Parte 2 Ser el nuevo siempre es difícil

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Tras aquel juicio que acabo de manera polémica, los guardias habían soltado a Erik pero aun así cogiéndole cada uno por un lado le sacaron de aquel edificio de piedra. Largos pasillos hasta la calle con aquellos hombres forrados de metal con capas azules que parecían tener que hacer caso a la dama roja en lo que fuera.

Tras esos largos pasillos iluminados por elegantes lámparas que colgaban del techo como arañas y los suelos cubiertos a veces si a veces no por lisas alfombras de simple pero elegante diseño, la dama se paro frente a una puerta de grandes dimensiones, con adornos tallados en esta, que se componía de dos piezas unidas perfectamente en el arco de dicha puerta.

-Erik, nadie de mi reino querrá darte trabajo o cobijo- *dijo dejando clara la situación, sonado mas como una advertencia cariñosa que una amenaza, pues en ella todo sonaba demasiado bien como para ser tomado a mal 

-vendrás a mi palacio y allí servirás como ayudante del embajador real- Este puesto debía tener algo malo pues los guardias se comenzaron a reír, metálicamente, debido al eco de su casco.

-no tengo elección, le ayudare a él no puede ser tan malo como me insinuáis, chicos- dijo Erik mirándoles de reojo cada uno de un movimiento de cuello.

La dama abrió las puertas con una fuerza no tan propia de su delicado cuerpo y la luz cegó a todo el grupo unos instantes, para luego descubrí lo que sería el reino de los dragones.

Amplias llanuras de aspecto invernal, arboles valientes destacaban con su verdor sobre todo aquel blanquecino paisaje, para mas espectacularidad, por alguna curiosa razón en aquel lugar unos cristales de gran tamaño salían de la tierra como si otros árboles se tratase, aunque no tan verdes, si no más de un color rojizo , pero que sin pensar mucho se sabía que alguna función tenían pues todos estaban concentrados en los alrededores de una basta torre en la que se perdía su final entre las nubes.

Los guardias de nuevo bruscos le hicieron andar, bajando unas leves escaleras hacia la calle y sus nevadas baldosas. Todo el mundo le miraba con cierto odio, por primera vez la gente tuvo que contenerse pues la comitiva la presidia su reina, que caminaba con las manos juntas bajo su regazo y una mirada de decisión. Las casas era de un tamaño normal aunque pasaban mas por de montañeros que por aquellos reptiles ancestrales, piedra y madera se combinaban para hacerlas robustas y cálidas para el clima de aquel lugar, pero eso debía ser a las afueras, pues según fueron avanzando más hacia la torre, las casas eran inmensas con un estilo tosco y colosalmente ridículo, teniendo forma de caverna y gruta más que de hogar.

para sacar de dudas , sus dueños estaban fuera, ciudadanos que mantenían sus formas de dragón, mostrando la amplia variedad de sus razas y colores aunque  por esa zona el pase fue mucho más tenso, ya que los dragones dorados se pusieron frente a su reina para evitar que un "oscuro" estuviese en libertad.

-Alteza, le pido como su comandante que lo encierre con los suyos ahora mismo- El dragón dorado tenía un porte muy noble y glorificado, con un gran tamaño que hacia pequeño a cualquiera incluida a su reina.

-Arcanir, valoro tu opinión, pero acaso el os ha provocado pesadillas? os ha atacado o herido?- La reina debía tener muchas esperanzas en el porqué no era normal que lo defendiera de alguien tan importante para aquella nación.

-aun es un cachorro- dijo bajando su gran hocico para mirar a Erik, no nos haría a ninguno cosquillas, pero el mal está en el, es hijo de uno de los peores presos que he tenido que capturar-  Al ver que Erik se daba cuenta que su familia seguía viva en aquella cárcel no pudo evitarlo y se separo de los guardias.

-¿por qué los retienes?, ellos no eran dragones negros, solo yo lo soy- El dragón dorado comenzó a reír ruidosamente alzando el hocico para mirarle desde la altura.

-¿acaso les recuerdas?, "abandonado", mientes por ignorancia, esa hechicera que dices que te maldijo, no existe- Dijo burlón, mientras la reina de un simple gesto hizo que parase de abusar de el y se apartase de su camino y siguiesen rápidamente mientras Erik era arrastrado pues quería saber más.

-esperar, dragón, cuéntame mas, que es lo que me paso entonces?- Según tiraban vio como el dragón dorado no contestaba y se marchaba tranquilamente junto a los demás que solo querían verle pasar.

Tras un tramo en el que las preguntas lo asediaban llegaron a la base de la torre, una torre que tenían infinitos detalles en sus paredes relatos gárgolas, figuras y personajes importantes para la raza, se necesitarían años para verlos todos desde la base hasta la última cornisa de aquel monumento que rasgaba el cielo. Sus grandes puertas se abrieron por acción de los guardias quienes dejaron sus puestos para abrir a su reina, la cual entró tranquilamente sin esperar a que la abriesen del todo y tras ella Erik con sus escoltas en silencio.

El interior eran miles de columnas que sujetaban el peso de los pisos superiores y haciendo gala de su poder miles de objetos forjados con oro adornaban todo lo posible el lugar, lámparas, marcos de cuadros, hasta los pasamanos de las inmensas escaleras de caracol que hacían de unión por toda la estructura.

-tu nuevo dueño y maestro está en la cuarta planta, pregunta por el embajador- Dijo la dama roja mirándole sin ponerse del todo frente a él, con los mechones rojos tapándole un poco los ojos, si quieres preguntar a los guardias, pregunta por el viejo espino. Tras eso le dio de nuevo la espada y con una luz angelical desapareció de allí sin dejar ni rastro.

-muévete, "oscuro"- *dijeron los guardias empujándole para separase de él. -Suerte con ese viejo- Se marcharon de vuelta a la calle riéndose mientras por primera vez estaba libre y solo en aquel lugar.

[Lagrimas sin derramar][Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora