No hace falta decir de qué tratará esto
Si me conoces, no lo leas (hablo en serio) Por si acaso, no lo escribí yo, fue Patricia.
Mini maratón navideño 1/2
Dedico capítulo a la lectora que más comentarios deje <3
Ashton
Mierda.
Sí, ese es mi pensamiento más recurrente en estos momentos. Mis manos suben por sus piernas desnudas y me presiono más contra su centro. Hace menos de una semana no me imaginaba en esta situación con Bríxida, llevo tres días bajo los efectos de la proximidad de la luna de apareamiento y me ha estado costando mantener las manos quietas, sobre todo por las noches. No me he resistido por mucho tiempo, a pesar de que sé lo que piensa Bríxida acerca del contacto físico, aunque ahora no parece estar muy disgustada.
Clava las uñas en mis hombros y se tensa contra mi pecho. Deja que la tome de la manera que me plazca, tocando lugares que antes no me habría permitido y me permite ir incluso más allá de los límites.
Esta no era mi idea inicial. Lo único que quería era tentarla un poco, no ha querido alimentarse de sangre a pesar de que sabe las consecuencias de ello, creí que si jugaba lo suficiente con sus nervios podría persuadirla de empezar a aceptar su nueva dieta. Cuando asimilé que ahora tiene el gen vampírico en su sistema, no tardé en llegar a la conclusión de que, como su compañero, también soy su donante. Ella necesita alimentarse de mí para sobrevivir.
Pero creo que yo también necesito de ella, aunque no de la misma forma. Quiero poseer cada centímetro de su piel.
Escogí la biblioteca porque es silenciosa, pocas personas vienen por aquí, los pasillos están vacíos la mayor parte del tiempo, además, cuenta con mucha oscuridad. Pensé que sería más cómodo para Bríxida hacer este tipo de cosas sin la presencia de luces. Como dije, al inicio solo fue por el tema de la mordida, que también es algo muy íntimo, pero ahora no puedo estar más que conforme con mi elección del lugar. No la quiero retraída ni insegura, la quiero entregada y dispuesta.
La deseo, y no sé cómo haré para mantener mis manos lejos de ella después de esto. Su piel es suave y carnosa bajo mi tacto. Mis dedos juegan con el borde de sus bragas, está húmeda y su olor es intoxicante, un llamado a mi parte lobuna que me está enloqueciendo. Está tomando toda mi fuerza de voluntad no tomarla sin miramientos, aquí mismo contra los estantes. Mierda, nunca creí necesitar así a nadie. Solo a ella he deseado con esta intensidad.
En contra de mi buen juicio, tiro de su ropa interior y la deslizo hasta sus rodillas. Bríxida se tensa y aprieta las piernas como si se resistiera, es toda la señal que necesito para detenerme.
ESTÁS LEYENDO
La Soberana Maldita ©
Fantasía«Se arrodillan ante su soberana, pero a mis espaldas susurran la palabra "maldita"». Las maldiciones persiguen a cualquiera, sobre todo si naces con una corona sobre tu cabeza. Tras seis meses formándose en el vientre de su madre, la primera primogé...