Muñeca

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Empezaste tarde a decir lo que realmente pasaba por tu mente, muñeca.

¿Pasare por fin a ser quien piensas que soy, ó, te sentaras a escuchar perra estupida?

Quiero terminar con esto, sentir la terrible sensación de que siempre pensaste lo peor, Monica.

Seda, Lana, Piel, Algodón, Poliéster y nada te queda tan perfecto como la maldita hipocresía.

Puta egoísta muñeca narcisista.

Que valor tiene todo tu armario, ¿qué es lo que podría hacer que alguien atraviese con plomo su craneo?

Muñeca, abre con obvia delicadeza tu ventana y tira a todas las castañas  de tus redes, simplista.

Creo que me derrite todo el calor de tu cuerpo, pero me congela todo el frío de tus palabras.

Como algo tan perfecto puede no tener sentimientos y de corazón llevar heno, 

creo que extraño sentirme aplastado por tus caros zapatos, tus lindas mayas rasgadas y tus pequeñas faldas macabras.

Los listones que adornan tu coleta hacen que el golpe en mi ego sea mas fuerte. Muñeca, me hipnotizo.

Aquello que robo mi corazón.

Que arrastras sin temor.

Creo que lo mas que me hizo sentir tu mal de palabras, lo perfecta que era tu tela por fuera, lo raro que era tu sollozo.

Creo que me gusto todo lo que arrastrabas.

Pero eres tan maldita que la hipocresía termino por atravesar mi craneo por igual que el maldito mentor.

Mentor que quizo ayudar.

Ahora estoy frío; mas de lo que me hacían estar tus palabras, sobre la mesa, con la cabeza abierta y un poco de plomo adornando el rojo órgano desarmado.

Muñeca la que dejaras encima de esa blanca piedra, Muñeca.

¿Que tan profundo buscaste en tu armario esa vez? Monica.

Perra culpable, ¿a cuantos has adornado con tu armario?

¿Alguna vez pensaste en el presupuesto de quien no quería tu asquerosa ropa cara y delicada? Apostaría que no, Muñeca.

Por algo eres delicada.

Puta.

Monica.

Mi amor. ♡


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