Capitulo I: 𝓔𝓵 𝓿𝓪𝓵𝓼 𝓭𝓮 𝓵𝓪𝓼 𝓯𝓵𝓸𝓻𝓮𝓼

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- ¿Cómo están mis flores el día de hoy? 
la voz animada de una mujer sobresalía por la habitación de ocho por seis metros, mientras se abría pasó entre todo el caos que se estaba formando, hasta quedar en el centro de la habitación.

+ relucientes, madame! - una respuesta unánime como de costumbre

- Como debe de ser. No se olviden que hoy es "viernes rojo". Las quiero perfectas mis flores.

+ sí , madame.

-Excelente!  A florecer mis niñas...

En un momento, la habitación volvió a ajetrearse. Objetos volaban de un lado a otro, aprovechando la situación, me escabullí en medio del caos. Para llegar a mi espejo y cambiarme, en el momento en que mi trasero cayó sobre la silla escuché el regaño de Madame. Quien aguardaba medio metro detrás de mí.

- Llegas tarde Rose. - Dijo con una voz tenue pero enojada.

+ Lo siento, ¿me creerías si te digo que había mucho tráfico? -dije intentando convencerla pero su cara se notaba incrédula.

-Cámbiate, por favor. Abriremos pronto y quiero que TODAS mis flores estén relucientes.  De acuerdo? - mantenía su voz amigable a pesar de estar regañándome.

+Sí, madame.

Cepillé mi peluca corta color rojo, ya que con el ajetreo se había desacomodado un poco en mi cabeza, empecé a maquillarme.

-Así que el tráfico, eh? - interrumpió Jasmine mientras señalaba mi peluca con sus labios y ajustaba ligeramente su trasero en mi mesa de maquillaje.

-Estaba muy pesado ¿Me ayudas con mis pestañas?

-No será que te perdiste por ahí con alguien? - procedió a pegarme las pestañas en banda.

-No tengo tiempo para eso Jasmine, ni paciencia. - me apliqué la base con mi esponja

-Rose, tu vida no puede ser sólo el club y tu casa, debes tener más acción... - en lo que hablaba me aplicó los contornos y el labial rojo.

-¿Más de la que ya tengo aquí? - dije sarcástica

-Romance, Rose! Romance! Alguien que no sólo te quiera coger, si no que además quiera saber de tu día...

-Si y cuando se entere de esto, me dejé. - me quite la ropa hasta quedar totalmente desnuda y colocarme el traje, que consistía en medias de malla a media pierna rojas, corsé del mismo tono y una tanga de hilo.

-Pará eso están las reglas Rose, y... hoy te toca el babydoll de Lilith. .. - dijo alejándose.

-mierda, pudiste habérmelo dicho antes de estar a mitad del corsé...

-Te quiero....

HORA del show**

-Sean bienvenidos un día más a nuestro amado club, espero que se hayan portado bien está semana - Dijo madame desde el centro del escenario, con un reflector de color rojo apuntando hacia ella; se escuchaban aplausos y silbidos retumbando por los alrededores del escenario; el cual sólo estaba alumbrado por luces neones parpadeantes

-Porqué hoy viernes, las puertas del infierno se abrirán para ustedes y Lilith saca a sus demonios a pasear sobre la tierra. Tengan cuidado, porque su misión es seducir a los mortales para llevar a cabo sus más profundos y oscuros deseos-
De fondo teníamos el soundtrack de come & get it de Selena Gómez, mientras en el escenario salieron dos columnas de ocho personas, una a cada lado de Madame, eran las flores... Disfrazadas de demonios rojos cual tentación y pecado, sus caras de porcelana cubiertas por un antifaz. Al son de los tambores, moviendo sus caderas y cuerpos empezaron a entremezclarse con la multitud, sustituyendo el puesto de Madame en el centro del escenario me encontraba yo, disfrazada de la madre de los demonios "Lilith", con un sexy babydoll color blanco, la noche estaba tan regular como las otras;  pero mientras bailaba tenía un sentimiento extraño, una mirada fija pesaba sobre mí... Sé que es irónico sentirme acosada por alguien mientras bailo en el centro del escenario semidesnuda, pero esta era distinta a las demás. En medio del baile comencé a luchar contra la oscuridad del club para poder divisar al público, y ¡bingo!  Cerca de la puerta principal estaba alguien con capucha negra, su ropa no daba pistas de su genero, y la escasa luz no era de ayuda, pero se notaba de aspecto joven, algo raro porque la mayoría de clientes eran hombres de 30 años  en adelante y este individuo no pasaba ni los 25 años, así que solo habían dos respuestas: era un nuevo cliente o una nueva flor por sembrarse en Madame DuBois.
Al notar qué ya lo había descubierto, el encapuchado empezó a escabullirse entre el público hasta lograr perderse entre la multitud, no le tomé mucha importancia, y seguí en mis asuntos..
Mi baile terminó y salí del escenario,  recorrí el oscuro y estrecho pasillo detrás de el para llegar al corredor de las habitaciones. En el camino me tope con Begonia, quien yacía reclinada en el marco de su puerta encendiendo un cigarro, detrás de ella emergía un cliente a toda prisa arreglando su corbata.

