-Pues si, sí que he estado en problemas -retomé la cuestión, solté una ligera risa y humedecí mis labios-. Pero ninguno como los que siento que voy a estar por tí -concluí con ironía, el Arquero me alzó una ceja y quiso reírse.
-Ese es el precio de...
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Punto de vista de ________*
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Estos cinco días habían sido los primeros que sentí cada minuto pasar; con nuestra permanencia comenzando a dejar de ser una preocupación, no había mucho más en qué pensar. Claro que estaban los muertos, con quienes hasta ahora no habíamos tenido un encuentro. La lejanía de las tierras Greene y el anillo de bosque que lo rodeaba nos proveía de una seguridad incomparable. Que hacía las cosas bastante aburridas, estos momentos se prestaban a recordar el vago sentimiento del viejo mundo, los tiempos de ocio eran duros.
Había ocupado gran parte de mi tiempo en hacer actividades de campo, le ayudaba a Patricia a recolectar los huevos, le di un baño a un caballo e hice mucha vigilancia con Dale. Me hubiera gustado pasar más tiempo con Daryl, pero parecía que tenía mejores cosas en que gastar su tiempo que conmigo, tal como el día que optó por armar un campamento en la periferia del campo que rodeaba el granero.
Recuerdo cruzar por las extensas áreas verdes de la granja, pasé junto al granero y me detuve detrás para observar la tumba de Sofía, acompañada de aquellos miembros fallecidos de la familia Greene. Me lamenté un momento por el crudo recuerdo de cuando me puse al frente y terminé con su sufrimiento. Seguí mi camino bajo la luz de la luna hasta que llegué al pseudo campamento del Arquero.
No parecía que estuviese allí, de las gruesas ramas de los árboles colgaba una cuerda en la que varió cadáveres de ardillas estaban suspendidos de esta, por mi mente apareció un mensaje muy claro y en letras grandes.
"VETE DE AQUÍ"
Sin embargo, poco me asustó la agresividad de su santuario y me adentré a un más, con él saliendo de la nada para interceptarme con su físico.
—¿Qué estás haciendo? —me acusó con la mirada, se veía molesto.
—Lamento irrumpir tu territorio —me disculpé con falsedad pero manteniéndome firme—. Solo estoy vigilándote. No voy a dejar que te alejes, te ganaste tu lugar —afirmé cruzándome de brazos.
