5; Gowon y Beomgyu.

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Sus manos subían y bajaban, abriendo y cerrando la cremallera de su abrigo mientras esperaba con paciencia en la mesa de siempre, observándola con los ojos totalmente concentrados en ella y en su hermosa sonrisa comercial

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Sus manos subían y bajaban, abriendo y cerrando la cremallera de su abrigo mientras esperaba con paciencia en la mesa de siempre, observándola con los ojos totalmente concentrados en ella y en su hermosa sonrisa comercial. Soltó un suspiro mientras comenzaba a juguetear con una servilleta, se encontraba realmente nervioso y no era bueno disimulando.

Estaba cansado de esperar, por lo tanto, decidió levantarse para regresar a casa, pero justo antes de poder hacerlo, sus ojos se encontraron con los de un adulto de mediana edad de aspecto desaliñado. Se acercó a él, al parecer, con el motivo de entablar una conversación, así que este se volvió a sentar. El de cabellos color chocolate no era una persona superficial, no obstante, la apariencia de ese hombre le daba muy mal presentimiento; la mirada que él le dedicó justo antes de acercarse lo había dejado realmente ansioso, pero no, no podía irse. A pesar de en ocasiones presentar comportamientos erráticos—como ahora—él jamás había sido un individuo irrespetuoso y menos con personas desconocidas.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca de él, logró percibir un ligero olor a grasa y apreciar de una mejor manera su uniforme y sus sospechas fueron confirmadas: Sí, era probablemente un empleado del restaurante al igual que Gowon. Su vestimenta poseía colores notoriamente similares, aunque, a decir verdad si su uniforme se ceñía con delicadeza a su cuerpo femenino; el de este hombre era aún más ceñido. Quizás el triple. La tela se amoldaba casi perfectamente a su regordeta panza y dejaba al descubierto algunos milímetros de esta. Casi inmediatamente, sintió una pizca de culpabilidad por haberse fijado en su abultado estómago antes que cualquier otra cosa.

Presionó sus labios y se dejó caer suavemente en el respaldo de la silla.

—Linda, ¿Verdad? —un suspiro escapó de sus labios, Beomgyu cerró aún más los suyos con una ligera expresión de disgusto ya que su hediondo aliento había logrado colarse entre sus fosas nasales—. Me gusta como le queda ese uniforme, aunque, si te soy sincero... Me gusta más el minivestido de los fines de semana, resalta sus caderas mejor. Soy el jefe de Gowon, por cierto.

El más joven presionó su lengua dentro de su mejilla derecha, intentando abstenerse de insultarlo o propinarle un merecido puñetazo, ¿Quién era él para opinar sobre el cuerpo de una chica? Y por si fuera poco, el hecho de que fuera empleada suya sólo lograba que sus comentarios fueran dos veces más inapropiados.

Beomgyu no había tenido la oportunidad de replicar aún hasta que el adulto regordete volvió a abrir su boca para seguir hablando:

—Joder, su vista desde atrás es...

—¿No va a tomar mi orden? —lo interrumpió.

No podía seguir escuchando esa clase de oraciones salir de su boca con tanta facilidad, como si de un cumplido común y corriente se tratase.

El mayor le dedicó una sonrisa socarrona:

—¿Eres tonto? —soltó una risotada— Sabes que eso lo hará Gowon, por cierto, ¿Qué eres de ella? Estoy seguro de que no eres su novio o algo así. Sé que ella es muy inteligente, lo suficiente para no equivocarse.

Coffee | Choi Beomgyu ๑ TXTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora