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Ambos chicos se quedaron en silencio y contemplaron sus marcas con tristeza

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Ambos chicos se quedaron en silencio y contemplaron sus marcas con tristeza. Habían dado por sentado que eran destinados, que lo que sintieron el uno por el otro al conocerse era la clara señal de que que estaban hechos para estar juntos.

Se habían equivocado.

Sin decir nada, Mafuyu se levantó de las cobijas y se empezó a poner la ropa con rapidez.

—Mafuyu espera—Uenoyama también se levanta poniéndose la camisa.

Pero el pelinaranja no le prestó atención, simplemente terminó de colocarse su sudadera y salió de la cabaña a toda velocidad.

—Espera, Mafuyu—Uenoyama va tras él pero el otro chico corre muy rápido.

Toma un taxi y entonces Uenoyama ya no puede seguirlo.

El guitarrista se jala el cabello y suelta un suspiro lleno de tristeza. Él juraba que Mafuyu era su destinado, esa persona hecha especialmente para él, así lo sentía y no podía creer que sus marcas no fueran las mismas.

Sin más regresó a su propio departamento y entró muy desanimado. Dio gracias a que ni Haruki ni Akihiko (sus compañeros de habitación y banda) estuvieran ahí.
Gracias a eso pudo ir directo a su cuarto para dormir un poco y pensar en que sería su relación con Mafuyu a partir de ahora.

[•••]

Mafuyu dio un portazo llegando a su casa y se recargó en la puerta llorando a todo pulmón. El estruendoso ruido alertó a su madre que salió de su cuarto bastante asustada.

Al ver a Mafuyu en tal estado, la mujer corrió a auxiliarlo, se sentó a su lado y lo atrajo a su cuerpo para abrazarlo.

—¿Qué ha pasado, Mafuyu?—pregunta la señora Sato acariciando el cabello del menor.

—Uenoyama-kun ...—balbucea el chico aferrándose a la camisa de su padre—Uenoyama-kun....no es mi destinado.

La señora Saro entendió de inmediato porque su hijo estaba tan destruído. No dijo nada hasta que Mafuyu estuvo más tranquilo y dejó de llorar. Con cuidado condujo a su hijo a su cuarto, lo ayudó a ponerse la pijama y lo arropó para que descansara un poco.

—¿Me quieres contar bien qué pasó, cariño?—pregunta la mujer acariciando su mejilla.

—Vimos nuestras marcas—explica Mafuyu cubriéndose con la frazada hasta la barbilla—Nunca lo habíamos hecho porque desde que nos conocimos ambos sentimos una conexión especial y dimos todo por sentado. Siempre creí que Uenoyama-kun tenía un barco justo como el mío, pero tiene una brújula. No somos destinados.

—No tienen que ser destinado para amarse, Mafuyu—la señora Sato sonríe un poco de para darle ánimos a su cachorro— Tu padre y yo no éramos destinados y te puedo jurar que yo la amé con todo el corazón. El tiempo que compartimos fue poco y él se fue casi sin que nos diéramos cuenta pero estoy infinitamente agradecida por haberlo conocido y por los momentos felices que me dio. Tener un destinado es algo hermoso porque esa persona tiene un parte de ti que nadie jamás tendrá pero no es la única persona a la que puedes amar.

Destino Equivocado//Given Donde viven las historias. Descúbrelo ahora