VII

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Las personas se movían con agilidad en el salón principal y una bella dama de cabellera cobriza supervisaba que cada detalle estuviera en su lugar y perfectamente organizado, quería sorprenderlo, quería que fuera un buen día para el platinado.

Las palabras severas de su último encuentro aún seguían frescas en su memoria, esas palabras que le calaron más hondo de lo que pensó. Sabía que expresar sus deseos de formalizar una relación podría haber sido rechazados y a pesar de eso una ferviente esperanza nacía en ella como parte de algún día no muy lejano pudieran estar juntos como ella quisiera.

Recibió una negativa por parte de Hades a tal petición.

Lo sabía, pero ¿Por qué?

Las cosas después de ese día habían ido en picada, el mayor de los hermanos Greek hacia de todo para evitarla justificándose con la excusa de que tenía mucho trabajo y juntas con los socios más importantes de la empresa heredada por parte del difunto Cronos y no sólo con ella, sino que su relación con sus hermanos parecía empeorar cada día más. Poseidón le tenía un fuerte resentimiento al mayor y Zeus trataba de mantenerse neutro aunque cada vez le costaba más trabajo no tomar partido por alguno de los dos hermanos.

—¿Sabes que esto es una mala idea, cierto? —cuestionó el pelinegro entrando al salón mientras se acomodaba el saco negro

—¿De qué hablas? —Persefone estaba algo confundida —Es el cumpleaños de Hades, merece algo especial —sonrió con dulzura y Poseidón frunció el entrecejo

—Él lo odia ¿No te lo dijo? — Eso sí era una novedad, Hades nunca le había comentado que odiaba su cumpleaños

—No— respondió con un tono algo desanimado —Tal vez deba cancelar todo antes de que llegue—

—Vamos cuñada— exclamó Zeus entrando alegremente —No le hagas caso al amargado de Poseidón, acaba de terminar con Anfititre— bromeó el castaño

—Eso no es cierto— reprochó el pelinegro a la defensiva —Solo hemos tenido una pequeña discusión— se justificó

—Aja— Zeus le dió por su lado mientras se acercaba a Persefone —Yo estoy de acuerdo con que celebremos el cumpleaños de nuestro hermano— sonrió —Tal vez y le cambie la cara para variar—

—Sabes que Hades no estará de acuerdo y no le gustará— volvió a decir Poseidón

—Ya ha pasado mucho tiempo ¿No crees? —cuestionó —Ademas esta vez tenemos un arma secreta—

—¿Arma secreta?— Persefone preguntó

—A ti, Hades te quiere y apuesto lo que sea que le gustará todo lo que venga de ti— el castaño la animó y la joven asintió convencida

—Esto es una mala idea y lo sabes— Poseidón lo señaló y se retiró del salón

—Pero...— la joven trató de objetar, no obstante el hermano del medio ya se había ido

—Dejalo, este... No es un buen día para los tres— explicó el menor haciendo referencia a qué fue el día en que su madre los había abandonado

—Bien— susurró no muy convencida

—Empecemos si queremos sorprender al anciano— volvió a bromear mientras jalaba a su cuñada y seguían organizando el salón con dedicación

Los minutos se volvieron horas y poco a poco todo iba quedando en orden, la decoración y los arreglos eran sobrios, elegidos cuidadosamente para la ocasión. Zeus y Persefone habían quedado satisfechos de su propio trabajo, habían terminado en un buen tiempo y ahora se dedicaban a descansar mientras admiraban el fruto de su esfuerzo

PerséfoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora