Día 13 - Estambres

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"Todo iba bien. Ethan aun seguía con aquella sonrisa tonta dibujada en la cara, soñando cosas hermosas hasta que algo las enturbió: la oscuridad del pasado. En el nuevo sueño, éste se hallaba en el salón de su casa sentado en el sofá. Su padre iba de un lado a otro de la sala agitando los brazos con enfado y gritando cosas sin sentido. Estaba cabreado, realmente cabreado. Su madre, en cambio, estaba sentada en una de las sillas de la mesa donde solían comer. Ella se hallaba llorando. Llorando como si se hubiera acabado el mundo. "¿Por qué están tan molestos?" pensó el joven, aun no comprendía lo que estaba pasando. Acababa de salir de urgencias y al parecer lo peor aun no había pasado. No recordaba nada de aquél día ni de los anteriores. Según lo que le habían dicho sus padres, es que se lo habían encontrado tirado en el suelo de un parque inconsciente y que los médicos diagnosticaron una pérdida de memoria.

-¿Es que no podías ser como los demás chicos?-preguntó su padre furioso con tanta ansia que salió una gota de saliva disparada de su boca. Ethan solo pudo mantener la compostura e intentar no echarse a llorar. Llorar por no saber lo que había hecho. Todo era tan extraño. ¡Ni si quiera sabía de lo que estaban hablando! ¿Cómo podían echarle la bronca después de que ellos supieran que no recordaba nada?-¡Estás haciendo llorar a tu madre! VERGÜENZA TE TENDRÍA QUE DAR-declaró con los ojos desorbitadamente abiertos. Más que una figura paterna, Ethan veía a su padre como algo a lo que temer.

-No se que he hecho...-susurró entre los gritos de su padre. Éste se le quedó mirando mientras le comía con la mirada. Después de unos segundos le propinó un guantazo en la mejilla. El golpe le hizo perder el equilibrio y calló encima de los cojines que tenía a su lado, hundiéndo la cara en ellos. "No tiene sentido, NADA tiene sentido. Quiero llorar, quiero morirme, no quiero ser yo" dijo en su mente. Aprovechó el hecho de que no podían verle la cara para soltar las lágrimas que no conseguía retener.

-¡Tu sabes perfectamente lo que has hecho!-gritó de nuevo y agarró a Ethan por la espalda para levantarle y que le mirara a los ojos-Encima de maricón, llorica. Lo que nos faltaba Ely-bufó. El llanto de su madre se intensificó con aquel comentario. Ella era incapaz de terminar con aquello, con ese sufrimiento innecesario que le estaba causando un padre a su propio hijo. No tenía el poder para parar a su marido. Por mucho que ella quisiera, sabía que estaba completamente bajo sus órdenes, bajo su tiranía. Pero aun así le amaba".

Por suerte el sueño acabo allí, después de aquel adjetivo despectivo hacia su persona. Ethan se levantó exaltado y sudado, para variar. "Ya decía yo, nada nunca me puede salir bien" pensó. Que el día anterior hubiera tenido un respiro no significaba que su mala suerte se hubiera acabado. Aunque si podía sacar algo bueno, había encontrado ya por fin lo que tanto le había costado encontrar : la felicidad o al menos un trozo de ella. Ésta estaba allí, junto a Simon. Aquella persona que había sido tanto para él en un pasado lejano y que ahora iba a serlo en el presente pero con aun más fuerza. ¿Es que estaban destinado a estar juntos de un modo u otro? Es lo primero que se le vino a la cabeza después de pensar en el peliblanco.

No era casualidad que ambos volvieran a ser agarrados por un fuerte lazo como en el pasado.

Sacó su débil cuerpo de la cama y se dirigió al cuarto de baño para ducharse y desprenderse de la capa de sudor que se había formando en casi todas las partes de su cuerpo. Cada vez vivía más los sueños. Cada vez le parecían más reales. Mientras la caliente agua acariciaba su piel, recordó que el día anterior había había aceptado a quedar con Simon para salir al día siguiente. Acto seguido el corazón le pegó un brinco, haciéndole daño en el pecho. 

Era el primer sábado que iba a salir con alguien y el hecho de nunca haber tenido una cita o algo parecido, le estaba empezando a atormentar. A llenar su cabeza de pensamientos incómodos e hirientes hacia si mismo. Un cúmulo de preguntas le invadieron corriendo la mente. Preguntas como: ¿Y si se aburre conmigo? ¿Y si me deja tirado? ¿Y si al final se arrepiente de haber quedado conmigo?... y por mucho que las intentara apartar de su mente, volvían golpeándole las sienes. 

Pétalos de rosa (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora