Capítulo 1: Evento. Parte I

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—¡Papá, no quiero ir a ese lugar!— Se quejó Daniela haciendo pucheros —Va a estar lleno de viejitos—

—¡Oye!— reclamó Germán —No soy un viejito— Daniela soltó una leve carcajada.

—Tú no, pero los demás sí—

—Habrá chicos de tu edad, Calle, seguro consigues algún amigo ahí—

—Lo dudo— Dijo soltando un suspiro pesado.

No era novedad que Daniela le hiciera saber a su padre que no le gustaba asistir a ningún evento relacionado a su trabajo. En general no le gustaba asistir a ninguna fiesta. Ella prefería quedarse en casa a leer algún libro, ver alguna serie o película romántica y llorar con el final. Hasta prefería mil veces pasar un mes entero en casa de sus abuelos, en dónde no había internet, ni señal telefónica y el jardín siempre olía a estiércol de vaca, que ir a cualquier fiesta, evento, reunión o cualquier cosa que se le pareciera.

—¡Pues no me importa, Daniela!— Habló su padre con firmeza —Tienes que ir por que todas las familias de mis socios irán, y por que necesito que salgas de la casa, tienes 18 años, necesitas salir al mundo y conocer gente—

Calle supo que el hombre en verdad estaba molesto cuando la llamaba por su nombre y no por su apellido.

—En primer lugar; no quiero conocer gente nueva. Con Alejo de amigo me basta y me sobra. Y en segundo lugar; ¡NO SOMOS UNA FAMILIA!— Daniela se dio la vuelta y salió de la oficina dando un portazo y sin dar tiempo a que su padre respondiera.

—¿Qué pasó?— preguntó la asistente personal de Germán entrando a la oficina.

—No quiere ir a la fiesta— Germán se empezó a masajear el arco de la nariz —Volvió a decir que no somos una familia—

—Pues que no vaya amor, es una adolescente y así son todos— dijo la mujer muy tranquila.

—No, Andrea. Daniela tiene que entender que tú y yo pronto nos vamos a casar y vamos a formar una familia y como la familia que vamos a ser, tiene que asistir a todos los eventos de esta empresa—

(...)

Calle salió del edificio hecha una furia. Y solamente por que no era un dragón, sino estuviera echando fuego por la boca.

Estaba harta de que su padre siempre tratara de aparentar que eran una familia cuando en realidad no lo eran. No había ni una pizca de esa palabra en la relación que los cinco llevaban.

Así es, por que eran cinco.

Calle y Germán. Andrea, Dilan y Damián, los pequeños hijos de la mujer.

Al principio Daniela se llevaba bien con esos tres, incluso estaba feliz de que su padre por fin encontrara de nuevo el amor, pero cuando en una ocasión descubrió a Andrea muy cariñosa con el de finanzas, dejó de confiar en ella.

Y la segunda vez fue cuando volvió a descubrirla en una de las bodegas del edificio, solo que esta vez Andrea no llevaba la camisa puesta y el sujetador lo tenía desabrochado, a punto de tener sexo con Alfonso, el mismo hombre con quien ya la había visto semanas antes.

Esa fue la gota que derramó el vaso.

Calle, por supuesto, le contó todo a su padre, pero como era de esperarse, Andrea se encargó de convencer a Germán de que sólo era una etapa en que su hija estaba tratando de llamar la atención.

Dani también se llevaba bien con Dilan y Damián, hasta se iban junto con Alejo a pasar la tarde al cine o al parque de diversiones, pero cuando Dani se entero de la infidelidad de su madre, los niños también comenzaron a hacerle la vida imposible y cuando por fin se mudaron todos juntos, el infierno fue peor.

¿Bailamos? - CACHÉ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora