· XII ·

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La cabeza de Taeyong estaba llena de preguntas, preguntas en donde tenía como incógnita principal el origen de la cólera de aquel hombre, la cual fue mostrada de tal manera ante la sola exposición de su parecido con el personaje del retrato.

Entonces, luego de un largo tiempo, a medias se preguntó si estaba bien indagar en aquel tema.

Aparentemente no lo estaba.

Pero él era alguien tan curioso y aventurero, que le resultaba inaceptable dejar ir aquellas respuestas, dejar pasar la oportunidad de saber lo que realmente había ocurrido hace tantos años.

¿Qué era lo que realmente habría pasado?

Las horas pasaron como segundos, y apenas fue consciente de su alrededor cuando el cielo comenzaba a aclararse. Entonces supo que quedarse pensando hasta el amanecer, no había sido una decisión muy buena, siendo que mientras más pensaba, las preguntas se aglomeraban y enredaban mucho más en su cabeza, junto a su curiosidad, la cual, en aquel momento le impulsó a que una vez más, tenga la suficiente valentía para salir de su dormitorio a investigar.

El anterior día apenas había dado con el comedor, sin terminar de escudriñar los demás ambientes pertenecientes al castillo. Y la decepción y baja de expectativas fue grande al verificar que casi todas las puertas estaban cerradas o trancadas, y las pocas a las que había logrado ingresar eran baños o habitaciones para huéspedes que no mostraban pista alguna.

Se pasó toda la mañana recorriendo cada rincón del lugar y para cuando solo le faltaba revisar la planta más baja del lugar, descendiendo lentamente por las escaleras, percibió como el ambiente a su alrededor se hacía más denso y húmedo.

Insistiendo en seguir su camino, rápidamente su sentido del olfato captó un olor indescriptiblemente repugnante, tan fuerte que tuvo que aguantarse una serie de arcadas a medida que se cubría la nariz y respiraba por la boca.

De manera ágil y sigilosa, subió las pocas gradas que había recorrido, teniendo la sensación de que en aquel sitio no le era conveniente de husmear.

Ya había explorado casi todo el castillo y ninguna habitación le había dado indicio alguno de que el monstruo que, a su vista, no era tan monstruo por la parte de su naturaleza humana, se encontrara dentro de algún ambiente a excepción de este.

Aun así, la decisión de averiguar seguía allí y Taeyong no tenía la intención de provocar nada antes de encontrar algo que lo valga.

Y la única pista que tenía hasta ahora era aquel cuadro del comedor.

Exasperado, soltó un bufido de inconformidad y se dirigió al lugar mencionado.

Ya con el retrato entre sus dedos, analizo el rostro del joven rey y a cada rasgo que podía captar, su convicción de que aquel monstruo era en realidad Jeong Jaehyun crecía mucho más.

"El en verdad es... muy apuesto" Pensó, rozando sus dedos con la pintura, vieja y seca del recuadro.

Entonces recordó algo muy importante que, por su carácter descuidado, había terminado ignorando hasta ahora y eran las palabras de aquel joven, con las que se había presentado en su dormitorio.









Una maldición.

—Veo que sigues insistiendo en averiguar cosas que no son de tu incumbencia —Se escuchó sonoramente la voz pastosa, perteneciente al ahora monstruo.

AnateMA | JaeYong [Adaptación] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora