1; Beomgyu.

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Sus puños se apretaban más con cada paso que daba, y la nieve, que entorpecía su paso, no ayudaba a cesar su rabia y tristeza

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Sus puños se apretaban más con cada paso que daba, y la nieve, que entorpecía su paso, no ayudaba a cesar su rabia y tristeza.

Caminaba sin pensar mucho hacia dónde se dirigía. Realmente no sabía dónde terminaría si seguía obedeciendo sus impulsos, sin embargo, era algo que se le estaba escapando de las manos.

Se sentía impotente, impotente de ver a su mamá tan enferma y no poder hacer nada para ayudarla.

Había pasado ya más de cuatro años pagando tratamientos caros y apoyando en lo posible a su madre. Visitando a doctor tras doctor, sin éxito y sin ninguna mejora y ahora, justo cuando pensó que las cosas no podrían ir peor, su médico de confianza había llamado para darle un terrible pronóstico, aún peor de lo que esperado. Sentía como el corazón se le encogía y sus ojos ardían.

Y es que Beomgyu no sólo lidiaba con el estrés emocional que le causaba tener a una madre enferma, él además de cuidarla, tenía que trabajar en un empleo mediocre para poder solventar los gastos de la casa, los cuales no eran exageradamente excesivos, (A excepción de los tratamientos y medicinas, claro) sin embargo, su sueldo difícilmente alcanzaba para alimentarlos, por lo cual a este punto, se le habían acumulado algunas deudas. Sin embargo, él no se arrepentía de nada, de hecho, si se lo hubieran pedido, Beomgyu hubiera hecho eso y más por su madre nuevamente, él la amaba demasiado y la idea de que pronto se vería obligado a enfrentar su ausencia, lo estaba carcomiendo por dentro.

Mientras caminaba sin rumbo fijo observabando a grupos de amigos, parejas y alguna que otra persona sola paseándose por las calles heladas de Daegu. Los envidiaba, envidiaba la forma despreocupada en la que reían y conversaban entre ellos. Envidiaba lo relajadas que lucían esas personas, envidiaba tener la capacidad de pensar en cosas tan triviales como el sabor de helado que pediría esa noche, o tomar desiciones sin importancia como si saldría a beber o a bailar, como un joven normal, sí, deseaba con todo su corazón sentirse normal por lo menos durante una noche, fue entonces que levantó la mirada.

Vio un letrero. Había un bar.

"40% de descuento después del segundo vaso de soju"

Tenía sentido, después de todo era sábado por la noche, y le había dicho a su madre que saldría a pasarla bien. Le mintió. Beomgyu había perdido la capacidad de disfrutar del momento desde hacía ya un tiempo considerable, por más que lo intentara, el estrés siempre se hacía presente, además, ni siquiera tenía amigos como para que lo invitasen a beber o a hacer alguna otra actividad que otra gente, probablemente consideraría cotidiana.

Había comenzado a perder comunicación con las personas que consideraba "Cercanas" cuando dejó la escuela, justo antes de empezar la preparatoria.

Habían hecho la promesa de que lo visitarían, pero Beomgyu comenzó a trabajar y el estrés de laborar a tan corta edad, sumado con la preocupación, había terminado por cambiarlo. No es que sus amigos hayan tenido la intención de dejar de frecuentarlo, sino que él comenzó a cerrarse y dejar de ser el chico relajado y comunicativo que tanto apreciaban. Empezó a distanciarse y con el tiempo, dejaron de insistir.

Coffee | Choi Beomgyu ๑ TXTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora