RENACER│❝Eres idéntica a mi compañera, Daira. Incluso tu olor es particularmente exacto al olor de mi Didyme ¿Quien eres exactamente?❞
† fanficton ━ crepusculo.
† marcus vulturi x oc.
† todos los derechos reservados.
† no s...
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Daira quería llorar de felicidad. Posiblemente su alegría excesiva se debía más por los analgésicos que acababa de tomar por el dolor muscular, pero ella sabía que la propuesta de Marcus había tenido más impacto en su alegría repentina.
¡Podría salir a Volterra después de un mes encerrada!
Y a pesar de que el motivo detrás de esa salida era simplemente el regalo que le habían dado antes de su transformación, no podía evitar sentirse feliz por ello. Estar encerrada durante tanto tiempo en el castillo había comenzado a afectar a su irritabilidad, y posiblemente esa necesidad de salir había impulsado su pequeña escapada a la tienda de convivencia.
─ Antes de que vuelvas a cometer una locura como saltar por el balcón, puedes salir del palacio a descansar un poco de todas las vibras vampíricas. ─ Había dicho Marcus mientras ayudaba a Daira a tomar sus medicamentos y a acomodarse en la cama.
La castaña se sentía como una anciana, pero no iba a negar que le gustaba recibir esas atenciones. Por lo menos podía ser sincera con su mente; le gustaba Marcus Vulturi. Las semanas junto a él habían logrado cautivarla con bastante rapidez, y a pesar de que Heidi, Jane y las reinas le habían dicho que posiblemente eran compañeros (algo relacionado con las Tua Cantante, cosa que no tenía sentido, porque Marcus no había sentido la necesidad de arrancarle el cuello), y eso les hacía juntarse como dos imanes.
Bobas cursilerías en opinión de Daira, pero no les había llevado la contraria por miedo a que le dieran una colleja. Heidi pegaba fuerte, y no quería ni pensar cómo sería una colleja de Jane. Daira sintió un escalofrío ante el pensamiento.
Pero el caso era que la castaña iba a salir, escoltada por un guardia, pero iba a salir.
Así que no había tardado nada en vestirse y peinarse, para después partir junto con Marcus a la puerta del castillo, donde un hombre alto los estaba esperando. El chico se presentó como Felix, pero no dijo más que eso, y se quedó observando a Daira, como si fuera una camiseta que hubiera perdido hacía mucho tiempo.
Felix la miraba como Marcus y Aro la habían mirado en un principio, y eso le había causado curiosidad, pero se limitó en no decir nada y despedirse del pelinegro con un cálido abrazo y un beso en la mejilla.
