Bosque

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Sus pies bajando de los pedales de las bicicletas que habían usado para adentrarse dentro del bosque y el aire puro entrando a sus pulmones.

Había sido algo difícil pero finalmente habían llegado al bosque que Adrien siempre visitaba con su mamá.

Azabache y rubio se encontraban deteniendo sus bicicletas en uno de los tantos árboles del lugar, escuchando el crujido de las hojas secas ser aplastadas a su paso.

-Porfavor, imaginame en los árboles siempre que regreses a este bosque

Le pidió Marinette a su amado que asentía con una sonrisa mientras tomaba su celular y capturaba aquel momento con ella.

-Creo que llegué a mi mejor momento a los siete años.

Comentó el Agreste recordando las ocasiones en las que su mamá y él salían a caminar y recolectar hojas bonitas en ese mismo sendero.

Después de aquella edad, su papá comenzó a delegarle más responsabilidades, por lo que casi no podían salir juntos.

-Mis pies en el columpio, sobre el arroyo. Recuerdo estar muy asustado como para saltar. Pero después estaba arriba, en el cielo y este bosque a mis pies.

Marinette se acercó donde el tomando su rostro y el recargo su frente en la de ella, mientras guardaba un poco de silencio recordando los grandes momentos que vivió con su madre.

-Té dulce en el verano. Lo recuerdo.

Dijo Marinette al llegarle a la memoria alguna otra anécdota que el rubio le había contado y este sonrió al ver que la recordó.

-A nadie le hablo sobre mi madre, jurame de corazón que no le dirás esto a nadie.

Ella solo asintió con una sonrisa, mientras se sentaban sobre un tronco de un árbol grande, siendo imitada por el.

-Aunque ya casi no pueda recordar su rostro más que por las fotos, aún la amo.

El Agreste recargó su cabeza en el cuenco de su cuello y esta lo abrazó.

-Su cabello como un patrón. Recuerdo todo lo que me has contado sobre ella.

El la miró con los ojos llorosos y se acurrucó en su pecho dejando caer algunos sollozos sobre el, sintiendo la misma calidez como si fuese el de su madre.

-Marinette te amo de la luna hasta Saturno.

El solo la miró con sus ojos verdes acuosos, respirando su cuello.

-Nuestro amor es como una canción de amor y durará por mucho tiempo.

El asintió recordando como su padre lo había regañado enfrente de Marinette antes de salir, sintiendo una leve caricia en su espalda de la chica que más amaba en el mundo.

-Sabes, había querido decirte que talvez tu casa está embrujada. Tu papá siempre está enojado y eso puede ser la razón del por qué.

El la miró con una sonrisa, haciendo que su ánimo se levantara levemente, mientras le daba un beso en la mejilla, ya teniendo un semblante más relajado.

-Deberias de venir a vivir conmigo. Y podríamos ser superhéroes. Así ya no tendrías que llorar más, o refugiarte en tu habitación. Así como un capítulo de una historia de amor.

Adrien no pudo evitar sentir ese mismo calor en el pecho que sintió cuando supo que la amaba, abalanzandose sobre ella dándole un largo beso con sus ánimos restaurados.

De un salto se levantó con ella en brazos mientras le daba vueltas con el fresco aire y las hojas comenzando caer.

-Recuerdame cuando veas malesa como esta.

Señaló el Agreste antes de darle un beso largo y profundo, mientras la mecía al compás del viento con ternura.

-Antes de aprender sobre modales, solía gritar tan fuerte como quisiese.

Ella con una sonrisa lo tomó de su rostro, retirando los cabellos que por el aire estaban en su mejilla.

-¡GRITA!

Habló fuertemente mientras dejaba caer sus manos hacia atrás, con sus cabellos ya revueltos.

-¡A-ah!

Gritó con duda mientras ella se dejaban caer sobre la maleza que prometieron que recordarían siempre.

-Sabes que, empaca tus hilos y tus suéteres. Nos mudaremos a una isla desierta. Y así como una historia de amor nuestro amor durará por siempre.

Ella solamente rió y asintió.

-Adrien, no podemos hacer eso.

El solo rió y la dejó caer a la maleza, poniéndose sobre ella.

-Prometeme que algún día lo haremos.

Ella asintió y le dió un largo beso antes de que los kwamis regresaran donde ellos al haber estado jugando por un largo rato con un zorro que habían visto de una cueva cercana.

Fin

Adivinen en qué canción me base para escribir esta.

En "Seven" de Taylor Swift.

Es la canción más inocente que jamás he escuchado. Me gustan los amores inocentes.

Ojalá les haya gustado y espero perdonen la ortografía. Esta ocasión no la checaré.

En fin disfruten.

Momentos (One-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora