Introducción

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Su rutina siempre era la misma; se levanta por la alarma o los molestos rayos del sol, se da un baño, va a desayunar a la cafetería donde es cliente frecuente; pide el té de menta cargado sin leche de todos los días junto con unas galletas recién horneadas. De vez en cuando lleva un libro para entretenerse y cuando no lo hace, sólo se dedica a mirar a las pocas personas que se encuentran en el establecimiento.

Algunas veces observa a las personas que se encuentran. Son rutinarias. El mismo señor con su esposa al fondo de la cafetería platicando amenamente. La chica con audífonos y libro en mano en una mesa pegada a la ventana. Un chico en la barra con el café de todos los días platicando con la mesera y uno que otro mesero.

«Al parecer no soy el único que repite su rutina», pensó aquel chico de pelo castaño y ojos azules.

Ese castaño siempre se sentaba en la mesa alejada de todos pegada a la ventana, donde, si no se entretenía mirando a las personas, admiraba el paisaje que Londres le brindaba todas las mañanas. Lo que él no sabía, era que aquella mañana su rutina cambiaría y tal vez, sólo tal vez, para siempre.

La mañana donde el mar tocó la tierra. La mañana donde azul se encontró con verde. La mañana donde el Sol conoció a la Luna. La mañana donde Tomlinson conoció a Styles.

Ese día Louis notó alguien nuevo en esa cafetería que suele visitar. La persona que vio estaba unas cuantas mesas alejado de él; tenía el cabello de un tono castaño oscuro recogido en un moño, pero aun así se le notaban sus rizos. Su piel era clara y parecía sentirse suave. Su mirada estaba fija en el menú, por lo que no le alcanzaba a ver el color de ojos. Las pestañas que adornaban sus esferas eran un poco largas.

Vestía una camisa blanca lisa junto con unos pantalones negros ligeramente ajustados. Traía una gabardina negra cubriéndolo de ese frío característico del lugar, unas botas cortas café claro protegían sus pies.

Para su vista era realmente atractivo. Las preguntas que acudían a él eran: ¿por qué nunca lo había notado? ¿Era nuevo en la ciudad? ¿Qué hacía tremendo hombre atractivo en un lugar como ese?

Aún más importante: ¿estaba soltero? —Por dios, Tomlinson, apenas y lo has visto. No lo conoces ¿cómo puedes pensar eso? —se regañó mentalmente, pero ¡hey! No había nada que perder.

—Creo que ahora tengo ganas de despertarme todas las mañanas —durante toda su estancia en esa cafetería, se dedicaba a admirar al hombre que tenía en frente. Los demás no importaban para él. Después de un rato logró verle el color de los ojos. Eran verdes, mas no cualquier verde. No, eran unos verdes olivo brillosos. Para él se mostraban como unos verdes únicos.

Trataba de admirarlo discretamente sin que notara su presencia, sin embargo, lo que no sabía es que aquel chico de ojos verdes ya lo había notado.

Probablemente no era el único que se había cautivado, mucho menos el único en querer ir a visitar esa cafetería todas las mañanas.


(When The Day) Met The NightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora