WISH YOU WERE GAY | CHANGBIN

CAPÍTULO 11

— ¿Por qué no intentas hablar con el?

Alzó la mirada de su avena para observar a Chan con una ceja arqueada. Su pregunta se le hacía totalmente ridícula e innecesaria, ¿Cómo iba él a hablar con Seo Changbin? estaba completamente seguro de que en cuanto se acercara a ese enano emo éste le patearía el trasero como había prometido. Y sinceramente, sentía un poco de miedo por lo que podría resultar de esa conversación.

¿Changbin volvería a insultarle? ¿O se arrepentiría de sus acciones del pasado para luego pedirle ser amigos una vez más? claro, la idea de ser nada más que amigos era horrible y desalentadora, pero prefería eso a que volver a separarse de Seo.

— Tú estás loco.

Fue lo único que dijo, volviendo a su desayuno y enfocando su atención en la televisión encendida frente a ellos. Diario de una Pasión se reproducía una vez más, Chan no lo sabía, pero esa era su película favorita junto a la saga de Shrek.

— Solo digo la verdad, ¿Qué podría salir mal? —volvió a mirarle con rapidez ante aquellas palabras.

— Literalmente cuando alguien dice eso, sucede lo peor que podría pasar —rodó los ojos, dejó su tazón vacío en la mesita frente a él y se giró en el sillón para estar de frente al australiano. Éste imitó sus acciones para así prestarle atención—. Escucha, conozco a Changbin, y sé que no durará en usar sus jodidos brazos de físico culturista para molerme a golpes.

— Y a tí se te olvida que también conozco a Changbin, que vivimos bajo la misma casa por años y que soy no sólo su primo; soy su confidente en todo —parpadeó un par de veces ante aquellas palabras, cruzándose de brazos mientras suspiraba—. Puede sonar irreal, muy difícil de creer, pero te juro... te juro que si lo intentas, aunque sea un poco, el va a escucharte.

— ¿El te ha dicho algo...? —preguntó con timidez segundos después, mirándole con atención al notar que desviaba el rostro a un lado.

— Verás, yo solo puedo aconsejarte que hables con el. No quisiera traicionar la confianza de Binnie diciéndote todo lo que me ha contado.

Como si besar al chico que le trae loco no fuera suficiente traición, pensó el de rulos azabaches mientras observaba al menor levantarse del sillón y sostener los tazones vacíos de ambos para llevarlos a la cocina. No sé qué me pasó, tan sólo estábamos ahí, estábamos cerca y... Dios, ¿Qué me sucede? apoyó el mentón sobre una mano, llevando su atención a la televisión nuevamente cuando el sonido del timbre le distrajo.

Se levantó dispuesto a atender cuando el dueño del departamento se acercó de golpe, con una expresión nerviosa.

— Espera, quédate aquí... Creo saber quién es.

Asintió, mirándole partir hacia la entrada con curiosidad. Tomó asiento cerca del posa brazos del sofá, éste quedaba en dirección al pasillo de la entrada por lo que podría escuchar todo sin problema alguno e intervenir de ser necesario.

Mientras que Seung... bueno, éste intentaba no morirse de los nervios mientras observaba por la pequeña pantalla junto a la puerta. La diminuta cámara posicionada en su mirilla daba la imágen de Hyunjin, quien parecía esperar ansioso a que alguien respondiera sus llamados.

Pensó en si abrir o no, alejándose de un pequeño salto de la puerta cuando el chico dió un toque en la madera desde el otro lado. Escuchó su voz, sin embargo, él se encontraba lo suficientemente avergonzado y arrepentido como para prestarle atención.

Lo sucedido en el pasillo había sido un error, ¡un gran, horrible y espantoso error! Él definitivamente no deseaba involucrarse de ningúna manera con Hyunjin en el ámbito sexual, y menos en el romántico. Podrían decirle rencoroso, infantil o lo que sea; pero para él no era fácil olvidar tantos años de maltrato psicológico por parte de aquel sujeto, quien en aquel entonces se creía perfecto solo porque sus padres eran adinerados.