— ¡Hasta que por fin llegamos!— exclamó Annie mientras salía del carro—. Nos vemos, señora Cooper, gracias por traerme pero no-gracias por hacer que me diera fatiga.
— ¿Yo te mandé a ponerte a saltar de un lado a otro? No, así que es tu culpa.
— ¡Pero usted iba muy rápido! No me eche su mier...
Le tape la boca con mi mano,— Bueno, gracias por traernos mami, que te vaya bien y comas mucho, chao.
Tomé a Annie por los hombros para voltearla y empezar a caminar pero Nando habló:
— Claro, yo no existo.
Giré y le lancé un beso,— Suerte en la universidad, feo.
— Somos iguales.
— Nope, no lo somos.
— ¡No lo niegues, Temi!
— Lalala, no te oigo.
Tomé la pelirroja a mi lado para correr a la entrada.
Conocí a Annie en cuarto grado, yo suelo ser tímida cuando apenas conozco a alguien, pero ella se sentó en frente de mí con una gran sonrisa diciendo que le gustaban mis trenzas pero no mi suéter de Harry Potter, empecé a discutir con ella porque dijo que Harry Potter era aburrido, desde ahí somos amigas.
— Tengo algo que contarte, rojita.
***
La primera clase, castellano, pasó rápido. La profesora era una chica joven muy graciosa, siempre disfruto sus clases.
Annie y yo caminábamos por el pasillo hasta mi casillero porque tenía que buscar un libro que dejé allí para la próxima clase.
— Uh la la... ¿Quién es él? — escuché a Annie hablar—. Debe ser nuevo porque nunca lo había visto, uff, está buenísimo— estoy segura que se mordió el labio.
— Deja de acosar a los chicos, Ann.
— ¡Es que tienes que verlo, es hermoso! Parece tallado por los Dioses... Oh Dios, mira su culo.
Cuando cierro la puerta del casillero y volteo a ver quien es el chico, quedo paralizada.
— ¡Oye, Artemisa, mi cabello!— escuché su quejido, pero lo ignoré, tenía la mirada fija en el chico de ojos lindos frente a mí—. ¡¡Artemisa, ayúdame!!
Mi boca se abrió un poco cuando pasó su mano por el cabello, estaba al otro lado del pasillo, diagonal a dónde yo estaba... Cuando iba a voltear, yo me volteé más rápido abriendo el casillero de nuevo, adentrando mi cabeza a él para que no me viera.
— Auch, eso me dolió, Temi, mi pobre cabello.
— Cállate, Ann...
— ¿Estás bien?— me miró raro—. Pareces una gallina.
Giré la cabeza y la miré,— ¿Gallina? ¿Por qué una gallina?
— ¿Las gallinas no son las que meten la cabeza en la tierra...?
Golpeé mi cabeza con el casillero riendo,— No, Annie, esas son las avestruces.
— Oh, buen...
— Hola, chicas—. La voz de un chico la interrumpió. Como la puerta estaba del lado de donde venía la voz, pude asomar un poco mi ojo para ver quién era, cuando lo ví, me volví a esconder.
Verlo de cerca fue peor para mí pobre cuerpecito.
— ¿Pueden ayudarme a llegar a mi clase?
— Con gusto, lindo.
Obvio que esa fue Annie.
— Temi, ¿por qué no sales?
La pateé un poco y le hice una seña con la cabeza para que se acercara,— es él —. Susurré.
— ¿Quién?
Dios mío, provoca volverle a pisar el cabello con el casillero.
— El chico de ésta mañana.
Ella abrió los ojos en una expresión de sorpresa, asomando medio cuerpo para verlo, luego me mira a mí, y luego a él, así un par de segundos hasta que pone una sonrisa pícara.
Ay no. Volví a dejar caer mi cabeza.
— Déjame ver... ¡Es la misma clase que nosotras! Por cierto, soy Annie.
Matenme.
No me malinterpreten, no es que no quiera conocerlo... Es que soy muy tímida... Y me intimida hablarle, él se ve tan lindo y confiado...
— ¡Niña sal de ahí que vamos a acompañar al chico!— Annie me jaló por el brazo, haciendo que mi rostro quedara al descubierto.
Le dí una mala mirada, ella solo me sonrió.
Escuché como el chico jadeó. ¿Tan fea soy?
Levanté un poco la cabeza, para conseguirlo viéndome con la boca un poco abierta, cuando captó mi mirada se sonrojó un poco.
No puede ser más tierno.
— Tu...
— Yo...
— Y yo...
Ambos miramos a Annie que tenía una sonrisa boba en la cara, cuando se dió cuenta que la mirábamos se recompuso y nos tomó a ambos para caminar hacia el salón... Que por cierto vamos tarde.
En el camino solo iba Annie hablando, yo iba un poco más adelante pero podía sentir la mirada del chico encima de mí.
Cuando llegamos me apresuré a entrar, recibiendo, claro, el primer regaño del año de parte del profesor de Química, el cual es un amargado.
— Muy bonito, señoritas Cooper y Patterson... Oh y es que el señorito Evans también está incluído, bueno, como se atrevieron a llegar tarde no creo que le moleste presentarse delante de todos, ¿No?
A pesar de que él se sonrojó un poco se paró frente a todos, mientras nosotras íbamos lentamente hacia nuestros asientos tratando de que el profesor no nos notara.
— Ehm, hola...— habló.
Su voz es tan dulce.
— Soy Matthew Evans.
¿Suspiré? No, ideas mías.
¿Acaso tiene acento...?
— Vengo de Londres...
Oh Dios me va a matar.
— Creo que no hay mucho más—. Dijo soltando una risita.
Yo sonreí ante eso.
Annie me codeó mientras subía y bajaba las cejas. Rodé los ojos.
— Se puede sentar, señor Evans—. Matthew camina hasta el asiento que está al lado de mí.— Como saben, volvemos a clases luego de un año un poco difícil...
Dejé de escuchar cuando volteé y estaba él mirándome.
Uf, lindo primer día.
~•~•~•~
Hola!! Espero les guste mucho la historia y que le den amoorrrrsh.
Los capítulos serán cortos.
Disfruten ❤️-Is🏹
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Highway.
Teen FictionMatthew Evans (sí, nombre cliché) no podía sacar de su cabeza a aquella chica que vió en la carretera. A Artemisa Cooper (sí, como la diosa) se le quedó grabada la sonrisa y los ojos de ese chico que vió cuando iba al colegio. Pensaron que no se vol...