Parte 4 Recuerdos marcados a fuego

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Erik había comenzado a organizar todo, resultaba que las arañas ayudaban bastante a organizar aunque no había que tocar las telas por nada en el mundo. Hora tras hora fueron organizando las baldas, Historia de civilizaciones antiguos países y actuales , nombres e historias de magos famosos y lo demás centrado en la historia del reino desde el principio hasta ahora, miles de libros de jerarquías, batallas y algún que otro ejemplar de estudios sobre los dragones realizados por otras razas, curiosos y divertidos para el viejo espino que atesoraba todo eso desde que nació.

De pronto como escondido entre libros más grandes e importantes un pequeño libro de notas se dejaba ver, misterioso y algo estropeado por el tiempo y el lugar.

— "diario de...."  Murmuraba mirando la portada que solo desvelaba la mitad del título, al no saber que era y asegurarse los alrededores de que no le miraban se dispuso a leer, pero lo mismo pasaba dentro: frases borrosas o ilegibles e incluso hojas arrancadas ,pero por suerte una sola había sobrevivido.

"No pienso ceder por mucho que me digan, eso ya lo hicieron antes con el resto y no funcionara conmigo, puedo controlar las emociones y demostrarles como puedo controlar la magia que tanto miedo les da."

“Mañana empezare los preparativos, en la tumba del viento cambiara la historia de mi vida" 

—Endemoniado! no te oigo trabajar, ¿no te habrán matado las arañas?. Se escuchaba como gritaba desde su escritorio al final de la galería con voz sucia y esperanzas en que le contestase, aunque jamás lo admitiría.

—No se preocupe, estoy bien, me están ayudando. Según hablaba se guardaba en su ropa el diario para continuar leyendo el resto de la hoja después en soledad y sin sobresaltos.

— Pasado mañana tenemos que hacer un viaje, parece que la reina quiere que un ciego y el paria real representen a nuestra gloriosa raza. Dijo terminado en una sonora carcajada mientras Erik siguió trabajando para terminar la fila y mañana acabar la otra.

Así fue a las horas llego la tan ansiada noche y con ella el momento de leer , en la parte de arriba del archivo se encontraba la casa del embajador espino, una casa tan desordenada como la planta de abajo pero que al menos tenía unas habitaciones con camas, esas sabanas relajaban el cuerpo después de una cena digna del más humilde campesino, compartida entre dos dejo con hambre a ambos y logro que a Erik le tocase por la mañana ir a comprar toda la compra que se le ocurriese al viejo.

Tras mas reprimendas y bromas al fin le dejo ir a su cuarto en la buhardilla, aunque tenia la cama las vistas consistían en mas piedra de la torre antorchas y mas tejados, nada que llamase la atención, pero esa noche nada lo haría y más cuando terminaría de leer el diario.

"logre convencer a unos pocos idiotas para que se sacrifiquen en mi experimento, un dragón verde y uno de azul, para cuando descubran lo que pasa ya estará hecho"

Tras leer lo que fue la parte más importante, sabía exactamente de quien hablaban aunque había un tercero que desconocía, un dragón azul, debía investigar mas aunque sabía que el viejo le molería a palos si le descubría con algo así en su poder, por lo que le obedecería día si día también hasta tener el momento apropiado de preguntarle por el dragón azul.

A la mañana siguiente el día empezó de mal en peor. Debía bajar el solo hasta el mercado sin contar que debía subir luego una compra inmensa hasta la cuarta planta, el solo y desde la primera, Los guardias no ayudaban, sin disimular un poco siempre un grupo le seguía pero no le iban a ayudar , esperaban el momento de arrestarle por cualquier idiotez.

—Buenos días, necesito todo esto para mi maestro. Logro llegar al puesto dejando todos los sacos y las cestas a su alrededor, el puesto estaba regido por una mujer de aspecto consumido, ya fuera por el escaso peso que por su gesto de enfado permanente.

—También necesitas almas?. murmuró alzando una ceja, de ti me lo esperaría muchacho, pero he no te lo tomes a mal, algún día aprenderás a encajar los insultos racistas. De momento era la mas sincera de todos y eso era de agradecer aunque no había acabado de hablar                              

 —por cierto se lo que estas pensando y yo, NO los aguanto, a si que coge lo que quiere es viejo carcomido de embajador que tenemos y desaparece que me asustas a las clientas. Con la agilidad que da años y años de tendera de el almacén que tenia a sus espaldas fue llenado las cestas y bolsas lanzándolas hacia atrás sin girarse, incluidos los botes de cristal y la fruta fácil, pero que antes de tocar el suelo y pasar a ser historia se frenaba y caía sutilmente. Cogió el dinero girándose y con el mismo gesto de enfado que le puso al llegar le miro "invitándole a largarse" en silencio. — Por cierto!, animo  con la subida. De una sola risotada se puso a atender a los demás que se acercaron a  comprar en cuanto el se alejo un poco con bolsas colgando hasta de las orejas.

La subida fue peor pues a los guardias les sonrió la suerte y el diario que llevaba escondido en las ropas se fue al suelo y como carroñeros fueron a ver que era sacando las mismas conclusiones , mientras seguían al pobre Erik, que parecía una mula de carga.

— Lo ha robado... ya es a es suficiente para encerrarle hasta que venga la reina. Se reían esperando a que llegase arriba para amargarle la victoria, pero de pronto por una ráfaga de viento Erik perdió el equilibrio y una avalancha de bolsas se llevó a todos escaleras abajo, arriba del todo alguien bajo corriendo cogiendo el diario y desapareció mientras poco a poco a Erik se le acercaba la madre de todas las broncas.

[Lagrimas sin derramar][Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora