Entramos en la estación. Todo estaba oscuro y tuvimos que sacar nuestras linternas. Bajamos con cuidado las escaleras y al fin llegamos al andén.
-Cuidado no te caigas a las vías sin darte cuenta-me advirtió Dani.
Asentí.
-Ven, aquí están-le dije saltando a las vías-Cuidado.
Escuché a Dani saltar detrás de mí. Me aseguré de que estaba bien y nos concentramos en lo habíamos venido a hacer.
-Bien ¿Hacía dónde está la estación Hospital de Sant Pau?
-Por allí, hacia la derecha- me contestó alumbrando hacia allá.
-Bien, Gaudí está entre esas dos estaciones.
Nos pusimos a caminar hacia la derecha y cuando vimos que había luz nos pegamos a la pared y apagamos las linternas, quien sabe si era o no Carlos.
Cuando estuvimos justo debajo del suelo del andén nos quedamos quietos y escuchamos. No se oía nada.
Miré a Dani y con una seña le pregunté si subíamos, a lo que él asintió. Con su ayuda me subió de un empujón y después yo estiré de él. Escuchamos un ruido y nos giramos los dos de golpe, pero sólo apareció una rata corriendo.
-Qué asco…-susurré.
-Al ¿Y tú primo?
-Ni idea, tendría que estar aquí… Tendremos que esperarle.
Pasamos mucho rato esperándole. Pero no venía.
-Al, tu primo no va a venir… Nos vamos.
-Sí, mejor…- me giré y me quedé congelada y empecé a levantar los brazos-Dani, mejor no nos vamos.
-¿Por qu…?-preguntó, pero tuvo que interrumpirse a él mismo pues vio los mismo que yo. Era Carlos, y tenía una pistola en su mano apuntándonos.
-Alma… Necesito ese oro, así que escúchame, sólo con que digas una palabra tu amigo será historia. Esta es la historia real sobre nuestra familia…
Paró para ver si decía algo. No dije nada, y él comenzó a explicar.
-Todo empezó en 1328. Florencia se veía a escondidas con Fernando a espaldas de Damián, por eso cuando fuisteis al castillo había una llave de plata oculta en la pared al lado de la puerta de la habitación de Fernando. Un día Damián encontró a Florencia en la cama de Fernando y su furia fue tan grande que, no sé cómo, hizo que cayera una maldición sobre ellos y sobre todo su linaje. La maldición trata en:
De cada generación, una fortuna nacerá de cada hijo varón que se tenga y de la primera hija. La fortuna será oro, y este irá aumentando a cada generación, pero que nunca se podrá tocar ese dinero. Quien use ese oro para ayudar a alguien o para beneficio propio morirá de una forma horrible.
La parte cruel de esta maldición es que jamás, repito, jamás, nadie que no sea un Castro podrá saber la existencia de esta maldición, únicamente podrán conocer el secreto el cónyuge de algún familiar maldito.
Los hijos e hijas menores de dieciocho años tampoco podrán ser conocedores ni de la maldición ni de lo que guardan en su interior, ya que podrían decirlo en voz alta y lo sabría todo el mundo, cosa que generaría una masacre.
Si alguna vez alguien que no fuera de la familia supiera sobre esta maldición este moriría violentamente junto a la persona que ha desvelado el secreto y traería la pena y la desgracia a sus familiares más cercanos, que los llevaría la locura, la depresión o incluso a la misma muerte, y así sucesivamente hasta eliminar por completo a todas las personas que no deberían conocer ese secreto.
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Ojos dorados (EN EDICIÓN)
Teen FictionAlma, un chica de 17 años que vive en Barcelona descubre por pura casualidad un misterioso libro de tapas negras que hará que descubra sus origenes y el porque de la maldición que recae sobre su linaje desde hace miles de años. Ella, junto a su amig...