Las náuseas cada vez eran más, no podía comer absolutamente nada porque todo lo devolvía, se sentía cansada, tenía un fuerte dolor de cabeza y sus pechos estaban más sensibles.
— Puede ser que me vaya a bajar. — Intentó consolarse mientras se miraba al espejo.
Sudaba frío, estaba un poco pálida pues no había comido nada para evitar vomitar y que su mamá no se diera cuenta que seguía “enferma” la llevaría al médico y sería su fin.
Estaba clara, sabía lo que tenía sin embargo aún tenía un poco de esperanza.
— Por favor. — Rogó, — ¿Qué he hecho?
Se tiró al suelo, no podía más tenía que aceptarlo, hablarlo con sus padres y afrontar las consecuencias. Dos toques en la puerta hicieron que se levantará rápidamente, limpiará sus lágrimas y abrió la puerta.
— ¿Aún te sientes mal? — Preguntó su hermano Raimundo.
Raimundo era su hermano mayor y siempre estaba con ella, se preocupaba por ella, la cuidaba y protegía de quién fuera. Estaba muy preocupado pues nunca había visto a su hermana tan enferma.
— No. — Negó con una sonrisa. — Me siento mejor.
— Él la miro, su aspecto decía todo lo contrario. — Pues que lástima, te traje tu dulce favorito.
De su bolsillo saco el chocolate blanco que tanto le gustaba a su hermanita.
Ella sonrió, se le hizo agua la boca al verlo pero así de rápido empezó a sentir náuseas y regreso al baño. No vómito nada, pues no tenía nada en el estómago que expulsar.
— Tenemos que llevarte al doctor. — Le dijo mientras sostenía su cabello. — ¿Has comido algo?
— Negó. — No puedo. — Dijo llorando. — No puedo.
El la abrazo.
— Todo estará bien. — Le aseguró. — Le diré a mamá que vaya contigo al doctor mañana, ¿Si? Todo estará bien.
Lo único que hizo fue asentir, no podía hacer más nada. Sus padres se enterarían tarde o temprano y no podía seguir retrasando esto. Todo se había ido a la mierda.
— Tengo miedo. — Reconoció.
— No tienes porque temer, seguro tienes una infección en el estómago, nada que no sé cure con un poco de sopa. — La ayudo a levantarse.
La llevo a su cama para que se recostara, hablaría con sus padres en cuanto ellos llegarán para que llevarán a su hermana al médico en la mañana. Le hizo la sopa y se llevó a su habitación, ella estaba dormida y ¿Cómo no? Ha estado vomitando o intentándolo todo el día, estaba pálida, necesitaba líquido, un médico que le dijera que tenía y reposo.
— A ver pequeña. — La llamo. — Necesitas comer.
— No puedo...
— Si, si puedes. — La ayudo a acomodarse. — Hazlo, no es momento de portarse como una niña, tienes 15 años. — Le recordó.
— Si... — Suspiró.
Después de comerse la sopa, Raimundo salió del cuarto para dejarla descansar. Sus padres entraron a la casa y él se acercó.
— Sabrina está mal. — Fue lo primero que dijo. — Hay que llevarla mañana al médico.
— Antes de irme me dijo que estaba bien y la he estado llamando y me ha dicho lo mismo.
— No quiere que se preocupen, pero es necesario. — Dijo preocupado. — Lo único que ha comido en el dia es una sopa y eso fue hace nada.
— Está bien, Rai. — Dijo su padre. — Mañana la llevaremos.
ESTÁS LEYENDO
Embarazada a los 15
Ficção Adolescente"Un bebé cargando a otro bebé" Esas eran las palabras que siempre escuchaba cuando iba por la calle con la carriola de mi bebé.