeño gruñido digno de un perro.

- Yo nunca dije que he estado pensando en tí, maldito afeminado. Será mejor que te pierdas de mi vista porque si vuelves a aparecer no seré amable.

Y así, el azabache les dió la espalda y se alejó para acercarse a sus amigos, quienes le esperaban atentos a sus movimientos y palabras. Ambos amigos quedaron en silencio unos segundos para finalmente soltar suaves risas.

- ¿Enserio amas a ese idiota? -preguntó el Lee, tomando un mechón del cabello contrario y posándolo tras su oreja.

- Umh... sí, amo a ese idiota, es por eso que no puedo evitar que me duela un poco lo que dijo... -suspiró, siguiendo su desayuno tranquilamente ya que aún quedaba tiempo para la universidad.

Sólo desearía que fueras gay.


Primer capítulo, yeeeiiii
Díganme si les gustó, las verdad es que a mí no tanto, no sé kskdksks
Hasta luego entonces, cuídense 💜

WISH YOU WERE GAY | CHANGBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora