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Mafuyu sabía que debía mantenerse en su lugar y llamar a algún profesor para que solucionara el problema

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Mafuyu sabía que debía mantenerse en su lugar y llamar a algún profesor para que solucionara el problema.

En un esquina del patio estaba un chico grandulón molestado a un pequeño chico más pequeño de primer año.
Mafuyu pasaba por ahí de casualidad y se detuvo al ver la escena.

La ira lo recorrió, jamás había soportado a los abusivos y mucho menos a esos idiotas que se aprovechaban de su condición física para molestar a los más débiles solo porque sí.
Sin pensarlo mucho y siguiendo a sus instintos de justicia dejó su mochila en el suelo y se acercó a los chicos.

—Hey, tú—llama al grandulón que de inmediato se vuelve—Deja a ese chico en paz.

El mastodonte suelta al pequeño chico y le dedica una mirada socarrona—¿Y si no que?

—Te voy a golpear.

—Por favor, mocoso, no me hagas reír.

Ese mastodontes le sacaba una cabeza a Mafuyu y seguramente pesada el doble.

—No me subestimes. Déjalo en paz y métete con alguien de tu tamaño.

El chico se acerca a Mafuu de una manera peligrosa—Bueno, entonces tomarás su lugar por hacerte el héroe.

Y Mafuyu se dobla en dos cuando el grandulón le golpea el estómago.

Sabe que fue muy imprudente de su parte enfrentarse a ese monstruo solo, pero ya no era momento de arrepentirse.
Así que se incorporó y le soltó un golpe en la nariz con todas sus fuerzas.

[•••]

Kasai tomó su mano y Uenoyama se sintió terriblemente incómodo. 
La mano de la chica era muy pequeña y sentía que si la apretaba de más la podría romper.

Quería soltarse de inmediato pero no quería verse grosero en los ojos de su destinada.
Respiró onda y contó hasta diez. Paciencia, Uenoyama, paciencia.

Sin embargo, detuvo su caminata al ver una terrible escena frente a él.

Era dos chicos pelándose. Más bien, era Mafuyu y otro chico peleándose.

De inmediato se puso alerta y furioso. ¿Por qué ese hijo de puta se había atrevido a tocar a Mafuyu?

Uenoyama se soltó de la mano de Kasai y corrió para empujar al mastodonte que estaba sobre el pelinaranja.

—Deja a mi chico en paz—dice el guitarrista con la mandíbula apretada por la furia que siente al ver a Mafuyu herido.

El grandulón intenta golpear a Uenoyama pero éste lo esquiva y le regresa el golpe, acertando.

Uenoyama está tan furioso que, a pesar de no tener experiencia peleando, logra esquivar todo los golpes que el otro chico le lanza y logra regresarle unos fuertes puñetazos que ya tienen al otro idiota en el piso completamente lastimado.

Destino Equivocado//Given Donde viven las historias. Descúbrelo ahora