Primer noche fría

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Habían llegado a Rusia, honestamente no hay mucho que contar. Julio había conseguido patrocinadores para todo, logró que le pagaran el hospedaje a los alumnos, se quedarían en una casa grande durante ese mes, también logro hacer que les pagaran la comida, uniformes para andar por ahí con el clima frio y un tour por la cuidad, a cambio, los alumnos tendrían que repartir cierta cantidad de volantes para el evento, también debían vender al menos 10 entradas cada uno.

Así fue como lograron llegar a Rusia.

Eduardo estaba acostado en la litera, había pedido la parte de abajo, Jorge estaba arriba, había sido un viaje agotador, afortunadamente habían llegado y tenían tiempo para divertirse si lograban juntar la comisión que tenían y después de ensayar, claro está.

-Apenas te vi y ya te extraño- Decía Jorge acostado en su cama, mirando triste la pequeña foto de su novia. -Mua, mua, mua, mua- se escuchaba como le daba besos a la fotografía.

-Que asco- dijo Eduardo imaginando que el resto del mes se la pasaría escuchando poemas y frases románticas de Jorge frente a la foto de su novia.

-Tranquilo mi buen Eduardo, ya llegará el amor para ti, y estarás frente a la fotografía de tu amada, mirándola tiernamente, mirando su cabello y sus ojos color zafiro- decía Jorge tiernamente.

-Me voy- dijo Eduardo saliendo de la habitación, así no podría dormir.

Aprovechando que debía buscar un lugar para dormir pasaría por todos los cuartos y espacios de la casa, así no llegaría a perderse en los siguientes días.

Primero pasó por la sala, era muy grande y cómoda, con una chimenea encendida, estaban algunos alumnos acomodando sus cosas y platicando entre ellos, después fue hacia la cocina, no pudo evitar abrir la alacena solo para darse cuenta que estaba llena de comida, vio un pequeño paquete de galletas y lo tomó, después salió de ahí para recorrer el resto de la casa, pasó por los cuartos, que daban todos a un largo pasillo, después descubrió que habían cuatro baños, todos completos, finalmente se dirigió a una pequeña puerta, daba a una terraza que no era muy grande pero si acogedora, ahí se encontraba una banca en la que tomó asiento, hacia un poco de frio así que metió sus manos a las bolsas de su suéter, no sin antes comer una galleta, y se quedó dormido, mirando el patio grande que se encontraba rodeado de árboles cubiertos de nieve.

Julio se encontraba en su cuarto, acomodando sus propias cosas, todos los alumnos eran mayores de edad y sabían lo que hacían, por eso no se encontraba dando ordenes ni molestándolos, además no quería problemas con María por hostigar a Eduardo o a cualquiera de sus alumnos, pero dentro de él había una necesidad enorme de buscar a Eduardo, pensar que lo tenía ahora en el mismo espacio y vivirían juntos lo hizo calmarse y no saltar a buscarlo, pero al menos quería saber en que habitación se quedaría, Así que salió con el pretexto de confirmar que todos los alumnos tuvieran cobijas suficientes.

Pasó por los pasillos tocando de puerta en puerta con una gran sonrisa, y no encontró a Eduardo en ningún lado, sabía que lo estaba buscando pero no se rebajaría a preguntar por él, algunos alumnos si que le pidieron cobijas extra y en el proceso de buscarlas vio hacia la terraza una escena que le molestó mucho.

Erika estaba frente a Eduardo, tan cerca que casi podía jurar que lo estaba besando, se quedó ahí mirando la escena y por instinto iba a ir a detener a la chica cuando...

-Profesor- dijo una de sus alumnas -¿dónde encontró estas cobijas?, quería ver si me podía dar unas-

-Claro, están por aquí- respondió Julio guiando a la estudiante lejos de ahí, volteando en el proceso solo para ver a Erika tomando asiento al lado de Eduardo.

Báilame (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora