Capítulo 06

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Rodrigo le ayudaba a Sabrina con los postres para poder distraerla de las personas que se encontraban con su esposa. Después de todo lo que había pasado esa pobre chica necesitaba un poco de paz, sus padres le habían dado la espalda y sabía que la presencia de esas dos mujeres de alguna manera la alteraba y no estaba bien, la doctora dijo que había que cuidarla y él estaba dispuesto a hacerlo, siempre había querido tener una niña, una princesita y aunque estaba feliz y orgulloso de sus campeones, no podía evitar ver a Sabrina como una que necesitaba de su ayuda.

— Terminamos con esto. — Anunció Sabrina feliz, había olvidado lo bien que se sentía cocinando. — ¿Necesitan ayuda con algo más?

— ¿Te gustaría ayudarme con la mesa tres? — Pregunto Matías entrando.

— Ella asintió, tomo la pequeña libreta y fue a la mesa que se le indicó. — Buenos días, bienvenidos.

Sabrina sentía la mirada de aquella rubia en su nuca, empezaba a sentirse incómoda, las manos el temblaba, una ligera capa de sudor adornaba su frente y las ganas de vomitar empezaba a hacerse presente. La rubia la miraba de arriba a bajo, frunciendo el ceño mientras se preguntaba ¿Que hacía ella ahí? Mientras su madre conversaba con su ex suegra hablándole sobre sus planes de ir a la playa el fin de semana los cuales involucran a toda su familia.

— Así que ahora tienen nueva mesera. — La madre de Ana volteo a ver a Sabrina la cual le dedicaba una última sonrisa a la pareja de la mesa tres y se dirigía a la cocina.

Ana miro a Diana con curiosidad, le interesaba ese tema.

— Si. — Asintió con indiferencia. — Nos va ayudar con la parte de los postres, es una excelente repostera, aparte es una excelente persona.

— Si, se nota.

— Sabrina se acercó a la mesa y preguntó. — ¿Quieren un café? ¿Necesitan algo?

— Diana nos comentaba sobre que hacías unos excelentes postres, quiero saber si es verdad.

Sabrina asintió.

— Yo solo quiero un café, gracias. — Dijo Diana.

Sabrina se dió media vuelta y entro a la cocina en busca del pedido, se sostuvo en el borde de la mesa pues un mareo llegó a ella de repente.

— ¿Pasa algo? ¿Te sientes bien? — Le pregunto Matías acercándose rápidamente a ella.

Matías veía a Sabrina muy decaída, pensó que cuando le dieran la noticia de que todo está bien ella estaría feliz y animada, pero es todo lo contrario y le preocupaba verla así. Sabrina se alejo de él y fue a servir los postres y el café.

— Un mareo, lo normal. — Dijo.

— Hey. — Volvió acercarse a ella. — A mi no me mientas, se que te pasa algo.

La abrazo por detrás rodeando sus brazos alrededor de su cintura, aspirando su aroma, ella apoyo su cabeza en su pecho y cerro los ojos, se relajo por un momento y el mareo desapareció.

— Se que estás así por Ana y su madre, pero sabes que no tienes que preocuparte de nada, solo mi familia y la suya se hicieron muy amigos cuando nosotros salíamos.

Sabrina lo sabía y eso la desilusiona aún más, pues dudaba mucho que alguna vez sus familia se junten de esa manera.

— Solo vienen a saludar, no hay nada malo. — Aseguro, la volteo para transmitirle paz y seguridad.

Lo cual era difícil, pues el tampoco estaba tranquilo con la presencia de ellas, ¿Que paso si a Ana se le escapa algo de las cosas que han hecho en estos días? No quería que su familia se enterará, ya los había decepcionado demasiado.

Embarazada a los 15 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora