Capítulo 1

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-Debes dejar el Skateboard, no estás en condiciones lo sabes ¿Verdad? - regañó la madre del pelirrojo a verlo salir de la casa sosteniendo su patineta con la mano izquierda.

-Lo sé... Será solo por hoy, lo prometo.

-No tardes, lloverá pronto. - así el chico salió de casa sobre su patineta, el cielo estaba nublado y el aire era más frío a cada minuto, no era nada conveniente para su condición actual, tal y como había dicho su madre; él sabía que debía cuidarse, al menos si quería seguir con vida. Se sentó debajo del puente cerca de la orilla del río, abrazó su patineta y lloró. Sintió como si el peso que guardaba en su pecho se desvanecía, desde hacía unos días cuando estuvo internado, cuando le dieron su diagnostico definitivo, ese que llegó tan de repente como si lo hubieran empujado sin piedad a un lago en pleno invierno, su diagnostico fue: Osteosarcoma en grado dos, era un estado intermedio del cáncer en sus huesos, pero sabía que no tardaría demasiado para invadir su cuerpo, no sería demasiado fuerte. Su esperanza de vida actual era de tres a cinco años, o eso le había dicho su madre después de hablar a solas con el médico.

¿Amigos? No tenía muchos, Kojiro Nanjo también era conocido como Joe quien tenía un restaurante, Kaoru Sakurayashiki o Cherryblossom que también era profesor de caligrafía y tenía un club en la preparatoria a la que Reki asistía, Hiromi Higa en "S" era conocido como Shadow que la mayor parte del tiempo lo pasaba en su trabajo como florista, y Miya Chinen o simplemente Miya, un chico menor que él y estudiaba en la misma preparatoria, alguien a quien le apasionaba el Skateboard tanto como a Reki.

¿Quién diría que tantos años de entrenamiento se irían al caño después de una visita al hospital? ¿Cuánto tuvo que soportar para no rendirse mientras aprendía técnicas que Joe le enseñaba? Sin duda tenía mala suerte, quiso pensar que era un error al escuchar los resultados, pero de nada serviría engañarse a sí mismo por que en algún momento tendría que aceptar la realidad; iba a morir pronto, esa era su realidad, no le había contado a ninguno de los amigos aún, su plan era alejarse poco a poco, de la manera que fuera, no quería que lo vieran con lástima después de saber que sus huesos comenzaban a infectarse y después todo su cuerpo sería consumido.

-Reki, ¿Qué haces aquí? - la voz de Miya lo sacó de su ensimismamiento, aunque no miró a su amigo solo secó los rastros de sus lágrimas, sin tanto éxito.

-Solo quería tomar aire.

-Tu madre me dijo sobre tu diagnostico, ¿No pensabas decírmelo?

-No tiene caso, no me sirve de nada.

-¿Qué dices? Reki, somos amigos, Cherry, Joe, Shadow y yo somos tu apoyo.

-¡¿De qué me sirve?!... No quiero que me vean como alguien débil, no quiero que cada vez que escuchen mi nombre lo relacionen con este estúpido cáncer.

-Eso no es así, solo deja que te apoyemos, entiendo que debe ser difícil y más cuando casi pasábamos a las finales en "S", pero te prometo que haré mi mejor esfuerzo para ganar en nombre de ambos.

-¿Cuanto falta para las finales?

-Dos meses.

-Iré a ver la carrera, más te vale ganar - dijo Reki con una sonrisa llena de nostalgia,

-Lo haré - confirmó el menor devolviendo la sonrisa. Volvieron a la casa del pelirrojo donde Miya pasó el resto de la tarde esperando que la lluvia cesara mientras acompañaba a Reki a cenar, el chico mayor era más que un amigo para Miya, lo veía como un hermano mayor y el saber que la vida de su amigo no sería tan larga como esperaban era realmente doloroso. Por la noche los padres de Miya pasaron a recogerlo.

Al día siguiente Reki volvió a la escuela, entró a su salón de clases y tomó su lugar junto a la ventana, miraba como las flores de cerezo caían en grandes cantidades flotando en el aire, era posible que no pudiera ver la próxima primavera, así que se había planteado disfrutar de cada una de las estaciones. De repente sintió el malestar que lo había estado molestando a causa de su enfermedad, sus piernas dolían y aún así logró levantarse sin pedir ayuda, al llegar a la puerta la abrió de golpe encontrándose con ese par de ojos azules abriertos grandes como platos, seguramente lo había asustado, pero no tenía tiempo para disculparse, cruzó la puerta y tal como el típico cliché, sus piernas perdieron sensibilidad debido a que el dolo se había hecho más intenso, para su suerte el chico recién llegado logró sostenerlo por la muñeca.

-¿Estás bien? - preguntó el de cabellos azules.

-No puedo... No puedo caminar... - Reki se sintió avergonzado e impotente al mismo tiempo, sin embargo el chico que aún sostenía su muñeca lo llevó en brazos hasta la enfermería, sin importarle las miradas extrañas de los demás, ni los murmullos, aún sin importar que no se conocieran de nada. La doctora encargada de la enfermería atendió a Reki inmediatamente, le inyectó algunos analgésicos que ayudarían a calmar el dolor o al menos hacerlo soportable. Como era de esperarse llamaron a la madre del chico. Reki estaba recostado en la camilla y a su lado estaba el chico desconocido que lo había ayudado a llegar.

-Deberías ir a clases - habló el pelirrojo mirando el techo.

-¿Cómo te llamas?

-Reki... Reki Kyan, ¿Y tú?

-Langa Hasegawa, me acabo de mudar, vengo de Cánada.

-Ah... Cánada...

-Bueno debo irme, podemos habar luego si quieres - la pureza en la sonrisa de Langa provocó un cosquilleo en Reki, fue indescriptible, pero fue agradable. La madre de Reki llegó media hora después, lo trasladaron al hospital nuevamente, seguramente un par de días más internado, dos días en los que se enfermaba no por su cáncer, si no por la impotencia de no poder hacer nada para detenerlo quería sentirse libre como en el pasado, donde solo se dedicaba a pasar el rato con sus amigos, pero sabía que sería imposible hacer que los días volvieran a ser como antes. Creyó que no volvería a ver a ese chico, pero esa tarde Miya lo visitó acompañado del chico alto de ojos azules.

-Él insistió en venir, estuvo preguntando por ti a casi toda la escuela - explicó Miya.

-Lo siento, solo estaba un poco preocupado - Langa se disculpó juntando ambas manos a modo de súplica.

-No te preocupes - Dijo Reki - Me alegra que hayas venido - Y es que en verdad se sentía feliz, saber que alguien se preocupaba por él aún sin conocerlo le hacía sentir como una persona especial.

-Por cierto, tomé apuntes para ti son de las clases de hoy, espero que te sirvan - Langa le entrego un cuaderno a Reki quien lo recibió asombrado.

-Oh... Gracias... Cuando me recupere te lo pagaré - "cuando me recupere" vaya mentira que ni siquiera él se podía creer.

-No te preocupes, solo lo hice para ayudarte; quiero ser un buen amigo - y de nuevo esa sonrisa, Reki no sabía como reaccionar cuando Langa hacía eso, ¿Y qué era eso de ser amigos? ¿Acaso ese chico podía ser amigo de alguien que apenas conocía? Reki quiso negarse, pero sabía que para él era imposible rechazar a quien pedía su amistad.

-Gracias, te aseguro que seremos buenos amigos - el pelirrojo sonrió ocultando toda su tristeza.

"No quiero arrastrarte a sufrir conmigo"

|SOULMATES| RengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora