Sr. Hale

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La señorita Green llegó en buen momento para auxiliar a la doncella que ya estaba vistiendo a Olivia: estaba preciosa, con un vestido palo de rosa que le favorecía mucho y contribuía a dar ese aire victoriano de invalidez que la gente encuentra como el epítome de la elegancia y la noble cuna. Le puso  unas flores frescas en el cabello para complementar su tocado: ella misma era un capullo a punto de florecer y vio orgullosa a la jovencita para ser presentada en sociedad: la abrazó

Vieron hacia el reloj: seis menos diez. El profesor Brandon no tardaría en llegar y ambas disimulaban mal la ansiedad, Olivia por asistir a su primer baile de sociedad, y Eleanor... por otros motivos. La señora  Wood miraba a ambas con suspicacia pero fueron de lo más discretas... Antes de que el reloj diera las seis campanadas, se oyeron golpecitos, pausados y elegantes, en la puerta. El profesor Brandon dio las buenas noches y condujo elegantemente a Olivia del brazo, con Eleanor detrás... Era el primer acto frente a la Wood y Charles lo había hecho maravillosamente bien. La señora Wood respiró satisfecha 

-A las diez, y ni un minuto más- dijo

Y cerró la puerta.

La concurrencia estaba en su apogeo, las damas con su vestido más elegante y los caballeros con su mejor librea, con el cabello estirado hacia atrás en una coleta. Eleanor se veía impaciente, buscándome entre la multitud. No tuvo qué esperar mucho, pues en cuanto bajaron del coche tirado por dos alazanes.

-Quisiera tener el honor del primer baile con la señorita- dije, inclinándome hacia ellas, y besando la mano de mi preciosa Olivia, quien reconoció mi voz-

-Eees que no sé bailar...- dijo ella con mucha timidez

-No os preocupéis: poned esta mano, la izquierda, aquí, en mi hombro, así,  y dadme esta otra, la derecha, y dejaros guiar, os prometo que os divertiréis.

Y entonces Olivia sonrió con una sonrisa que me abrió el cielo. Supe, esa noche, que la guerra estaba ganada desde antes de empezarla...

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Eleanor y Charles se quedaron a solas, viendo lo buen bailarín que era William Hale, y cuántos cuidados se tomaba para con Olivia... mientras esto sucedía Eleanor ordenaba en su mente las palabras precisas para dirigirse  a él: "Profesor: entiendo que el matrimonio es un compromiso formal y serio, pero precisamente por tal razón, usted merece saber que Olivia incuba desde hace meses una pasión desbordada por Mr. Hale, pasión que es correspondida. Yo sé que su compromiso obedece a intereses sociales, pero le suplico entonces, que no se interponga en el amor sincero y desinteresado de dos jóvenes que se aman incondicionalmente y que, podrán ser felices de esta manera..." En ese momento empezó una mazurca,  Eleanor se quitó la chaquetilla que llevaba dejando al descubierto un escote profundo. Charles suspiró, y se inclinó hacia Eleanor con una  reverencia estudiada:

-Permítame decirle lo arrebatadora que se ve esta noche, señorita Green¿Me concedéis el privilegio de esta pieza?- musitó el suavemente, besando su mano

-Solo si en lo sucesivo me llamáis Eleanor, Profesor - dijo ella, ruborizándose exquisitamente y poniendo la mano sobre el puño que Brandon le ofrecía:

- Llamadme Charles. Me alegra que esté usted ya tranquila, pues lo que voy a decir será difícil de asimilar, yo sé que sé bien cuánto aprecia usted a Olivia y cuánto se preocupa por ella, y me disculpo de antemano por hacerlo en un lugar público, puesto que este tema,  no admite más dilación...- dijo él, girando.

-¡¡Santo cielo! - exclamó ella, mientras seguía el ritmo que Charles conducía con habilidad, con la mano en su cintura- Dígamelo ya.

O voy a tener que confesar que Olivia ama a otro del que usted no sabe nada, pensaba ella... Lo miraba con los ojos abiertos y en silencio, sin llegar a reconocerlo del todo: serio pero ansioso, calmado pero nervioso, angustiado pero excitado...

-La amo. La amo desde el momento que puso un pie dentro de la universidad pretendiendo hacerse pasar primero por hombre, y después, por mi prometida. Jamás se lo dije pero desde aquel día, (¿se acuerda?) empecé a concederme la hermosa fantasía de que, en realidad había entre nosotros un compromiso real. Quizá no sospecha usted, que el primer día que llegó a la Facultad la miré como un adolescente cautivado, con sus pantalones masculinos y su cabello oculto, pretendiendo pasar como un alumno... No supe qué hacer,  por eso cuando llego a mis oídos el rumor de que una señorita había sido rechazada por la universidad, me di cuenta que no se trataba de otra sino de usted. Busqué las direcciones de correo de la institución y por eso me atreví a escribirle con mi propia mano, pero cuando usted dijo ser mi prometida, ¡me abandoné a la dulce fantasía de poder estar íntimamente con usted! No por otra cosa, le ofrecí un empleo bajo mi tutela aunque ¡Tonto de mi! No sabía que antes de tender mi red ya era prisionero, antes de puesta la celada ya era cautivo de usted... Por tal razón comprenderá que no voy a casarme con Olivia, no puedo. No merece un engaño así, ni un matrimonio sin amor y tampoco puedo seguir mintiendo a mi corazón y por ello he decidido anular el compromiso. Si no lo he hecho es por el temor que pueda acarrear en la señorita Olivia de no ser, ya se imaginará usted, dudas de aspecto social, pues aunque no tengo ya  gran fortuna, el peso de un apellido es grande... Le pido, no, le suplico, que me ayude a llevar esta carga, pues soy suyo, he sido suyo desde el principio...

Y mientras esto decía, realmente ponía una rodilla en suelo, y le tomaba de la mano, y le miraba expectante,  descorazonado.. y ella... muda ante el tropel de palabras, no se decidía a espetar el discurso que había preparado, y trataba de ordenar los pensamientos y emociones agolpadas que...

--¡Charles!  Desde el momento en que lo ví, supe que mi destino debía estar ligado al suyo de algún modo... pero nunca, como hasta ahora, me habéis dado tal felicidad. Sin embargo, querido profesor, debo decirle que usted se preocupa de balde...

-... ¿Cómo dice?

- ...el problema que le aqueja es mas bien simple, pues su prometida ama en silencio a un caballero honrado, trabajador y buenmozo, que, a pesar de no tener un gran apellido es noble, pues sus sentimientos  y situación le ennoblecen: y nuestra querida pupila es correspondida, y requerida en amores por el señor Hale,  quien le ha escrito encendidas cartas firmando como "W", pues es este y no otro, el pretendiente de Olivia..

-¿Quién es ese hombre?

-Es el caballero con el que está danzando Olivia en este momento...

El suspiró con violencia, como si se hubiera quitado un enorme peso de encima y entonces musitó, mientras me cogía en brazos, y estaba dispuesto a beberme el beso de los labios mientras sentía su calor y la firmeza de su mirada, y de otras partes de sí

-Eleanor, Eleanor, mi adorada Eleanor, entonces, ¿Quieres decir que así como un hombre apasionado y ferviente puede aspirar a Olivia, debo suponer que un profesor, puede aspirar también al amor de una dama sin igual?     


Baile de San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora