2- Diosa.

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Matthew Evans.

No puedo quitar mis ojos de ella.

Tiene algo que me atrapa por completo, desde que la ví en la carretera con sus audífonos puestos, moviéndose al ritmo de la canción que escuchaba, cantándola, sintiéndola tanto, se podía ver la pasión con la que lo hacía. Me pareció algo tan hermoso de ver.

Es hermoso cuando una persona disfruta algo, ya sea una profesión, un hobby, una comida, una canción, un lugar, un momento, lo que sea, es hermoso ver la pasión que tiene.

Es hermoso saber que algo los hace feliz, si algo va mal, ellos se pueden refugiar en esa cosa, y automáticamente su humor cambiará.

Ella es hermosa. No solo físicamente, porque a pesar de que no la conozco de nada, la energía que transmite te da paz y alegría.

Físicamente también lo es, es bajita pero sus piernas se ven largas, tiene el cabello castaño oscuro, no largo pero tampoco corto... Tiene algunas ondas pero también es liso, es de ojos marrones y brillosos... Y su sonrisa, Dios, su sonrisa puede convertirse en mi cosa favorita...

¿Que estoy diciendo? La acabo de conocer y ni si quiera sé su nombre. Definitivamente he perdido la cabeza.

Señor Matthew, si tiene algo más importante que hacer puede salir del salón.

— Yo no-

— ¿A caso me va a replicar?

— No, pero-

— Si sigue me veré obligado a sacarlo del salón.

¿Usted me odia, verdad?

— ¿Disculpa?

Oh Dios... Pensé en voz alta, una maña desde pequeño que tengo.

Sentí la mirada de todos en mí.

— Salgáse del salón.

Abrí la boca para rechistar pero no quería seguir cagandola en mi primer día, así que la cerré.

— ¡Eso no es justo!

Dejé de caminar cuando alguien habló. Era ella. La miré sorprendido.

— Estoy harto. Usted también salga, para ver si le quedan ganas de seguir defendiendo a todo el mundo.— habló el profesor para luego darse vuelta y seguir escribiendo en el pizarrón.

La castaña solo tomó sus cosas y con la cabeza gacha salió, pasando por un lado de mí. Miré a Annie y ella solo estaba sonriendo.

Salí de allí buscando a la chica con la mirada, pero no la ví por ningún lugar. Decidí ir a la cafetería y allí estaba, en una mesa de la esquina, pegada a la pared, con sus audífonos y el teléfono.

Me acerque pero no se percató que estaba allí, así que pude escucharla cantar un poco:

—... I'm here for you, and maybe you're love yourself like I, You sing, love you oh...

Se me fue el aire.

Me senté frente a ella, que por fin se dió cuenta y me miró callandose abruptamente.

— No, no, sigue cantando.

Ella solo bajó un poco la cabeza, y creí ver un pequeño sonrojo.

— ¿Te puedo ayudar en algo?

— No... Ehm, solo quería pedirte perdón.

— ¿Por qué?

Por robarte aire.

— Porque por mi culpa te sacaron del salón... No debías defenderme.

Ella sonrió un poco,— No te preocupes, odio las injusticias, normalmente peleo con todo el mundo cuando hacen o dicen algo que no me parece bien.

Reí.

— Gracias por la información, así sé que no debo hacerte enojar.

— Sí, mejor no.— ambos reímos — Soy Artemisa, por cierto.

La miré sorprendido, — ¿Cómo la diosa?

Ella se esperaba esa pregunta, — Sip, como ella.

Si que lucía como una Diosa.

Bueno, Artemisa,— dije su nombre lentamente, marcando mi acento. Vi como ella se sonrojó.— ¿Qué escuchabas?

— Mmm... Little things de One Direction. — parecía un poco tímida pero podía ver qué en realidad contenía su emoción al hablar de ellos.

— ¿Así que eres de esas chicas locas por One Direction?

— ¡No! Bueno, sí... ¡Pero hey, no lo digas como si fuera algo malo! Me gustan varias bandas y artistas... Además, no es solo One Direction, ellos solistas también, los cinco son muy talentosos y tienen canciones mu... Lo siento, estoy hablando mucho—. Dijo haciendo una mueca.

Sonreí cuando escuché como se emocionaba, pero esa sonrisa se fue cuando se disculpó.

— Hey, no tienes porque pedir perdón, puedes seguir hablando.

En verdad me gustó ver cómo sonreía mientras lo hacía, pero también sentí un pinchazo al ver cómo se calló, pensando que me molestaba, no me gustó eso.

— Olvídalo. Mejor habla tú.

Hice una mueca pero no la presioné.

— ¿Qué quieres saber?

— ¿En serio vienes de Londres?— preguntó al mismo tiempo que el timbre del receso sonó.

— No, vengo de Marte,— dije con sarcasmo.— ¡Obvio que sí! No me equivocaría con mi lugar de nacimiento.

Ella se rió, — Cierto, fue una pregunta estúpida, pero es que amo Londres, quiero algún día ir para allá, es tan lindo.— suspiró.

— ¿Londres o Liam Payne?

Ella soltó una carcajada que me contagió.

— Ambos—. Dijo sin borrar su sonrisa.

— Luego puedes mostrarme esas bandas que te gustan.

Su cara se iluminó.

— No te lo recomiendo, Matt, cuando empieza a hablar de sus amores no hay quien la calle.

Annie llegó, sentándose al lado de Artemisa. Le puso una bandeja frente a ésta, y una frente a ella. Artemisa le lanzó un beso ante eso.

— Pues, soy bueno escuchando, no me molesta.

Artemisa me sonrió.

La pelirroja miró para todos lados, con cara de loca.

— ¿Qué te pasa, loca? — Artemisa leyó mi mente.

— ¿No lo ven? Hay corazones al rededor.

Artemisa se ahogó con una papita y yo sentí calor en mis mejillas.

Annie solo empezó a reír.

— Bueno, ehm, debo ir a buscar mi comida, pero un placer conocerlas,— dije parándome de la mesa, antes de irme volteé a verla—. Estaré esperando para que me enseñes a tus amores, Diosa.

Y salí de allí

Esperen

¡¡¡¿Cómo le dije?!!!

Tragame tierra.

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Espero que les esté gustando❤️.

-Is🏹

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