Capítulo 14

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"Menta"

Al ir a la puerta principal de la escuela, nos dimos cuenta de que aún no estaban dejando pasar a los estudiantes, pero si que el maestro de educación física les ordenaba hacer una fila de hombres y mujeres.

Nunca antes habíamos echo eso en esta maldita escuela, exceptuando el día de su aniversario.

Trago saliva en seco.
Definitivamente nos iban a descubrir, pero tratar de no ponerme nerviosa, creo que ayuda a hacer esto más largo.

Volteo, encontrándome con Sofía llegando recién a la escuela, me doy cuenta que esta muy pálida, no dudo en ir tras ella.

-Buenos días- la saludo, ella sonríe forzadamente- ¿Estas bien?

-¿Por qué estaría mal?
Me responde, alzando una de sus cejas gruesas y perfectas.

Aquella pregunta no es una respuesta a mi pregunta. ¿Es una pregunta con doble sentido? ¿Debo de responder diciéndole que no respondió mi pregunta o respondo la suya?

-Te noto algo pálida- le respondo, observando sus pequeñas ojeras.

Sofía pone los ojos en blanco, pero a pesar de eso no se mueve de allí y también me observa.

-Eres linda.
Me dice.

Dejándome sin aliento.
Nunca pensé que ella podría decir eso de mí. Una semejante belleza como ella ¿estaría llegándose a fijar en alguien como yo? Tan... ¿desalineada e inmadura?

Sin duda alguna yo no dejo que ella note eso en mí y trataré de evitarlo siempre que esté a su lado. No quiero decepcionarla, lo contrario, quiero impresionarla.

-Y tu muy guapa.

Ella sonríe.
Me toma de la mano y me lleva detrás de la escuela, donde no estaban nada más que los nerds de la escuela, leyendo libros, sin hacer ni un solo ruido.

-¿Qué es lo que...

Cuando voltea, me doy cuenta que sus labios están contra los míos, miles de sensaciones invaden mi cuerpo por completo.

Deposito mis manos en su cintura, ya que sus brazos están rodeando mi cuello. Y continuó besandola.

Sus labios son realmente suaves y son cálidos, tanto que por más que suene estúpido o no tenga sentido... me hacen sentir como si estuviese en casa.

Su aliento sabe a menta, nuestros labios se mueven al mismo ritmo, encajan a la perfección. Eso es fascinante.

La yema de sus dedos acaricia el cabello que hay más arriba de mi nuca.Maldición.

Su cuerpo está muy pegado al mío, puedo hasta sentir su feminidad pegada a mi muslo izquierdo. Sofía muerde mi labio inferior, y continúa besandome, solo que esta vez con más intensidad.

Puedo sentir como un pequeño bulto comienza a crecer en mi entrepierna.
Rezo mentalmente, por favor que no lo note, por favor que no lo note.
Repito constantemente.
¡Pero que vergüenza!

Pensaría que soy una degenerada, o una maldita pervertida, o que soy como los demás, y no quiero que ella piense eso de mí.

Para mi suerte, su cuerpo choca contra mí, estoy seguro que pudo sentir mi erección.

Pero ella no se aleja.

Hago el intento por probar algo, arriesgandome a ganar o a perder todo lo que había conseguido en el intento.

La atraigo hacia mí.
Ella se mueve sobre mi erección, sobándola lentamente. Haciéndome delirar de placer.

Mis ganas de tumbarla en el césped y quitarle la ropa cada vez se hacían más grandes.
No quiero que este beso termine.

Bajo una de mis manos, tocándole el trasero, sin tratar de verme muy atrevida.

Cuando me doy cuenta que ella no hace nada, y continúa moviéndose sobre mí, puedo presentir que me ha dado la "autorización" de poder tocarla.

Le acaricio su precioso y bien formado trasero, lentamente, esperando quizá alguna bofetada de su parte. Pero no recibía ni una sola palabra.

Solo más movimientos algo desesperados por parte de ella.
Me encanta.

Sus dedos se resbalan por mi cuello, y nos separamos finalmente, puedo sentir aquel ardor irritante en mis mejillas al mirarla.

-Déjame llevar tu mochila.
Y se la arrebato,ella me mira sonriente.

Me aseguro de tapar mi erección con su mochila, sintiéndome ahora ya más a salvo.

-¿Qué tienes allí?
Bromea sonriendo.

Oh Dios mío.
¡Que vergüenza!
Si mamá llegara a enterarse de esto me metería a alguna clase de modales para niñas.

-Es tu mochila, ¿no?
Ella asiente, con la mirada obvia.

-¿Sabes por qué estamos haciendo filas para entrar a la escuela?

-No tengo ni la menor idea, ¿ya habrán entrado?Volteo y doy unos cinco pasos para ver.

Todos ya están adentro.

-Temo decirte que llegamos tarde.

-No importa... no es mi primera vez.

Me quedo sin tema de conversación, pero me acerco a ella, posiciono mis manos en sus caderas luego de llevarme su mochila a la espalda, y ella se acerca más a mí.

Vuelvo a unir nuestros labios.
Besa bien, no, besa más que bien.

El beso es aún más intenso que el anterior, sus uñas rasguñan mi nuca, y mi lengua se introduce en su cavidad bucal. Queriendo saborearla por completo.

Camino hacia la derecha, sin dejar de besar a Sofía, la apoyo contra el muro de la escuela y continuó besándola.

Mis manos cobran vida propia, y pasean desde su espalda hasta casi llegar a su trasero. Pero que ganas tengo de...

-Creo que deberíamos de entrar a clases.
Dice ella, separándose de mí.

No quiero separarme de ella.
Suspiro, mientras asiento.
A pesar que me niegue miles de veces a entrar a clase, haríamos lo que ella quisiera. Siempre.

Ella antes de mí.
Ella antes de todo.

Ángel negro; Sofia Carson | G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora