Broken Model |Tk| ✔

Capitulo 1

CAPITULO 1.

Jungkook. 

Me siento en el sofá de mi nuevo departamento totalmente pagado con el dinero de mis padres, a observar la vista que tengo hacia el horizonte y la bella ciudad de Seúl. Los edificios se ven pequeños y las personas parecen siluetas tal cual hormigas. 

Estoy balanceando mi copa de champagne cuando mis padres se acercan al balcón para hablarme. Por un momento creo que vienen a platicarme sobre alguna de esas lujosas fiestas a las que van de la empresa y que me pedirían que vaya a elegir mi mejor traje. 

Pero sucede todo lo contrario. 

Algo de lo que jamás hubiera estado listo. 

Mi mamá me levanta de la reposera y me coloca frente a ella. Ambos están serios como un abogado en medio de un juicio que tiene que ganar para su cliente. 

— Tenemos que hablar contigo, Jungkook. — dice papá mirándome fijamente a los ojos.

— Claro, díganme — les contesto bebiendo de mi copa con una sonrisa y alzando la ceja.

Mi madre suelta un suspiro, por un momento llego a vislumbrar las canas que adornaban sus cabellos castaños. Ella me quita la copa de sopetón con un movimiento tan fuerte que el contenido cae al suelo, cerca de mis pies.

— ¿Sabes porqué razón te compramos este apartamento? — dice ella algo molesta. ¿Acaso está molesta porque estoy tomando una copa otra vez?

— Por que soy su hijo — respondo Irónico con una sonrisa mientras que con una mano llevo mi cabello hacia atrás.

Mis papás se miran y ambos niegan con la cabeza.

— Ya tienes veintidós años. — empieza papá. — Tienes que conocer el mundo.

— Eso no explica por qué me compraron un nuevo y lujoso apartamento.

— Tienes que ir a trabajar — dice súbitamente mi madre.

Me quedé con la boca por el suelo y los miro durante un instante. Luego suelto una carcajada que me hace doler el estómago.

— ¡JAJAJA! — Suelto alargando la última "A" sin poder evitarlo — ¿Trabajar? — me señalo con el dedo índice — ¿yo? ¡oigan, es una broma excelente!

Entonces mi madre hace una cosa que tampoco me la esperaba. Me da una cachetada que me voltea el rostro.

— Hijo, nosotros cuando teníamos tu edad conseguimos un puesto en una universidad prestigiosa porque los ingresos de nuestros propios padres así lo permitieron por suerte. — contesta papá.

— Tú no seguirás viviendo de nosotros, al fin y al cabo es dinero que ganamos con nuestro esfuerzo. Ya eres un adulto hecho y derecho. — dice ella señalando mi cuerpo pero apuntando principalmente a mi mente.

Mamá apoya la copa en la mesa del balcón.

— Basta de fiestas, basta de alcohol, basta de pedirnos dinero para hoteles... — sigue mamá con las cejas fruncidas — y basta de ser un mantenido.

— Pero...

Papá me calla.

— Ya hemos conseguido un trabajo para tí — suelta papá con una sonrisa amable. Tan amable que me parece socarrona.

Lo odié con todo mi ser por un momento.

— ¿Están locos? — exclamé alzando una mano sin poder creerlo — ¿Qué tipo de trabajo podría darme una cantidad desastrosa de dinero para mantener este lugar?

No hay chances. ¿Acaso me están mandando a prostruirme y cobrar tres mil dólares la noche o qué rayos. Está bien que adoro el sexo ¡Pero no es para tanto!

— Exactamente — dice mamá — como este departamento es un lugar muy caro y las expensas son altísimas te hemos conseguido un trabajo con una persona especial.

— No me digan... — mi corazón late por un momento — ¡¿Seré el nuevo secretario de Robert Downey Jr?! ¡Por el amor de Dios díganme que sí! ¡IRON MAN AHÍ TE VOY!

Mis padres sueltan una carcajada que me parece muy grosera.

— No. — dice mamá.

— Cuidarás a alguien día y noche. Ya hemos firmado el contrato por ti y este fin de semana irás a conocerlo. — dice papá.

— No me digan que me están obligando a cuidar con alguien de síndrome Dawn o un ciego o algo así...

¡Voy a matarlos!

— Bueno... la persona que vas a cuidar está pasando por una etapa muy pero muy difícil. Necesita compañía — cuenta mamá — y esperamos que cuando lo conozcas cambies un poco. Personas como él te enseñaran el verdadero valor de la vida, hijo.

Genial. Mi mundo se estaba venido abajo en un solo segundo.

Mañana sería mi último día de libertad.