Capitulo V: 𝕌𝕟 𝕔𝕒𝕗é 𝕔𝕠𝕟 𝕤𝕒𝕓𝕠𝕣 𝕒 𝕥í

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- Prueba con agua fría...
Sabes al principio tuve mis dudas, pero ahora que te veo en sujetador estoy muy segura de que eres tú.

Estaba helada, mis manos temblaban y sudaban un poco pero con el restregar de la blusa era muy difícil de notar, por lo que no levanté la mirada.

-Y tú eres?

-Creo que si sabes quién soy, de lo contrario no hubieras huido así de la cafetería.

Con valentía, e intenciones de darme un aire de relajada, solté la blusa y coloqué mis palmas a cada lado del lavamanos, y observé con mi mejor imitación de la "cara de poker" a la rubia por el reflejo del espejo; yacia reclinada sobre la puerta cerrada.

-De verdad no sé de que me estás hablando, es la primera vez que te veo y esto ya es incómodo.
Tomé mi mochila y la blusa empapada y me abrí paso a la salida, sujete la manija de la puerta y cuando está se movió cinco centímetros, me sujeto del brazo y me hizo volverme hacia ella, velozmente se abalanzó sobre mí y me besó, sin darme oportunidad a reaccionar, arrimando contra la puerta para que nuestro peso la mantuviera cerrada, pude sentir como cada vello de mí cuerpo se erizó, sus manos tocaron mis senos casi desnudos y los apretó, en cuanto lo hizo la aparté de mi bruscamente.

-Eres tú- su sonrisa era la de un niño luego de cometer una travesura.
No dije nada, de verdad no me salían palabras. Eran sentimientos mezclados, sentía terror, enojo, confusión. Sea lo que sea no podía seguir dentro de ese baño, abrí la puerta y me marché. Fuera de el, volví a la realidad gracias al chiflido de un par de chicos que pasaban por ahí. Mierda!

- ¡¿Qué?! ¿nunca habían visto un par de tetas? - abrí mi mochila, saqué una sudadera y me la puse. -Esto no podría ponerse peor.

No podía permitir que ese incidente ocupara mis pensamientos todo el día, necesitaba enfocarme en algo más; en la noche conversaría con Giselle, solo debía mantenerme lo mas alejada de la rubia. Ya en mi salón, me senté en las últimas filas del lado izquierdo de la habitación, aislada cómo siempre. No puedo tener amigos, mientras más te conocen, más te observan, y si lo hacen es probable que te descubran; no podía perder mi beca, que me expulsaran sin opción a retorno de una de las mejores universidades pagadas de la ciudad, mancharía mi récord académico y ya no podría entrar en ninguna universidad de prestigio. Estudiar aquí podría abrirme muchas puertas al mundo laboral, el dinero rápido no me venía mal, pero no quería seguir en esto por el resto de mi vida, en conclusión necesitaba mantener mi beca para salir de Madame Dubois.
Mi mochila empezaba a humedecerse de un lado, así que saqué mi libreta de apuntes y todo aquello que fuese vulnerable a daños por agua...

- ¿Espresso, verdad?- Colocó el vaso de café a un lado de mi libreta y se dejó caer en la silla de lado- Me gusta más el chocolate caliente, pero este café acaba de convertirse en mi favorito... porque tiene sabor a ti.

No emití ningún sonido, y me límite a tratar de secar mi libreta.

-Esta bien, ley del hielo... me lo merezco y me iré en cuanto aceptes mis disculpas- acercó el vaso de café hacia mis manos.

-Buenos días jóvenes. - interrumpio un hombre robusto y caucásico que atravesó la puerta del salon- Soy el PHD. Isaac Hemsworth, seré su maestro de Matemáticas Financiera.

Solo se volvió hacia el pizarrón

-¿No irás a tu clase? - le pregunté

-Estoy en ella.

Mierda! ¿Por qué yo Señor? ¿No tienes suficientes guerreros ya? No soy el maldito Rambo.

-Prometo no molestarte. - continuó hablando por lo bajo.

-entonces vete a otra silla.

-si me voy no podré conocerte mejor...- al notar que ya no respondí, siguió-. Me llamo Margaret Saint-Claire.

Su apellido se me hacía familiar, pero preferí no preguntar.

-¿cómo te llamas?realmente... Bien, seguimos en ley del hielo; Supongo que puedo esperar a que el profesor lo diga.

Yo no diría que estuviese aplicando la ley del hielo, más bien parecía la del dinosaurio... "Si no me muevo no me ve", "hacerse el muerto hasta que se aburra".. técnicas ridículas de supervivencia que al parecer estaban dando resultado; y habría sobrevivido más tiempo si el traicionero de mi estómago no hubiese rugido, en ese instante el café se veía muy tentador e irresistible; de verdad me dispuse a ceder ante la tentación y tomarlo pero la rubia se me adelantó a ella ni siquiera le gustaba el café, solo lo tomó para molestarme.

Deslizó su libreta hasta mí*

-Sí lo quieres tendrás que decirme tu nombre...   Xd

Tomé mi bolígrafo y escribí*
-¿No eran tus disculpas?

-Bueno, no las aceptaste a tiempo.. inferí que no te gustó la manera en que las ofrecí :(

Empujé la libreta de regreso; tardo un poco pero la regresó**

-Comemos algo? Yo invito, no puedo escuchar nada gracias a tu estómago :(

-nunca te das por vencida?

-Me dicen Luis Fonsi :vv

Suspiré, y firmé mi sentencia.

-ok.

Traicionada por mi propio estómago, si no puedo confiar en mis propios órganos entonces no hay nadie en quien confiar.





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⏰ Última actualización: Oct 27, 2021 ⏰

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