Día del trabajo.

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Siete cuarenta de la mañana y Adrien preocupado tocaba la puerta de la recámara de su papá.

-Padre.

Le llamó insistentemente al otro lado de la puerta mientras escuchaba como pasos de pantuflas se acercaban donde él.

-Adrien, ¿Qué haces aquí?

Preguntó el hombre abriendo la puerta y dejándose ver en una bata color fiusha, usando una mascarilla de color verde en su rostro.

Adrien al verlo suprimió un grito, tomando una bocanada de aire para hablar sin que su voz saliera temblorosa.

-Tengo que ir a la escuela.

El hombre se encogió de hombros y tomó la puerta para cerrarla.

-Excelente, que te vaya bien.

Entonces se dispuso a cerrar la puerta hasta que el pie de Adrien lo evitó, interponiendose antes de que esta se cerrara.

-Tienes que llevarme.

Le dijo ahogando un grito de dolor pues su pie había sido aplastado por la puerta, a la vez que miraba como su progenitor aguantaba la risa.

-Adrien, por favor, yo no hago eso. Gorilla lo hace. Ahora vete a la escuela, entras en 10 minutos.

Estaba por volver a cerrar la puerta cuando el otro pie de Adrien se interpuso.

-No está. Ni Nathalie, ni el chef, ni nadie. Es el día del trabajo. Se los diste libre.

Gabriel cerró los ojos con pesadez,  recordándolo todo. De esa manera corrió por las llaves del auto y bajó las largas escaleras de su recibidor, hasta que escuchó en su casa retumbar un gruñido estomacal.

-No has desayunado ¿cierto?

El hijo negó con miedo ante la mirada de enojo de su padre mientras este se dirigía a la cocina.

Solo lo tenía que alimentarle, porque si llegaba a adelgazar demasiado, su ropa podría lucir flácida y no le gustaban los estilos oversize.

Puso un sartén y estrelló un huevo en él con todo y cáscara, moviéndolo con un popote de plástico que encontró por ahí. El ojiverde estaba por decirle que la estufa tenía que encenderse, hasta que miró el rostro verde y fúrico de su padre, guardandose sus palabras.
Fue cuando el hombre vació el huevo crudo a un plato, cuando el rubio se arrepintió de no haber hablado.

-Come.

Y le pasó una cuchara haciendo que el menor sintiera asco.

-¿Eh?
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-¡No desayunaste porque según le faltó sal a mi huevo, ni siquiera te bañaste porque no te despertó Nathalie, tenemos que ir pasandonos semáforos casi atropellando gente y aparte vamos tarde Adrien!

El regañado quería llorar, y aún más después del descubrimiento que acababa de hacer, tomando valor de donde no tenía para terminar hablando con un hilo de voz.

-Padre yo... detente porfavor. Tengo que decirte algo.

Gabriel lo miró con rabia atravez del retrovisor, mientras sonaba el claxon a una persona que se le había atravesado.

-¿¡QUÉ RAYOS QUIERES AHORA ADRIEN AGRESTE GRAHAM DE  VANILY ATANASIO, QUÉ?!

El rubio sintió como su voz se agudizaba cada vez más.

-Yo... yo... a mi... a mi se me olvidó la mochila en la casa.

Gabriel soltó el volante y Adrien palideció al ver como su padre giraba a verlo con furia pura en su rostro.

-¡Papá toma el volante!

-¡HUMÚNCULO NALGASMIADAS VEN Y ACERCA TU CABEZA AQUÍ!

El ojiverde se arrinconó lo más que pudo en la esquina del auto, intentando huir de la mano de su papá que intentaba seguramente matarlo.
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Con su mochila ya en mano, Adrien observó a su padre que aún tenía la mascarilla verde y su bata color fiusha, arribar a la escuela ya un poco más calmado.

Entonces el modelo sintió su estómago frío al ver como la escuela estaba cerrada con un cartel que decía "Feliz día del trabajo" y otro que decía "Viernes primero de mayo no hay clases"

El rubio no lo dudó y bajo del auto antes de que su padre lo hiciera explotar de enojo con ellos adentro. Fue huyendo de su padre cuando chocó con Marinette que llevaba un croissant en una mano.

-Adrien, ¿Qué haces afuera? Ya es tarde.... ¿Es mi imaginación o Gorilla luce raro?

El Agreste la tomó de la mano y sin darle explicaciones la jaló corriendo, pues su padre ya había puesto el carro en reversa para perseguir a su hijo.

-Marinette, ahora te cuento los detalles, pero necesitamos correr o mi padre me va a matar.

La ojiazul jadeo de miedo al ver al hombre por la ventana.

-Espera, ¿el de la cara verde es tú papá? ¿Está akumatizado?

Él negó mientras le quitaba el croissant mordido por ella, comiendo un poco mientras cruzaban la calle, agradeciendo a la vida el que un semáforo haya hecho a su padre quedarse atrás.

Al final del día, Gabriel akumatizó a alguien para que buscara a su hijo, ellos lo derrotaron y después de eso le llevaron una bandeja de croissants al hombre, haciendo que la cabeza de Adrien quedara salvada.

¿Cómo están?

Yo con sueño. Esta es la historia que más rápido he escrito y subido. Menos de una hora, así que no prometo nada. Mañana la checo.

En fin, disfruten.

Momentos (One-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora