Capítulo 17

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"Caleb Harding"

-Entonces, ¿qué dices?

-Si sigues refiriéndote a ir a las afueras de esta ciudad en un auto, la respuesta es no- me dice Sofía - ¿Qué pasa si mi abuela me necesita y no estoy allí en el momento?

La tomo de mis manos y la acerco a mí, le dejo un beso en la mejilla mientras rodeo con mis brazos su cintura.

-Sólo serán dos horas, o quizá menos, por favor.

Ella se voltea, mirándome a los ojos.

Hago un puchero haciéndola reír.

Tal vez sea un simple paseo en auto, a las afueras de Los Ángeles, pero pretendo que sea mucho más que eso.

Quiero que se enamore de mí.

Quiero decirle todo lo que siento en el lugar donde me siento más segura.

Y si quiero ir lejos de L.A, es porque no quiero que nada ni nadie nos interrumpa, quiero que sea un momento para nosotras dos.

Quiero conocerla más de lo que ya lo hago.

Quiero que me conozca.

Nunca hice esto por alguna otra chica.

No soy de las personas que creen, en el "amor a primera vista", bueno, seré sincera, soy de las personas que no creían en el amor.

¿Y por qué?

Porque es una ilusión, que con el tiempo se termina, debido al aburrimiento por parte de las dos, infidelidades, celos...

Odio los celos, por esa razón, nunca los he sentido.

Nunca he querido acercarme tanto a una chica como para llegar a querer enamorarme o llegar simplemente a quererla.

Hasta que fui a buscar a Sofía a su casa.

No se compara con otras chicas que he conocido anteriormente, perras.

Sólo se fijan en el dinero, en sexo, o popularidad.

Detesto eso.

Así que sólo las usaba para tener un polvo, irme y no volver a hablarles.

Cosa que puedo asegurar que nunca pasará con Sofía.

-¿Qué opinas?

-Esta bien.

Rueda los ojos.

Vuelvo a besarle la mejilla, ella me sujeta de estás y se aleja un poco para luego despeinar mi cabello.

-Sólo dos horas.

Me recuerda.

-Sólo dos horas.

Le repito.

Sonreímos.

-¿Tengo que llevar algo?

-No, sólo tú hermosa y adorable presencia.

-De acuerdo.

Se acerca a mí, me deja un pequeño beso en los labios y vuelve a alejarse, pero está vez la sujeta de la cintura.

Ella pasa sus brazos por mi cuello, no dudo ni un segundo en besarla.

Sus labios saben a chicle, quizá por el labial que está usando, pero sí que sabe bien.

Su lengua se introduce en mi cavidad bucal, haciendo el beso mucho más caliente que antes.

Le muerdo el labio inferior.

Ángel negro; Sofia Carson | G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora