¿Pero qué acaba de suceder? Algo muy grave debe estar pasando para que el profesor pierda los estribos así... la forma intempestiva en que entró sin que casi le escuchara, la forma en que me hablaba, con dulzura, casi suplicando y luego... ese abrazo del que quise deshacerme pero... sus brazos, musculados sin ser toscos y con la carne firme, a pesar de ser delgados, cedían al deseo de caer en ellos, durante el más íntimo de los abrazos... ¡Pero calma Eleanor! Debes prepararte para un baile.
No sé que me sucede al estar frente al profesor: Charles tenía esos episodios, en un momento parecía muy formal, pero conmigo, a solas, sentía que de un momento a otro desbordaría una inconfesable pasión... y esos ojos, que parecían suplicar.. pero, al salir por la calle, noté que era seguida por alguien. Fingí no darme cuenta y doblar en un callejón con salida al parque... Efectivamente la persona cayó y le cerré el paso:
-¡La sra. Wood debe estar muy equivocada si cree que me puede espiar fuera de Petal Manor! Si a usted le ha pagado por saber a dónde voy, y con quién, le aseguro...
-¡Un momento srita Green! A mí nadie me ha enviado, y yo respondo por mí mismo... ¿Dígame, es que ya no reconoce a un amigo de la casa?
El que así habló era un hombre alto, de cabellos castaños y cejas pobladas, de ojos tornadizos aunque muy bellos, castaños y labios delgados, pero de caderas afiladas, y de muy buen porte, y modales educados. Si tuviera otras prendas, hubiera pasado por un hombre de la alta nobleza...
-Oh, señor Hale, qué susto me ha dado ¡Claro que sí! Esto es notable, dígame.. ¿por qué sus visitas son cada vez mas breves? Se diría que no quiere vernos... ¡A Miss Olivia le dan tanta felicidad sus arreglos, que aunque no pueda verlos, sí aprecia las notas del perfume y textura de las flores...
- Es curioso que lo diga, pues he tratado toda la mañana de encontrarme con usted... la verdad es que, después de la partida de Miss May, la señora Wood no ha querido recibirme...
-Ella no ha tomado demasiado a bien la carta que le habéis escrito... aquella donde vos confesabais sus sentimientos, pero ¿Por qué no le decís a Olivia quién sois?
-He abrigado sentimientos por Olivia desde el momento mismo en que llegó a la casa, y tengo motivos para pensar que soy correspondido..., pero la Sra. Wood fue muy alerta, me ha quitado del camino, con ese profesor...
-Pues le tengo una noticia maravillosa: Esta tarde, a las siete, "ese profesor" llevará a Olivia al Baile de San Valentín. Yo distraeré al profesor, así usted podrá dirigirse a la srita. Petal...
-¡Habéis sido mi hada madrina!
-No faltéis, y llevad esa librea tan elegante que habéis usado esta mañana, señor Hale-
- Por favor... llámeme William
Mientras me vestía de acuerdo a la situación, me puse a pensar en la forma en que Charles entró en mi vida fue por decir lo menos accidentada, tan accidentada como mi frustrado intento de ingresar a Oxford pues en el novísimo año que nos ocupa, una de las más prestigiosas universidades de Inglaterra, y también una de las más antiguas de Europa, desechaba las solicitudes de ingreso de las mujeres por considerarlas más apropiadas en el sitio que por natura les corresponde: el hogar. Quien no ha estado a cargo de acarrear el agua en garrafones o cortar y cargar maderos para encender una estufa, descabezar pollos y despellejarlos antes del almuerzo, todo eso mientras se cuida de enfermos y niños pequeños ha de creer que llevar una casa es un paseo por Battersea Park con un poodle.
Pero así se las gastan las instituciones, educativas y no tanto en este siglo y si mis méritos son opacados por los de Charles no se debe a que yo le vaya de alguna manera a la zaga, sino que él por su género tiene acceso a todas las facilidades... y a que todos mis intentos por tener una educación fueran rechazados. Así pues todas mis oportunidades laborales se reducían a ser o institutriz o actriz, y siendo en el moderno año de 1850 la palabra "actriz" un eufemismo para "puta que se autopromociona a lo largo de las presentaciones teatrales", baste decir que mis elecciones de carrera se verían drásticamente limitadas...
No obstante la última carta de rechazo de Oxford, venía acompañada (¡cosa extraordinariamente rara!) de otra epístola, sin timbre ni membrete, únicamente con un nombre en el sobre: Eleanor.