- Deberías dejar ese vicio...

-ya sabes lo que dicen, después del sexo no hay nada mejor que fumar un cigarro.

-Si..., nada mejor que morir de cáncer del pulmón- le arrebate el cigarro, le di dos jaladas y se lo devolví.

-entonces  nos veremos en el infierno... - soltó una risa coqueta y malvada.

-cariño, ya estamos en el.

Continué caminando hasta  mi habitación para poder refrescarme y  salir a pescar. Dentro de ella, había una pequeña ducha, de esas en las que la taza queda a centímetros de donde cae el agua, me desnude y duche; usaría el mismo babydoll y mallas, pero necesitaba una nueva tanga, aún lado de la cama, alejado de la puerta tenía un pequeño taburete en dónde guardaba ropa interior limpia, condones y cigarrillos, abrí uno de los cajones y tomé una tanga del mismo color que la anterior, me la puse junto con las medias mallas, con el ajetreo del baño la peluca no se había acomodado del todo, pero no sé caería solo debía ajustarla unnpcoo más y en cuento me dispuse a hacerlo, mi puerta se abrió de manera abrupta, era el encapuchado, rápidamente tomé un cenicero de vidrio que se encontraba a mi alcance para poder defenderme en caso de que esté me atacará.

-Espera espera! no quise asustarte - se bajó la capucha, su cabello dorado cayó sobre sus hombros por el peso de las puntas húmedas y la poca luz de la habitación dejaba al descubierto sus facciones femeninas.

-Las entrevistas son con Madame, está a un lado de la barra; sugiero que vayas rápido antes de que se acabe su vaso de whisky- bajé el cenicero lentamente. 

-Ah.. si, yo no vengo a buscar trabajo...- sus manos actuaban nerviosas, para calmarlas las escondió en sus bolsillos traseros

-¿vienes por el servicio?- solté una pequeña sonrisa. -lo siento eres la primera mujer que viene en semanas, por lo general son mujeres mayores que quieren experimentar y no vienen vestidas como asesinos seriales escabulléndose por las habitaciones...

-perdón por lo de hace rato, en serio... no soy de hacer cosas como esta; si mi padre se entera de que vine... De seguro me mata, Pero es mi último día aquí, así que puede irse al diablo por hoy ¿no crees? -   sus palabras eran seguras pero su cuerpo actuaba tenso, tanto que hacia flaquear su seguridad.

-Conoces el precio ¿verdad? -  

-Espero que sea treinta dólares, porque es lo único que traigo conmigo. - vació sus bolsillos

-Hmmm, quítate la ropa...- la mire de pies cabeza  -tal vez puedo hacer una excepción hoy ¿no crees? - puse el cerrojo, y me lancé despacio sobre ella en la cama

-Relájate... es como la primera vez.. - le quite la sudadera negra, y deje al descubierto su torso vestido por una blusa de tirantes blanca; besé su clavícula y fui subiendo por su cuello hasta su oreja, podía sentir como su cuerpo se estremeció; su piel era tan suave, su perfume dulce casi desvanecido se mezclaba con el olor a humedad probablemente venía de caminar bajo la lluvia un rato.

-si sobre eso... - se irguió quitándome de encima y empujándome al filo de la cama, ya sentadas bajó su cabeza dejando a sus mechones dorados caer sobre su rostro.

suspire -por favor, no me digas que eres virgen...

𝓛𝓮𝓸 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora