En camino al dichoso bar, ya que pelo pincho ya le había enviado la dirección, salió lo más pronto posible, para enseñarles a los extras que él era el mejor mucho más rápido. Caminaba y observaba los exteriores, ya que no tenía celular debido a que lo más probable sería que lo perdería o que se lo robarían, no tenía mucho más que hacer.Observaba el diseño de los hogares, los patios, mini jardines y gnomos que la gente tenía como decoración. ¿Quíen mierda quiere un enano sonriente de porcelana en su patio? En fín, gente con gustos raros, no es su maldito problema.
Pasó por una casa que llamó su atención, una casa con colores verdes en distintos tonos, una peculiar ya que el maldito patio era de una jodida película. Era putamente perfecto. Hijos de puta que tienen tiempo de regar las putas florcitas cada puta vez que las putas plantas lo puto quieren.
Puto jardín.
Puto patio.
Putas plantas.
¡Puto todo!
Escondió sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón, con el ceño fruncido y una vena latente en su sien, gruñió tal y como un animal y se dispuso a seguir caminando o de lo contrario se metería en la puta casa y arrancaría las muy putas plantas.
Pero, paró en seco al oír los desgarradores gritos de un niño. Por el tono agudo de voz, era un niño. Aquellos gritos los reconocía muy bien, eran de agonía. Agonía y dolor. ¿Debería quedarse a escuchar más?, tal vez...malditos impulsos.
Saltó la cerca de aquella verdosa casa, se acercó al muro y apoyó su oído para oír. Genial. Allanamiento de propiedad privada, en otras palabras "Allanamiento de Morada", está allí sin ningún tipo de permiso de intromisión. Ahg, no importa.
-¡I-inko!~---una gota de sudor frío cayó por su nuca. Puta madre, tan solo eran adultos cogiendo. O a lo peor, adolescentes. No es su puto problema. Suspiró, fue en vano eso. Con cautela saltó de vuelta la cerca blanca, y volvió a su camino original---.
Un escalofrío recorrió su espalda, los putos gritos se escuchaban a pesar de haber cambiado de la jodida cuadra. Puta madre, ¡muerdan almohadas!, incómodan a la gente con sentido común que va pasando.
Apuró su paso, odiaba seguir escuchando los jodidos gritos. Cinco minutos después, llegó a la entrada del dichoso bar.
-¡Blasty!---se le tiró encima. Como siempre. ¿El bastardo quiere morir?, tal vez algún día podría hacerle el favor. Oh, esperen, es ilegal---.
-¡Quitate pelo pincho!---con una mano en la frente del contrario y la otra en su hombro, estaban forcejeando. Uno para que lo suelten y el otro para no soltarlo---.
-¡Baku-bro!---salió el rubio de ojos ámbar mejor conocido como pikachu o por sus otros nombres, Kaminari Denki. Policía experto en los casos que tengan que ver con drogas y alcohol, curioso, ¿no?---.
-¡Salgan pendejos de mierda!---a colmo de uno, ahora eran dos estúpidos los que tenía colgando. Hermoso---.
-¡vamos boludos, a romper récords! ---gritó el latino, más bien conocido como Sero Hanta---¡tiempo al pedo tarados!---bebió de la botella que tenía en mano, del pico, sin vaso---.
-¡ya voy latino asqueroso!---se soltó finalmente, Sero era su mayor contrincante el muy maldito podía beber un cajón de cerveza sin inmutarse---.
-¡asqueroso tu culo hijo de puta! ---le dirigió su dedo del medio---¡el único que puede quejarse soy yo!---otro sorbo más, más duradero y por ende más cantidad. Eijiro y Denki lo volvieron a tomar por los hombros---.
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《El Misterioso Caso Del Niño De Ojos Verdes》
Mystère / ThrillerKatsuki Bakugou, un chico bastante joven. A la edad de tan solo veinte, ya era un popular abogado y detective. Reconocido por los policías de alto rango, jueces y sobre todo el amplio internet. Su vida da un giro inesperado cuándo le otorgan el caso...