Con la certidumbre de que aquella carta llegó hasta mi domicilio sin haber pasado por el Servicio Postal (es decir, había sido puesta en mi buzón por las mismísimas manos del remitente):
"Srita: Green.
Con desazón, he llegado a saber, que su más reciente intento de acceder a una educación ha sido descartado una vez mas por la institución para la que trabajo. No obstante quiero pedirle que no ceje en su empeño; estoy convencido de que la educación del bello sexo es solamente una cuestión que más temprano que tarde, deberá atenderse en el bien de toda la sociedad. Mientras eso ocurre le suplico, se dirija hoy por la tarde (o cualquier otro día) a la oficina de Literatura Inglesa, donde podré ofrecerle alguna ocupación de acuerdo con sus capacidades..."
- Con atentos saludos, Prof. Charles Brandon."
Así pues, mientras dios me daba en las narices con todas las puertas Charles me abría una ventana, que aproveché al vuelo volviendo a ponerme los viriles botines que me acababa de quitar y dirigiéndome a toda prisa a la Universidad.
-¿El departamento de Literatura Inglesa, si tuviera la bondad de decirme?
-Sobre este mismo pasillo, tercera puerta,- dijo el guarda aún sin salir de su asombro- Pero puedo preguntar qué busca ahí una persona de su, cómo decirlo, de su condición?
- Al profesor Charles Brandon, soy su prometida y he recibido un un recado urgente de él esta misma mañana... - una mentira vil para sortear más tretas de dios.
Tras lo cual me hicieron pasar... ¡Qué rápida, qué eficiente es la burocracia en cuanto una mujer dice estar al servicio de un hombre! Podría empezar a abusar de esto... pero ya no sólo me indicaban el camino por la enorme construcción... sino que me escoltaban por los recovecos de la universidad, no me fuera yo a meter donde no me llaman, con sabe dios qué femeninas y por tanto malvadas intenciones. Nos detuvimos ante una puerta a mi derecha, entreabierta, pero que no podía ver su interior:
-El departamento de Literatura Inglesa...- empezó a decir el guarda
Pero le interrumpió una voz joven y certera, que sorprendió por su aplomo y la firmeza que tronó al interior:
-Haga pasar a mi prometida si es tan amable, señor Brown, y tenga la bondad de cerrar bien la puerta: no puedo recibir a nadie más por ahora
Me abrieron la puerta de una oficina pequeña pero cálida, decorada con esmero, con una alfombra sencilla pero con libreros atestados y un olor a madera que impregnaba toda la estancia y podía leer sus nombres: Shakespeare desde luego, pero también William Blake, y Lord Byron, Tennyson, y otros más arcanos y oscuros que poblaban mis imaginaciones y dilucidaba la clase de hombre que...
-Disculpe la grosería del guarda, Srita. Green. El sr. Brown es buen vigilante pero no sabe conducirse frente a una dama.
...tenía enfrente.
- No fue tomada como una ofensa Profesor, comprendo perfectamente que deban cumplir su labor de vigilancia, que sólo puedan interrumpir las esposas, o pretensas de los profesores...
El fingió poner en orden unos papeles, pero su boca se torció y por una fracción de segundo, hizo un maravilloso gesto que disimuló... ¿Estaba reprimiendo una risa? Lo amé en ese preciso instante.
-No me equivocaba yo sobre su sagacidad, señorita. Por eso quisiera pedirle, si usted acepta, elaborar las correcciones de mis textos y revisar mis traducciones. Quizá no es una educación universitaria pero aprenderá usted el oficio de escribir y... podrá seguir desarrollándose como institutriz... si eso es lo que ud. desea.
Así comenzó mi vida trabajando para un profesor progresista con ideas novedosas que no tenían cabida en la academia, o al menos: no todavía.
Estaba ya finalizando el anudado del complicado corsé y el polizón, debajo de los tres refajos que me puse. Al final escogí un vestido sencillo, pero revelador, azul cielo con los bordados dorados, y una chaquetilla que cubría el pronunciado escote hasta el nacimiento de los senos: no quería que la Wood sospechase nada... Ya maquillada y preparada, volví a Petal Manor, donde Olivia debía estar empezando a vestirse y a esperar la hora, en que el profesor Brandon pasaría en su coche...
ESTÁS LEYENDO
Baile de San Valentín
FanficEs un hecho reconocido internacionalmente que una joven hermosa, virtuosa y sobre todo, de buen linaje, requiere de un esposo que pueda ver por ella y hacerse cargo de los negocios familiares. Deliciosa parodia del minijuego DU!TP escrita en el esti...